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El día siguiente fue bastante movido para los nuestros chicos, habían hecho planes y estrategias para el primer día de cacería, entrenaron el manejo de armas y estudiaron los posibles lugares en donde esconderse por si estaban en una situación de riesgo.

Era de noche y Emma no podía dormir, el tan solo pensar en todo lo que podía pasar al día siguiente le sacaba escalofríos, ¿Sus amigos iban a estar bien? ¿Los planes funcionarán? ¿Que pasa si no?. Estaba por tener un ataque de pánico, pero recordó que sus compañeros restaban dormidos, por lo tanto decidió salir a los pasillos y ahí descargar todo su miedo. Con lo que no contaba Emma es que no estaba sola.

—Oh, veo que estás despierta— dijo una chica que Emma pudo reconocer al instante por su voz.

— Ah, ehh... Solo salí a tomar un poco de aire, es que Don se tiró un pedo, y esas cosas son tóxicas — Emma había mentido. No iba a permitir que nadie supiera que había llegado al límite. —¿Tu que haces despierta a esta hora, profe Diana?—

—Dejemos atrás las formalidades, llámame Diana— dijo en forma divertida — y la verdad solo Salí a disfrutar del silencio, Yugo ronca demasiado—

—ni que lo digas. Estaba tratando de dormir anoche y se escuchaban sus ronquidos como si fueran disparos o algo parecido jajaja— río para luego rascarse la nuca.

—¿Porque realmente saliste Emma? Sé que no estás diciendo del todo la verdad— mencionó Diana cambiando totalmente su tono de voz a uno medio serio pero a la vez sereno.

—Ah... Pues... Los nervios de mañana. Realmente no sé que va a pasarnos— dijo de modo dudoso. Emma tenía muchos motivos para estar ahí, quería llorar y sacar todas sus lágrimas retenidas desde hacía 2 días, pero el encuentro con Diana le había complicado su plan—

—Sabes que puedes contar conmigo, ¿No?— la menor miro a los ojos a Diana — sin importar la razón, siempre voy a estar ahí. No importa si necesitas un abrazo, que te escuchen, o simplemente buscar respuestas. Ahí siempre estaré yo— luego de unos segundos de silencio la peli naranja le dio un abrazo a la rubia. Era un abrazo dulce y fuerte, como si fuera de vida o muerte.

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Eran las seis de la mañana y todos ya estaban tomando el desayuno. El ambiente desbordaba tensión por doquier.

—Wow, realmente extraño a mamá...— mencionó Gillian con un tono nostálgico. — Ella solía hacerme té con leche para el desayuno...—

— Yo también extraño a mí madre— dijo Ray viendo su clásico sandwich para luego darle una mordida — todos nuestros padres deben estar muy preocupados—

— Los míos no — todos se le quedaron viendo a Oliver por unos segundos —Digo, no sé preocuparon en cuidarme y me dejaron en un orfanato— fueron unos segundos incómodos en donde nadie sabía que contestar.

—El profesor Lucas estaba pensando en adoptarte, ¿No?— dijo Zack para cortar el silencio incómodo

—Si. El es como un padre para mí desde que entré al colegio a los... ¿Seis...? ¿siete años? Ya no recuerdo muy bien— dijo pensativo.

—¡Eso es muy bonito!— dijo Emma por primera vez en la mañana — realmente tienen unas vibes de padre-hijo impresionante. Es muy tierno— todos  asintieron dándole la razón a la chica.

—Ay tampoco es para tanto— Oliver se había puesto rojo. ¿Se notaba tanto que Lucas era como su padre? Literalmente era la primera vez que les decía sobre la adopción y ellos lo sabían de antemano.

Todos reían al ver cómo Oliver se ponía rojito. Realmente los momentos en donde todos hacían una actividad cualquiera subían el humor.

Era excelente, el ambiente estaba dejando de sentirse pesado. Poco a poco el resto de estudiantes empezaron a hablar con normalidad y finalmente todo se sentía como un día normal.

Sobrevive a la escuela Goldy PondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora