Capítulo 6. La reina de piedra

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Los soldados Nekrev que se abalanzaban sobre la borda para darle alcance insistían en sujetar el cuerpo inerte de Felicia en tanto el subía a bordo del navío real, pero Tevek no veía la necesidad de soltarla si bien era, perfectamente, capaza de subirlos a ambos. Cuando por fin estuvo a bordo bajo sobre su rodilla con Felicia apoyada entre sus brazos, estaba todavía inconsciente, no creía que estuviera respirando, había pasado mucho tiempo bajo el agua sin contar el golpe a la cabeza.

"Vamos bruja..."

"Deja" Taos aparecía al otro lado de la bruja y sin miramientos hundió su puño en el estomago de Felicia, acto seguido su cuerpo se sacudió y comenzó a expulsar el agua que había tragado, Tevek la giro para que devolviera todo "Mira que alegría, la bruja sigue con nosotros" Sin previa advertencia Taos tomo a Felicia por el cuello y así la arrebato de brazos de Tevek "Ahora vas a llevarme con mi hija" Volvieron a ponerse de pie y Tevek no logro frenarse al ver el rostro de la bruja contraído por el dolor, pero hubiera sido bueno que lo hiciera.

Felicia ya comenzaba a reaccionar cuando Tevek se interpuso entre ellos, fue entonces que su entrepierna recibió la patada que esperaba Felicia tenía destinada para Taos, su hermano la soltó al momento en que Tevek se metió entre ambos, el general Nekrev se prometió recordar que esa bruja no peleaba limpio mientras se doblaba con ambas manos apoyadas en sus muslos, Felicia había aterrizado sobre sus pies y por su flanco izquierdo percibió a un par de escoltas que intentaron acercarse a la bruja, mas un gruñido de advertencia de Tevek fue suficiente para que ambos se detuvieran en seco. Tevek tomo bastante aire, se reincorporo con la espalda erguida y los hombros hacia atrás, afirmando sus facciones para disfrazar cualquier remanente de dolor giro encarando a su hermano.

"¿Y tú que demonios haces?" Taos ni siquiera intentaba disimular la burla en su voz, sintió que Felicia se acercaba desde su espalda sujetando, débilmente, su antebrazo, bajo la mirada para encontrar las frágiles garras blancas de la bruja bajando hasta su muñeca, eran aun mas blancas que su propia piel y contrastaban por completo con sus garras negras, al hacer la comparación noto también que sobre su mano comenzaban a desvanecerse una serie de diminutas marcas oscuras, era el lugar donde la bruja le había clavado los colmillos en un intento quizá desesperado por hacerlo reaccionar mientras ambos se hundían en la profundidad del mar. Levanto la vista buscando los pálidos ojos rosas de Felicia contrariados por la culpa, seguramente, de haberlo golpeado, Tevek no tenia deseos de aliviar esa culpa, aun, pero se lo dejaría pasar esta vez ya que sumergidos en el mar aunque ella no entendía lo que estaba pasando su primer instinto fue ayudarlo, lo creyó en peligro y solo quiso salvarlo, a él.

"Ria esta a salvo" Se volvió para encontrarse ahora con la mirada poco complacida de su rey "Lo vi yo mismo" Una vez mas actuando sin dar advertencia Taos acorto la distancia entre ambos sujetando su cabeza con sus garras peligrosamente cerca de su ojo izquierdo, lo obligaba a verlo fijamente mostrando una hilera de afilados caninos mientras que su bestia se dejaba encontrar muy cerca de la superficie, Tevek sintió su propia bestia inquieta replegándose, reconociendo el dominio de su hermano.

"Claro que sí, lo viste ¡Y no hiciste nada!"

"Taos, Ria esta a salvo, tienes mi palabra..."

"Tu palabra no vale nada para mi bruja" Era ridículo lo aliviado que Tevek se sentía de que su hermano gritara esas palabras en su cara en lugar de ir por la bruja, lo inquietaba la manera en que Felicia continuaba llamando la atención de su rey.

"¿Quieres mi sangre?" Al escucharla Tevek gruño en dirección a la bruja, igual que su hermano, esa era la clase de situación que estaba temiendo. Taos finalmente lo libero y pasando a su lado fue por Felicia, esta vez no pudo meterse entre ambos no podía desafiar a su rey, abiertamente, dos veces frente a los guerreros, y siendo honesto una parte de el sabia que la bruja no dependía tanto de su protección como a su bestia le hubiera gustado creer.

La Llave de los ReinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora