Capítulo 10. El primer hijo

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A pesar de que hacía días que los dioses no se aparecían por ese reino, tan pronto como Felicia camino hacia el amplio jardín frontal de la mansión, sus botas se hundieron en una densa capa de nieve, era como si ese mundo hubiese sido alterado para reaccionar a la presencia de los Nekrev. Miro hacia su derecha donde Vek aun escoltaba de cerca a Ria, la nueva bruja todavía abrazaba el grimorio de Cazqui contra su pecho, al verlo Felicia sintió una punzada de autentico dolor.

"No nos quedaremos" Camino unos pasos hacia la entrada de la mansión pero sin salir del jardín, levanto sus dedos y silbo con fuerza, sabía que Adrián odiaría que lo hiciera y por eso era todavía más divertido.

Las puertas de las mansión se abrieron de par en par al escuchar el llamado de Felicia, del primer salón emergió una figura oscura en cuatro patas, sus orbes ámbar brillaban entre las sombras de la entrada con un aire malicioso, que el insolente lobo acentuaba mostrando dos hileras de afilados colmillos al gruñir. Tan pronto como sus miradas se cruzaron el gran lobo se abalanzo hacia el jardín, parecía que su objetivo era Felicia pero de pronto cambio el repunte de sus patas en dirección a Ria, en ese momento tanto Vek como Shira saltaron al frente de la nueva bruja para protegerla. El lobo freno en seco solo a unos centímetros de donde se encontraban el general y la dragón pero continuo con su actitud insolente, espina arqueada, colmillos fuera, garras aferrándose apenas a la nieve bajo sus patas.

"Basta" 

Felicia camino hacia el gran lobo y sin miramientos arranco un mechón de pelo de su cuello, el chillido del animal murió rápido bajo un gruñido de advertencia, lo dejo pasar pues sabía que, físicamente, le sería imposible atacarla, cerro su puño encendido con fuego violeta sobre el mechón negro, y su magia forjo un cuarzo de obsidiana.

Felicia camino despacio hacia la bruja mas joven, sabia que Vek no se lo impediría, y Shira mucho menos, el lobo que continuaba al otro lado de su formación aun gruñía resentido, cuando Felicia estuvo frente a Ria extendió su mano, pidiéndole en silencio que le diera el libro, Ria respondió entregándoselo de inmediato, Felicia lo sostuvo entre sus manos frente a la nueva bruja, la portada de piel ocultaba un conjuro de protección, como era de esperarse por alguien tan poderoso como Cazqui. Felicia se llevó el pulgar izquierdo a los labios y usando su colmillo abrió un pequeño corte, barrio su sangre sobre la portada develando las guardas de protección, había un maleficio oculto para quien se atreviera a forzar el cerrojo de ese libro, pero no era algo con lo que no pudiese lidiar, acepto el precio por quebrantar el conjuro de su tío y liberar el grimorio para que su aprendiz Ria fuera capaz de usarlo, aun que no a su voluntad, cada cierto tiempo la joven bruja tendría que volver a ella si deseaba avanzar en su adiestramiento, tal como debía hacer un aprendiz.

"Listo ¿Ahora puedes verlo?" Ria retomo el grimorio y lo abrió en las primeras páginas, el asombro en su mirada le confirmo que en efecto, cuando lo abrió antes no fue capaz de ver su contenido.

"Es increíble" Ria pasaba su diestra sobre las notas de Cazqui con reverencia, inspeccionando diagramas y símbolos que aún no podía comprender, pero que encendían una vivida curiosidad en sus ojos negros.

"Lo es"

"Felicia, no puedo..."

"Toda bruja debe tener su grimorio" Felicia levanto la mano cortando a Ria "Y también, toda bruja debe tener un guardián" Tomo la mano de Ria junto con el cuarzo que recién había creado del pelo de lobo, uso su magia para moldearlo alrededor de uno de sus dedos, un anillo de obsidiana a la medida que solo podía ser retirado por ella.

"Por lo menos Adrián resulto ser un lobo muy grande"

"¿Adrián? ¿¡Tu hermano!?" Ria dio un salto hacia atrás, y Felicia intento no reír por la impresión.

La Llave de los ReinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora