Capítulo 9 "La sangre joven que se derrama en la arena"

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Narración general

Lentamente se acercaba con la daga a la garganta de Itachi.

Cuándo estuvo por llegar el Uchiha reaccionó al instante, sujetando con fuerza, pero sin ser brusco el brazo de la persona que intentaba degollarlo.

Al abrir sus ojos vió a la persona que se imaginó, la misma que había salvado hace no mucho, Izumi.

La chica le retiró la mano en un intento por soltarse, cosa que Itachi no le permitió.

El Uchiha la miraba directo a los ojos en la oscuridad de la noche, en unos pocos segundos la liberó de su agarre.

Esa acción extrañó un poco a la muchacha.

—¿No tienes miedo a que te mate?— preguntó ella.

—No, pero si quieres hazlo— dicho eso, Itachi la sujeto de nueva cuenta de su muñeca, la misma con la que sostenía su daga, para después llevarla de forma brusca él mismo a su cuello.

Izumi la hizo retroceder, algo dentro de ella no la dejaba matarlo.

—Si te perdono la vida, ¿seguirás asesinando?— preguntó ella con una pequeña esperanza en su interior.

—Sí, a cientos, miles más, de modo que si quieres evitarlo mátame de una vez— le dijo Itachi acercando la mano de Izumi aún más a su cuello.

Al final Izumi no fue capaz de hacerlo y terminó soltando el cuchillo.

—Lo sabía, no tienes ojos de asesina— Itachi tomó la daga que había soltado Izumi y ahora él lo puso en el cuello de ella—. Es la naturaleza humana, los débiles mueren, los fuertes viven y se llevan la gloria.

—No eres más que un salvaje, tú y todos ellos— dijo Izumi refiriéndose a todos los soldados, tantos los que invadían cómo los que defendían Suna, dicho comentario llamó la atención del pelinegro y retiró la daga del cuello de ella.

—¿Entonces tú odias a los soldados?— preguntó Itachi dándole la espalda a la muchacha.

—No los odio— respondió Izumi—, me dan lastima— remató ella.

—Los soldados de Suna sacrificaron sus vidas para protegerte. No se merecen sólo tu lastima— le recriminó Itachi.

—¿Tú por qué elegiste la vida de un guerrero?— ahora ella sentía curiosidad.

—Yo no elegí nada, simplemente fue que yo vine al mundo a quitar vidas— respondió Itachi sin más.

—Los dioses son los únicos capaces de dar vida, por ende ellos son los únicos que tienen el derecho de quitarla— afirmó ella.

—¿Y tú por qué elegiste amar a un dios? Siento decepcionarte, pero nunca te van a corresponder— le dijo Itachi.

—Ya te lo dije, todos los humanos son unos salvajes, no podrías entenderlo— concluyó Izumi.

—Yo sé más de los dioses que tú y cualquier persona que conozcas, yo he hablado con ellos, los he visto de cerca, con toda seguridad te puedo decir que los dioses nos envidian— dijo Itachi e Izumi soltó una risa de ironía.

—Ellos no tienen nada que envidiar nos, ellos son perfectos— contra argumentó Izumi.

—Te equivocas, ellos nos envidian, por ser mortales, porque nunca sabes cuándo va a terminar todo, por lo que nosotros hacemos las cosas con mucha más pasión y entrega que ellos, todo lo vivido por nosotros es mil veces más hermoso que lo que ellos viven, porque ya sabes que viene la muerte— aclaró el punto Itachi.

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