Carol cerró los ojos mientras el agua iba invadiendo cada centímetro de su piel.
Se llenó los pulmones de aire, arrastró sus pies por las grava y se hundió completamente en el río. Después de todo, aquel era el primer instante en muchos días en el que podía dejar la mente casi en blanco. No pensar en nada más en que aquel frío calándola hasta los huesos, en la corriente empujándola, en su corazón bombeando contra una respiración contenida en su pecho.
Podía centrarse en no pensar, en no atender al dolor de su espalda, a las heridas que el arco le hacía en las manos, al corte que, sin querer, se había hecho en la pierna mientras huían de Alexandria.
Alexandria.
-Mierda- pensó, y el aire se le escapó en una burbuja que nadó hasta salir a la superficie. -Joder- protestó para sí antes de tener que subir ella también para poder volver a respirar.
Inhalar, exhalar, inhalar de nuevo.
La tentó la idea de volver a sumergirse, pero se lo negó a sí misma, se revolvió el pelo y avanzó hacia la orilla para recoger su ropa.
Empezó por el pantalón, y no había terminado ni siquiera de ponérselo cuando el ruido de unos pasos acelerados rompieron el silencio y la asustaron.
-¡Carol!- escuchó la voz de Lydia justo cuando ya había agarrado el cuchillo con la única intención de defenderse de lo que fuera que venía hacia ella. -Soy yo- frenó de golpe y levantó las manos casi más asustada que ella.
-Perdón- se disculpó antes de suspirar aliviada.
-Jerry... Jerry me ha mandado a buscarte- la informó del motivo por el que estaba allí, por el que había corrido hasta ella sin pensar que, después de todo lo vivido, no era ni de lejos una buena idea.
-¿Algo urgente?- volvió a ponerse en tensión.
-No, creo que no- lo cierto es que ni le había preguntado y ahora se arrepintió de ello.
-Está bien- asintió mientras se abrochaba el pantalón y dejaba el cuchillo de nuevo en su cinturón antes de colocárselo.
Se revolvió también el pelo en un intento rápido por desprenderse de cualquier exceso de agua, pues suficientemente empapada estaba ya su camiseta como para soportar como aquellas gotas de agua siguieran mojándola.
-Carol...-.
-Dime- le contestó al agacharse a ponerse las botas.
-¿Tú crees que los demás estarán bien?- se atrevió a preguntarle, aunque no a nombrar a las dos únicas personas en las que de verdad estaba pensando.
-Eso espero- la miró.
-¿Y volverán? ¿Sabrán que estamos aquí cuando quieran regresar?- era la segunda cosa que más le preocupaba de ellos.
-Lydia...- se levantó al terminar de hacerle la lazada a sus zapatos y suspiró, -yo... no lo sé- se encogió de hombros. -No sé dónde están, ni si están bien... pero sí sé que, para bien y para mal, nosotros somos una familia- le agarró la mano con necesidad, -y las familias hacen siempre todo lo posible por permanecer unidas- se esforzó por sonreirle y lo consiguió.
-Tú también les echas de menos, ¿verdad?-.
-Sí...- asintió ahora con tristeza, así que agradeció que la joven se abrazara a ella.
Que compartiese un poco de su pena, que la reconfortara y le hiciera saber que, pese a todo, ella era su principal apoyo en aquel momento, que si todo se iba a la mierda como parecía que iba a terminar de irse, al menos Lydia estaría a su lado demandando su afecto y su protección.
-Gracias- susurró casi sin voz.
Y Carol le negó con la cabeza, le acarició el pelo y la volvió a agarrar de la mano para avanzar juntas hacia el campamento.
-¡Te estábamos esperando!- se acercó Aaron corriendo a ella en cuanto llegaron.
-Lo sé- en realidad no, pero si le habían pedido a Lydia que la buscara, algo debía haber pasado: algo que los implicaba a todos.
-Ven...- le pidió con seriedad y comenzó a avanzar hacia donde Magna, Jerry y Scott parecían estar discutiendo sobre algún asunto importante.
-¿Qué ocurre?- quiso saber.
-¡Carol!- casi celebró Magna su llegada.
-¿Estás bien?- Jerry, en cambio, se alarmó al verla con el pelo, la camiseta y parte del pantalón empapados.
-Sí- asintió confundida, porque quizás había hecho mal en ir a bañarse al río, quizás debía haberse quedado allí para resolver lo que fuera que estuviera pasando.
-Tenemos que irnos- la informó Magna.
-¿Por qué?-.
-Scott ha visto otro grupo de caminantes acercándose hacia aquí- le contó.
-No son muchos, podemos combatirlos pero...- comenzó a explicar él hasta que Aaron lo interrumpió.
-Pero nosotros sí lo somos: hacemos demasiado ruido y aquí, todos en mitad de la nada, lo único que conseguimos es atraer a más y más caminantes- explicó el motivo por el que llevaban largo rato decidiendo si volver a huir o no.
-De momento, deberíamos ir a acabar con ellos antes de que se acerquen más- pensó Carol con rapidez, -y mañana... o en unos días, vemos qué hacer- su respuesta a aquel sí o no ya la tenía más que pensada, pero prefería seguir atrasándola, darles tiempo de volver, de encontrarles.
-Mañana habrá más: mañana alcanzarán a alguien sin que nos demos cuenta y... y será tarde- puntualizó Magna, que, por el contrario, se inclinaba completamente hacia el sí.
-¿Y a dónde queréis ir?- no podían planear aquello con tanta rapidez.
-Jerry propone seguir los pasos de Ezequiel- le aclaró Scott.
-No- se negó Carol en rotundo.
-Eugene dejó marcado el punto al que iban- pensó Aaron que aquel dato ayudaría en algo.
-Aún así, sería una locura: no podemos coger a los niños y llevarlos a un lugar que no sabemos si es seguro- explicó.
-Será más seguro que esto, al menos- la corrigió Magna.
-No- volvió a negarse.
-Entonces habrá que pensar otro lugar- intervino Aaron antes de que la situación obligara a Carol a decir algo que no quería decir, algo que él también pensaba y que podía herirles a todos de más, especialmente a Jerry y a Magna.
-Sí... pero ahora empieza a anochecer, así que vamos a acabar con esos caminantes, buscamos algo de comida y... mañana lo decidimos- insistió en no tener que elegir nada aquel día.
-Carol...- trató Jerry de pararla.
-Ezequiel estará bien- le aclaró antes de que pudiera seguir, -pero no lo sabemos, como tampoco podemos saber si... será seguro o no movernos de aquí, por eso tenemos que pensarlo con calma, y pensar lo que es mejor para todos; porque si fuera por mí me hubiera quedado en Alexandria esperando a que Daryl, Maggie y los demás vuelvan, pero... estoy aquí- y estaba ahí precisamente por él, por Daryl, porque tenía que ser así, porque tenía que pelear en y con la comunidad, porque si tenía que matar lo haría por ellos, porque si le tenía que esperar le esperaría con ellos.
-Volverán- le susurró Aaron en un intento por reconfortarla.
-Eso espero- musitó antes de ir a coger su arco para luego seguir a Scott hacia ese grupo de caminantes.
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Where you are
FanfictionCon Alexandria completamente destruida solo queda una opción: salvarse a sí mismos.