Cuanto (te) quiero - Parte 1

164 16 6
                                    

Él entró silbando en su habitación, se quitó la chaqueta y la lanzó hacia la cama antes de acercarse al barreño de agua que había sobre la mesa.

__________________________________________________

Ella le dio con la cadera a la puerta del armario y sonrió inconscientemente antes de mirarse en el espejo para tratar de pensar qué hacer con su pelo.

__________________________________________________

Al terminar de lavarse la cara, levantó su brazo para olerse la axila y casi puso los ojos en blanco al darse cuenta de que quizás una buena ducha no le vendría nada mal.

__________________________________________________

Resopló al comprobar que la media hora que llevaba trenzando, recogiendo y revolviendo las blancas hebras de su cabello no habían servido de nada, así que volvió a abrir el armario y se cruzó de brazos frente a él.

__________________________________________________

Recordaba caminantes que le habían dado mucha menos guerra que aquella indomable pastilla de jabón.

__________________________________________________

El vestido verde, el mismo que el día anterior había tachado de innecesario, ahora le pareció la mejor prenda del mundo.

__________________________________________________

Salió de la ducha y, tras coger la toalla, empezó a investigar con curiosidad el resto de productos de higiene que había en las estanterías: cuchillas de afeitar, aceites, cremas, perfumes...

Cogió el que le pareció más masculino y apretó el botón para que el aire quedara impregnado de aquel olor que, aunque no terminó de gustarle, tampoco le desagradó.

__________________________________________________

Se vistió y ató los lazos de la prenda alrededor de su cintura y... una sensación terriblemente extraña la invadió al verse.

Aquel color la favorecía y el corte le sentaba francamente bien, pero era como si aquel vestido la llevara a su adolescencia, como si la hiciera recordar los muchos años que llevaba sin ponerse uno.

Suspiró y se negó a quitárselo, porque ya no estaba Ed para pedírselo, ni debía ponerse a pelear contra ningún caminante o persona entre aquellos extraños muros.

__________________________________________________

Dejó sobre la cama el bote de perfume, la crema, la cuchilla de afeitar y el gel para el pelo que había casi robado del cuarto de baño y se quedó mirándolos fijamente, tratando de entender cómo usarlo todo o, mejor dicho, para qué usarlo todo.

__________________________________________________

Volvió a trenzarse el pelo y se colocó las mismas botas que llevaba años usando... Se miró otra vez en el espejo y se negó rotundamente a salir de la habitación con aquellos zapatos puestos.

__________________________________________________

Se rascó la mejilla y meneó la cabeza: podría empezar por peinarse aquellas greñas.

__________________________________________________

Resopló otra vez mientras paseaba descalza por la habitación.

__________________________________________________

Echó un poco más de gel en sus manos y siguió tratando de darle algo de forma a su pelo, aunque paró enseguida, desesperado por verse aún más ridículo de lo que ya debía parecer sin necesidad de ningún potingue.

Where you areDonde viven las historias. Descúbrelo ahora