Tendencias felinas

62 18 17
                                    

《Hola. Bien, tenía una idea muy dulce y linda para esto, pero estoy de muy mala leche y solo quiero subir esto para quitármelo de encima. Si se nota demasiado que no es mi 100% y no lo hice de buena gana, perdón, pero no hay de otra. Era esto o dejar pasar otro día.》

El joven Agreste volvía de sus clases de esgrima a paso lento, intentando disfrutar la libertad que le daba su chofer y guardaespaldas.

Gorila le había permitido dar un pequeño paseo por el solitario parque antes de volver a la mansión, por lo que había llamado a Nino y Marinette pidiéndoles que lo acompañaran para estar juntos, pero ninguno pudo. Nino estaba en una salida con Alya y Marinette había quedado de ir al teatro con Zoé, por lo que ambos rechazaron su propuesta.

«Justo cuando yo estoy libre, todos tienen planes», pensó con cierta desilusión, aunque entendía a sus amigos. Ellos también tenían otras personas con las cuales convivir y pasar el rato, pero seguía doliendo en el fondo.

—Quita esa cara, chico —dijo Plagg, saliendo de la chaqueta de su portador—. ¡Aprovecha el rato! No necesitas a nadie para disfrutar una salida, te tienes a ti mismo ¡y además me tienes a mí! —exclamó levantando sus manitas y alzando la voz, teniendo la certeza de que no había nadie alrededor.

El chico río suavemente, aunque su mirada de decepción no desapareció completamente. Seguía triste y dudaba que algo le subiera tanto el ánimo como para desvanecer su sentir.

—Lo sé, Plagg. Pero, ¿cómo te sentirías tú si después de tanto tiempo de no poder salir, cuando puedes, todos se alejan?, y terminas solo, otra vez —cuestionó apartando la mirada y dirigiéndola hacia abajo, comenzando a caminar mientras miraba sus pies.

A Plagg, por más que no lo quisiera admitir, le dolía ver a su portador con bajo ánimo, pues algo más allá de eso era su amigo; y no le gustaba ver a un amigo triste.

El rubio continuó su caminata, calmado, sin prisa. Hasta que vio de reojo una caja moverse a la distancia, cerca de los bancos de madera. Se acercó de manera sigilosa para evitar llamar la atención y notó como dentro había un gatito, uno no muy grande, no parecía superar el año de nacido. Tenía largas garras afiladas de color oscuro, pequeños colmillos, orejas grandes, negras, parecidas a las de un gato montés, una cola larga de color marrón oscuro y marcas horizontales de color marrón claro en las patas delanteras y tres en el lomo, se asemejaban a las rayas de un gato atigrado. Era sin duda un lindo minino, por lo que se agachó para intentar acariciarlo, pero ni bien acercó su mano, el felino emitió un bufido, mostrando los dientes y amenazando con morderlo.

—Yo que tú no me acercaría... —susurró Plagg desde su escondite.

—Tranquilo, es solo su instinto. No me conoce, le debo dar miedo —justificó. Conocía a los gatos, podía manejarse—. Un gato siempre debe cuidar de otro —bromeó con un guiño, sacando su lado Chat Noir a flote.

Insistió un poco, tratando de ralentizar su toque, consiguiendo al fin que el felino le permitiera tocarlo. Lo empezó a acariciar suavemente, con gentileza, no quería asustarlo. Comenzó a ronronear en tono bajo, pero era posible escucharlo si se prestaba atención, así que Adrien asumió que estaba haciéndolo bien.

—Le caes bien —escuchó una voz masculina a sus espaldas, exaltándolo al instante—. Lo siento, no pretendía asustarte.

—Luka... —murmuró, levantándose y sacudiendo la arena en sus rodillas—. No pasa nada, solo me había concentrado un poco —afirmó en un intento de recuperar la compostura—. Nunca había visto gatos aquí, pero no parece ser de nadie —continuó volviendo a sentarse para tomar al minino entre sus manos, al no ser ni muy grande ni muy pequeño, encajaba a la perfección.

—Yo tampoco —contestó, observando sorprendido como su amigo se levantaba y seguía acariciando al gato—. ¿Te lo vas a llevar?

—Sí. Dudo que mi padre me lo permita, pero tengo una idea de a quién le encantaría tenerlo —contó pensando en cierta azabache amante de los felinos.

"—Siempre he querido adoptar a un gatito, me parecen muy tiernos. Son buenos compañeros —confesó Marinette mientras ambos miraban a dos gatos jugar en un patio de arena—, además es muy lindo salvar y darle una nueva vida a uno".

—Es una buena alternativa, ¿a quién no le gustan los gatos? —preguntó con su tranquila sonrisa habitual.

—Lamentablemente, a mi padre —negó con la cabeza—. Pero no importa, sé que a esta persona le hará muy feliz tenerlo.

—Eso es lo que importa.

Ambos compartieron una sonrisa amistosa, antes de que Luka siguiera su camino, dejando al rubio pensativo acerca de lo que haría esa noche apenas llegara a casa.

《Me gustó a pesar de todo. Veréis esta misma idea en la historia que tengo en Gamer_Petra "Los Miraculous de Fantasía", ya que está basada en una experiencia que tuve hace unos cuantos meses (que no se note el sutil tono Lukadrien, mi ship culposo xd). Os amodoro, no lo olvidéis ❤.》

Agosto de Adrien Agreste | En hiatus indefinidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora