Renunciar

51 17 24
                                    

《¡Holi holi! Aquí comenzando mi mes favorito! Con un sutil angst, porque fue lo único que se me ocurrío en este caso 😂. ¡Espero os guste!》


La brisa pegaba en su rostro mientras saltaba de edificio en edificio, con la luna sobre él, en su punto más alto, indicando que la madrugada estaba próxima a su fin.

El mensaje había sido leído hace unos pocos minutos. Por lo que se apresuró a llegar a su destino: la Torre Eiffel, aquel lugar donde había pasado tantos momentos junto a su amada dama; ese mismo lugar sería el que daría fin a toda aquella travesía.

Su corazón martillaba en su pecho con intensidad. Una mezcla de angustia con rabia ardía en lo profundo de su alma. Tenía un mal presentimiento. Algo estaba pasando, y creía que tenía que ver con el hecho de que su compañera le estaba ocultando algo; algo grande, algo grave.

Se sentó sobre la helada superficie metálica, sintiendo como necesitaría un abrigo con urgencia al momento de su destransformación, pues podía apostar que hacían unos cuantos grados bajo cero. El resplandor de la luna le traía un sentimiento de melancolía pura, le recordaba cientos de cosas, entre ellas los angelicales ojos azul cielo que lo observaban en cada batalla, el como su esbelta figura parecía danzar con cada singular y bello movimiento, su dulce voz repitiéndole que ellos podrían contra toda circunstancia... Todo eso, terminaría ahora.

—¿Para qué me querías citar aquí? —escuchó a sus espaldas, recordando como un escenario similar había sido presenciado en su sueño.

—Buenas noches, Ladybug —saludó ignorando la pregunta. La expresión en su pálido rostro denotaba confusión, aunque también preocupación. Parecía que podía leerlo entre líneas, sin apenas intercambiar oraciones.

La azabache se mostró extrañada ante la simpleza en sus palabras, arrugó ligeramente su nariz y frunció su ceño, caminando hacia donde se encontraba el héroe felino y sentándose a su lado, cruzando sus piernas.

—¿Sucede algo? —cuestionó suavizando su tono, para no espantarlo—, y no me contestes que no, porque no luces muy convencido —advirtió con seriedad.

El joven rió con amargura.

—No planeaba decir eso, por si acaso —respondió monótono, ladeando una sonrisa—. Porque la verdad si necesito hablar contigo de algo serio —comenzó medianamente formal, asustando a la chica, quien no estaba acostumbrada a verla en tal faceta—, y necesito que seas honesta esta vez —finalizó clavando su vista felina en los orbes contrarios, haciendo que, sin éxito, Ladybug intentara sostener su mirada.

—Siempre lo he sido, Gatito —mintió con descaro, generando mayor dolor al aludido por aquellas falsas palabras.

Sin embargo, no lo demostró.

—Bien... dime, Ladybug... —murmuró con la intención de crear suspenso, notando como funcionaba, pues la azabache paracía cada vez más intrigada—, ¿hay algo que me haya afectado directamente a mí que me has estado ocultando? —preguntó finalmente, notando como ella alzaba una de sus cejas a la vez que mordía su labio. Ahora todo rastro de preocupación se había esfumado.

—Ve al grano, Chat —pidió con voz tajante, aunque más bien había sonado como una orden.

—Entonces formularé mejor mi siguiente pregunta —aseguró—. ¿Qué sabes de Chat Blanc? —preguntó, nombrándose a sí mismo por aquel nombre que retumbaba en su mente una y otra vez, por lo que asumió que se trataba de sí mismo en su versión alterna, o quizá, akumatizada.

El rostro de la heroína en traje moteado palideció a niveles inhumanos al escuchar aquellas palabras.

—Confío en que me dirás la verdad —aclaró, desesperando aún más a Ladybug.

Se sentía entre la espada y la pared. Tenía la opción de confesarle la realidad detrás de aquel suceso, o de intentar evadirlo para no revivir aquellos terribles recuerdos.

Su pulso se aceleraba cada vez más, no podía ni siquiera imaginar lo que diría su compañero al enterarse de esa terrible tragedia.

—Chat... yo... —tartamudeó reteniendo las lágrimas. Apretó los labios con fuerza, tratando de ordenar sus pensamientos—. Mira, es... complicado. No sabría decirte qué sucedió, porque ni yo misma lo sé —contestó con absoluta sinceridad.

—Por eso. Dime lo que sabes. Es lo único que necesito —ordenó ásperamente.

—Mira, prométeme que guardarás la calma si te digo esto —pidió, recibiendo una afirmativa por parte del muchacho. Respiró hondo, una última vez—. Fuiste akumatizado. Chat Blanc, fuiste tú —confesó, intentando ser lo más gentil posible, pues sabía que aquellas palabras no eran sencillas de digerir.

—¿Y por qué me pasó eso? —volvió a preguntar, procesando lo dicho por la dama.

—No lo sé, nunca lo supe —aclaró—, lo único que sé, es que tú supiste mi identidad. La descubriste, pero no sé cómo.

Chat Noir tragó grueso. Eso le atemorizaba. Ahora sentía culpa, gran culpa. Si por su culpa había sido causada tal catástrofe, y todo por descubrir la identidad de la chica que tanto amaba, quizá no merecía su perdón, ni mucho menos su Miraculous.

—Entonces... creo que lo mejor es renunciar.

Los ojos de Ladybug se agrandaron. Nunca esperó escuchar eso de su amigo y compañero. No imaginaba luchar sin él a su lado. No imaginada vivir sin él a su lado.

—No, Chat, no, esa no es la solución —farfulló deprisa, moviendo sus manos con desesperación.

—Si lo es —sostuvo—. Si es que yo causé eso, la forma de evitarlo es que yo ya no esté aquí. No quiero provocar el caos, y mucho menos quiero hacerte sufrir, m'Lady —dijo con su voz quebrada, levantándose rápidamente, decidido a irse a casa.

Todo comenzó a ir en cámara lenta para ambos. Mientras el rubio se iba a paso ridículamente lento, caminando con la intensión de llegar al borde de la torre y largarse de ese lugar; la azabache seguía analizando las posibles soluciones para impedir el fatídico desenlace que aquello conllevaría.

No tenía otra opción.

Corrió en la dirección a la que el joven se dirigía, y sin remordimiento alguno, sujetó su brazo derecho con fuerza, deteniéndolo. Chat Noir giró el cuello, dedicándole una última mirada y diciéndole con ese simple gesto "habla ahora, o me voy".

—Chat...

Ladybug comprendió el mensaje, por lo que deslizó su mano por su brazo, bajando hasta la altura de su mano, donde la sostuvo con delicadeza y entrelazó sus dedos.

—Por favor —suplicó—. Quédate.

《#SorryNotSorry. Quise dejar un final abierto, aunque cualquiera que haya captado la referencia, sabe lo que pasó después (que dudo haya alguien por aquí que la haya captado, así que- 😂). En fin, ¡comenzamos el #OctuPetra con todo! Ahora sí de verdad :3. ¡Os amodoro! ❤》






.

.

.








Referencia: "Please. Stay". -Catra a Adora. (She-Ra)

Agosto de Adrien Agreste | En hiatus indefinidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora