Plumas

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《Capítulo dedicado a Lady-Denisse. Varios de tus consejos me han servido muchísimo, como el de tener todo a mano en una libreta para favorecer la organización 😂. Siempre estaré en deuda contigo ❤》

Adrien y Marinette se encontraban sentados en el solitario parque donde se habían encontrado varias veces. El rubio le había mentido a su padre y a Nathalie diciendo que debía ir a casa de Marinette para hacer una tarea en parejas, pero prometió volver pronto. Charlaban con calma hablando de trivialidades y recordando buenos momentos en aquel lugar, como cuando se juntaron a comer después de la práctica para el torneo, o cuando todos creyeron que eran novios por la foto en la fuente.

Un tema de conversación llegó cuando el modelo miró con atención las palomas volando en el cielo, uniéndose con las nubes. Rogaba porque las plumas no sean arrastradas por el viento y provocaran la tan condenada alergia que lo había azotado en tantos momentos inoportunos. Pero también recordo el bombín que ella le había confeccionado, y creyó que era el momento perfecto para expresarle su más sincera gratitud y admiración.

—Realmente no sé como lo haces. Literalmente veo como cualquier cosa que te imagines lo conviertes en un hermoso diseño. En serio tienes talento, Marinette.

—¿Qué puedo decir? Solo es cosa de práctica e imaginación —soltó emocionada, reteniendo su emoción al ser halagada por su amor platónico—, aunque obviamente tú también lo haces muy bien- ¡quiero decir! Seguramente tú también tienes muchos talentos...

Adrien rió con ternura. Le parecía adorable la forma en que Marinette hablaba con él, notaba como ese comportamiento tímido y nervioso salía a flote únicamente cuando se encontraba cerca de él, y aunque lo intentara negar, sí le hacía sentir especial. Era esa clásica calidez que sientes en el pecho cuando alguien a quien quieres muestra una faceta distinta de sí solo al estar contigo. Se sentía raro, pero extrañamente cómodo.

—Supongo que sí los tengo, aunque ni de lejos es el diseño —afirmó riendo con sinceridad—. Me gusta el modelaje, pero después de todos estos años sifo sin entender qué hay de especial en la mayoría de atuendos que me piden modelar —admitió algo avergonzado, rascando su nuca—. Aunque con el poco conocimiento que tengo, siento que tus diseños tienen algo muy especial, un toque personal, algo que resalta del resto. En serio me gustan mucho.

El rostro de la azabache se tiñó de un perfecto rosa malva, asemejándose al color de su pantalón. No podía describir lo que sentía en ese momento. Todo a su alrededor iba en cámara lenta para ella. Su corazón martillaba con ferocidad en su pecho, amenazando con estallar en cualquier momento. Ahora sí que no podía contener toda su emoción, y se notaba en su pulso acelerado y nervios a flor de piel. ¡No todos los días tu compañero de clase, ídolo, mejor amigo y amor eterno te halaga de tal forma! Y ella obviamente no desaprovecharía la oportunidad de guardar cada segundo de ese momento en un cofre con candado y cadenas en lo más profundo de su alma y mente.

Todo incrementó en el momento que el rubio acercó ligeramente su rostro al suyo, observando el movimiento de sus labios humedecidos por los nervios, y volviendo a posar sus ojos esmeralda en los orbes azul cielo de Marinette. Ambos compartían un lazo especial, como de complicidad mutua, aunque no sabían el porqué de aquello, pues creían que nunca se habían acercado lo suficiente como para lograr eso, más sin embargo, lo tenían, y les gustaba.

La mente de Adrien era un enigma en ese momento. No podía explicarse a sí mismo lo que sentía. La única persona hasta ese punto con la que había sentido tal conexión era con Ladybug, pero por algún extraño motivo, percibía lo mismo en Marinette, la misma mirada cautivadora, la misma voz dulce, la misma valentía e ingenio. Era como si fueran la misma persona.

Pero nah, obviamente eso no era así. Eran imaginaciones de él.

Sus pensamientos, así como el íntimo ambiente, se vieron interrumpidos cuando una pluma pasó casi rozando la nariz de Adrien, sacándole un estornudo instantáneo, y asustando a la joven.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento! —exclamó extremadamente avergonzado y sonrojado—. Ya sabes... Soy alérgico a las plumas... —le recordó mirando hacia abajo y sobando su nariz, que aún picaba.

—Oh no, lo siento mucho igual, debí recordarlo —se disculpó apoyando una mano en su hombro—, déjame acompañarte a casa para compensarlo —ofreció con una sonrisa amable.

—¿En serio Mari? ¿Tus padres no se preocuparán? —preguntó. No quería perjudicar a su amiga.

—No te preocupes, les enviaré un mensaje de texto para que sepan que te acompañaré a casa —prometió calmando a Adrien.

—Está bien —dijo sonriendo también—, muchas gracias Marinette, en serio eres una gran amiga —afirmó abrazando a la azabache, rodeando su espalda y atrayéndola a su cuerpo.

Ella correspondió, con cierto deje de tristeza, pero aún así estaba feliz de haber tenido la oportunidad de compartir un momento así con su preciado chico.

—Para eso estamos los amigos.

Cuando se separaron, Adrien tomó de la mano a Marinette  sorprendiéndola en el acto por el repentino gesto, pero se dejó llevar. Apoyó su cabeza en el hombro del modelo y comenzaron a caminar con calma a paso sincronizado.

—Eso sí, nada de acercarse las palomas por un tiempo —castigó con tono juguetón la de grandes ojos azules.

—Bien, bien, solo porque tú me lo dices —aceptó el aludido, guiñando un ojo y tocando la nariz de la chica a su lado, haciendo a ambos reír.

Estaban tan perdidos en la mirada del otro, que ninguno escuchó el clic de una cámara fotográfica que los acechaba.

《¡Estoy tan feliz que por fin poder haber terminado este capítulo! Me gustó el resultado a pesar de las complicaciones, espero os haya gustado tanto como a mí. No pude evitar añadir Adrinette como os habréis dado cuenta 😂💙💛. ¡Os quiero! ❤》

Agosto de Adrien Agreste | En hiatus indefinidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora