Capitulo 12

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 Holly

Ahora sé que lo que se dice en las películas es cierto, es como si mi vida estuviera pasando frente a mis ojos, son como pequeños flashes, mis primeros pasos, mis cumpleaños, el nacimiento de Sam, todo absolutamente todo lo veo. Siento mis mejillas húmedas, me parece que estoy llorando, puedo sentir el sabor salado de las lágrimas en mi boca, sé que no tengo elección, ya no hay salidas, puede que esta haya sido la razón de mi vida.

La vida, la muerte, son diferentes caras de una sola moneda, todo es lo mismo, por cada vida hay una muerte esa es la ley, obra del destino quizás, siempre me he preguntado la razón de la vida, siempre quise resolver este enigma, pero lo había dejado a un segundo plano, nunca pensé que lo descubriría de esta manera.

Quizá todos estos pensamientos están viniendo a mí ahora porque ha llegado mi fin, pero todo lo hago por mi hermano, todo para salvarlo.

Todo estaba tranquilo, termine de leer el diario y encontré la clave de lo que estaba buscando, nunca imagine que todo esto terminaría de esta manera:

Los días fueron pasando, los golpes cada vez se intensificaban, pero a mí no me importaba mientras él no lo tocara, a veces tenía intenciones de hacerlo pero yo me interponía y le decía que me diera a mí pero que a mi hijo nunca le pusiera la mano.

Yo me iba marchitando con cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo que pasaba, era como una flor a la cual no se cuida, estaba pálida, ojerosa y llena de moretones, que cada vez se me hacían más difícil de ocultar, cuando mi familia venia de visita, o su familia, me preguntaban si todo iba bien, que si estaba enferma, pero nunca hable, nunca me queje y todo por mi niño.

Yo ya no sentía el correr de los años, ya habían pasado siete años como si nada, mi pequeño estaba hermoso, fuerte y sano, era lo mejor que me había ocurrido de este matrimonio, el cursaba el segundo de primaria y a veces me sorprendía su inteligencia, era algo magnifico, me enamoraba cada día más de él, pero siempre hay algo que daña todo, que lo cambia, y cuando pensabas que no podías caer más bajo, simplemente caes y te descubres en lo que parece ser el fondo del abismo, tratas de salir de ahí y haces todo lo posible pero nunca avanzas porque tienes miedo de seguir cayendo, miedo de que el suelo en el que te soportas desaparezca, lo sé porque yo lo sentía y lo sigo sintiendo después de dos meses de haber ocurrido eso que se ha convertido en mi calvario y lo peor de todo es que no puedes hacer nada para impedirlo, lo único que puedes hacer es tomar una decisión para salir de aquella situación, sin importarte si es la mejor elección.

Ese día, todo transcurrió con una tranquilidad y una paz, que hacían años que no sentía, pude sonreír, ya no recordaba lo bien que se sentía eso, como ese simple gesto podía cambiar tu rostro, era sábado, yo y mi pequeño nos la pasamos jugando y compartiendo entre abrazos y risas, fue hermoso, incluso salimos de paseo por el jardín.

Al entrar la tarde llego mi esposo, mi pequeño lo vio y lo saludo como de costumbre, él lo alejo de una manera brusca e hizo un ademan de maltratarlo, pero yo me interpuse y me dio a mí, ahí me di cuenta de que había algo diferente en él, su mirada había cambiado, lo observe bien y tenía los ojos inyectados en sangre, se veía más inusual de lo que siempre había sido, no sé si era rencor o que exactamente, a parte estaba ebrio, se notaba en su forma de hablar y caminar,  y me sorprendió porque él nunca había tratado a nuestro hijo de esa manera y nunca me había golpeado delante de él, ya eso lo habíamos hablado.

Comenzó a gritarnos, decía cosas difíciles de entender, estaba fuera de control, lo único que logre captar era que todo había sido mi culpa y que como tal solo me correspondía pagarlo con lo que más quería, que todo fue por mí, parecía ser que explicaba los motivos pero no comprendía, el caminaba de un lado para otro, rompía cosas, las tiraba, mi pequeño estaba asustado, era solo un niño, le dije que subiríamos a su habitación, lo acomode en la cama y le dije que todo se arreglaría, y salí de la recamara.

Al bajar a la primera planta, descubrí que él se había calmado, estaba sentado en el sillón, con la cabeza agachada y apoyada entre los brazos, me acerque a él para tratar de conversar, saber que era lo que pasaba, pero me aleje instintivamente al saber que llevaba un arma, nunca la había visto, y no tenía idea de donde la había sacado, comencé a dar pasos hacia atrás tratando de que no notara mi presencia, pero salió mal, porque al no mirar por donde caminaba tropecé contra la mesa e inmediatamente levanto la cabeza.

A partir de aquí todo paso muy rápido, comenzó a apuntarme con el arma, comencé a correr y el a disparar, no sabía qué hacer, en lo único que podía pensar era en mi hijo, mi pequeño. Me escondí, espere a que él se alejara sabía que me estaba buscando, y subí las escaleras en busca de mi hijo para irnos los dos, se despertó y comenzó a preguntarme sobre lo que estaba pasando, yo le die que no era nada, que solo iríamos a visitar a sus abuelos, lo cargue porque seguía un poco adormecido, al darme la vuelta encuentro la puerta abierta y no sé como pero inmediatamente oigo ese ruido ensordecedor, y un último grito, pienso que ha salido de mí, pero no sabía cómo ya que no había abierto la boca hasta que me doy cuenta y miro a mi pobre pequeño, lleno de sangre y muerto en mis brazos.

Sentí que mi mundo se derrumbaba, no lo podía creer, esa bala iba destinada para mí, pero él se llevó el impacto, comencé a gritarle que despertara, que me mirara otra vez con sus ojitos pero no lo hizo, me arrodille en el piso abrazándolo, después de un rato reaccione y mire a mi esposo, él estaba arrodillado en el suelo de la habitación también, comencé a gritarle y el solo decía que lo sentía, que él no quería, pero ya era demasiado tarde.

Después de esa noche todo transcurrió normal, el funeral, el entierro, y todas esas formalidades que se hacen cuando una persona muere, la excusa que el daba era que habíamos salido y nos habían atacado, mientras que yo solo callaba. Al transcurrir los días me iba llenando de rencor, me sentía vacía, era como estar muerta en vida, tenía que vengarme y así lo hice y hoy en día no me arrepiento de lo que hice.

Una noche lo espere sentada en el mismo sillón de aquella noche, tenía el arma en la mano, el trato de forcejear conmigo, y comenzó a decirme que tarde o temprano lo pagaría que eso no se iba a quedar así, que cuando menos lo pensara él se vengaría, que hallaría una manera, llegue a un punto en el que estaba totalmente desesperada y dispare tres veces, no sé como pero nunca me tembló el pulso, era eso lo que yo quería.

Ahora podre vivir en paz y reunirme de nuevo con mi pequeño, estaba pensando hacer esto desde un principio pero antes quería que el pagara y ya lo he conseguido, ahora me despido de este mundo y lo único que dejare es este diario en donde revelo la verdad de lo que sucedió, para que mi familia algún día lo entienda.

Y por eso que sucedió hace mucho tiempo estoy yo aquí, lo de la venganza era cierta, y yo lo estoy pagando solo por ser la viva imagen de la mujer que escribió el diario, porque todo esto que estoy viviendo no es nada más y nada menos que por culpa del esposo de ella.

suspensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora