cinco

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Incluso si aquel día en la tarde les fue imposible verse una vez más, por la noche Beomgyu estaba sonriendo como un bobo a la pantalla de su celular mientras hablaba con Yeonjun. Se sentía feliz, con las cosquillas recorriendo su cuerpo cada vez que el pelinegro le decía algo lindo.

Recordándole que era precioso, que no importa que usara siempre le quedaría bien, que le gustaba mucho el aroma de su perfume y, la que hizo sonrojar más a Beomgyu, que sus besos eran muy dulces y los favoritos del mayor.

El castaño tecleó un poco nervioso su próximo mensaje, indeciso sobre enviarlo o no porque no sabía que tan correcto era preguntarle al contrario si podían tener una llamada. Quizás estaba ocupado o cansado, incluso sin humor para contestar y realmente Beomgyu no quería ser molesto, además de que ya era algo tarde.

Sin embargo Yeonjun aceptó sin mayor problema y el menor entró en una nueva crisis: no tenía ni una idea de que diablos decir. Habian hablado de tantas cosas por mensajes que en realidad su cerebro estaba en blanco, haciendo que casi lanzara el teléfono lejos de él en medio de un gritito cuando vio el nombre de Yeonjun aparecer en la pantalla que anunciaba una llamada entrante.

Descolgó, al mismo tiempo que pegaba el aparato a su oreja.

─¿Hola? ─dijo más como una pregunta, su voz sonando un poco inestable mientras se hacía pequeñito en la suave cama y escuchaba la risita encantada del contrario al otro lado de la línea.

─Es muy reconfortante escuchar tu voz... Siempre pensado que es muy bonita ─dijo Yeonjun, logrando con su característico tono grave que el menor se estremeciera ─En realidad eres bonito en cualquier aspecto.

Beomgyu sintió sus mejillas calentadose mientras su respiración se trababa por unos segundos. Él también quería decirle cosas bonitas a Yeonjun, pero simplemente no se atrevía a hacerlo con tanta facilidad.

─U-uhm ¿qué hace, hyung? ─contestó en cambio, sintiendo que si no cambiaba de tema su corazón iba a explotar por culpa de la rapidez con la que latía.

─Ah, en este momento ─Yeonjun hizo una pausa soltando un suspiro tranquilo ─En el balcón, fumando un cigarrillo mientras observó las estrellas y hablo contigo.

─Los cigarrillos son malos ─regañó el menor, con un puchero en los labios que a Yeonjun le fue fácil de imaginar ─Aunque hyung, no creí que le gustaran las estrellas ¿hoy se ven lindas?

─¿Por qué no las observas por tu ventana también? Así las estaremos mirando al mismo tiempo.

Beomgyu se contuvo de soltar un chillido ante lo malditamente romántico que se escuchaba eso, sintiendo que su mente se volvía un desastre gracias al hombre al otro lado de la línea.

Se incorporó de su cama, caminando hasta su ventana, moviendo la cortina para mirar el cielo, lleno de puntitos brillantes y definidos, que por suerte no eran opacados por alguna nube aquella noche.

─Se ven muy lindas ─admitió, recargandose tanto contra la ventana que su rostro casi chocaba contra el cristal ─Aunque no tan lindas como usted ─añadió en un murmuro, sin mucha intención de que el pelinegro lo escuchara, aunque pareció olvidarse de que el teléfono estaba junto a él.

─¿Eso crees? ─Yeonjun preguntó, soltando una risa segundos después al escuchar los balbuceos nerviosos sin saber que responder del menor ─Mierda, en este instante sólo quiero verte, bonito.

─Yo también, quiero abrazarlo ─habló Beomgyu después de dar un gran respiro para calmarse y organizar sus ideas, antes de que su tono se volviese un poco triste porque en realidad le encantaría sentir el calor del mayor rodeandole, ayudándole a evadir el frío de aquella noche ─¿Podremos vernos mañana?

mona lisa ↯ yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora