Ante mi veo
la puerta que
me enseña un
otro lado.Es de arena y
en sus bordes,
verde azulados,
se extiende
hasta el infinito
en una gota de
agua o un grano
de sol.
Tanteo sin empujar.
Sin saber si soy
yo quien acaricia
o es la puerta.No se abre, claro.
Está bien cerrada
por manos de hacedor
supremo.Me da paz saberlo.
Ver la puerta, allí,
con su fondo
cambiante de vida.
De repente es la
puerta que me
empuja y soy
yo quien se abre
ante la majestuosa
humana
soñada
real
puerta.Aquí soy feliz.

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Atardeceres
PoesíaUn lugar que trae multitud de imágenes e ideas. Vidas que son historias, historias que vienen con el soplo de aire fresco en la mañana golpeando las mejillas y se apagan cuando quema el sol su última tarde. Sitio que es momento, eterno presente do...