Song of the Ocean ~ Shadonic (2° temporada)

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Estaba atada aun de sus manos y pies sentada en el camarote de su hermano, escuchaba las risas que provenían de afuera y, debido a la alteración que tenían, supuso que estaban tomando cerveza.

La puerta del camarote se abrió y se cerró, los pasos se aproximaban a ella.

– ¿Ya vas a darme mínimo un trago? – preguntaba algo burlona.

– Te necesito en buenas condiciones. – respondía sentándose frente a ella.

– Claro... – suspiraba con pesadez – Ahora, pretendes que el canto aparezca para que los guie, ¿No es así? – lo miraba con una ceja levantada.

– Algo así, pero también cantarás para nosotros.

– ¿Disculpa?

– Estuve recordando a mamá y su canción que usaba cuando teníamos pesadillas o nos asustaba algo. – contaba – Al final de eso, en la esmeralda apareció un mensaje. – en eso, sacó la esmerada para verla nuevamente – 'El canto viene del corazón'.

– Se supone que tú no sabías donde guardaron la esmeralda. – reclamaba – ¿Para qué quieres tú las esmeraldas? Y ¿Cómo fue que reparaste tu barco? Estaba completamente jodido.

– Soy un Capitán y sé bien por donde buscar. Tienen gran poder en su interior. – contaba guardando nuevamente la esmerada – Y las quiero para dárselas a Sonic. – en eso, la gata frunció el ceño sin entender – En uno de mis viajes solitarios fui a Barba Negra, tenía la intensión de verlo... Pero nunca lo encontré. Vi al gobernador junto con esa murciélago... – decía con desprecio – La esposa de Sonic... Y solo escuché que pronto pasarían por una crisis económica.

– Por eso tu insistencia en irte solo a buscarlas...

– Los imbéciles de allá tenían a otro Capitán que, por supuesto, derrote. – sonreía – Ellos me suplicaron perdonarles la vida y ahora trabajan para mí. Les advertí que estaríamos escondidos en esa cueva hasta tener una señal para avanzar. 

– ¿Y solo pensabas darles las esmeraldas a Sonic y ya?

– Sí... – agachó su cabeza frunciendo un poco el ceño – Crees que... ¿Me perdone?

– ¿A qué te refieres?

– Él no fue el culpable de la muerte de mamá... – su hermana solo lo miraba fijamente – Fui yo... – confesaba, su hermana no comprendía – Debí haberle dicho sobre ella... Con eso pudo haber tenido la oportunidad de... Tener un plan o algo para evitar su muerte. – se escuchaba algo temeroso – Me he sentido vacío desde ese día, ni la cerveza ni coger en los burdeles me han hecho sentir ni el más mínimo satisfecho... Pero... Si le hubiera dicho... Nada de esto estaría pasando y estaríamos juntos... Si le doy las esmeraldas... Me perdonará. – sonreía con tristeza mirándola – ¿Verdad que me perdonará?

Verena permanecía callada, él mismo estaba convencido de que toda la responsabilidad estaba en él y por ello se culpaba, ¿Hace cuánto tenía esa idea?

Giró la cabeza hacia la puerta con sus orejas paradas totalmente, su hermano la miró y se puso de pie yendo hacia ella. Cortó las cuerdas y la ayudó a ponerse de pie.

Ambos salieron del camarote, ella seguía atenta al llamado y miraba al cielo notando que poco a poco quedaban debajo de aquellas estrellas dibujadas en el pedazo de papel.

La tripulación poco a poco dejó de celebrar mirando a ambos Capitanes pasar entre ellos, por supuesto, las miradas estaban sobre ella y los piropos junto con los silbidos de coqueteo comenzaban.