Song of the Ocean ~ Shadonic (2° temporada)

7

Había sido todo un viaje durante casi todo un día, no habían dormido y, aun así, estaban activos para lo que se aproximaba. Estaban con la esperanza en alto, pues los cantos los estaban guiando como la primera vez.

Había sido un viaje provechoso para el matrimonio, habían estado practicando con la espada y todo estaba resultando a la perfección, pues Rouge aprendía rápido e incluso daba sus propios toques en los movimientos.

Había momentos en los que Vector y Tails se turnaban para manejar el timón. Los demás hacían sus labores como limpiar el barco, ordenar barriles, etc.

– La primera mujer en pisar un barco pirata. – mencionaba la murciélago llegando con ella en proa – La primera mujer en convertirse en Capitana. – sonreía al igual que la gata – ¿Ha habido alguna otra mujer después de ti?

– En mi tripulación, tú. – respondía – En alguna otra, parece ser que no. – suspiraba hondo – Aún se tiene la creencia de que una mujer a bordo trae mala suerte.

– Los piratas tienen riesgos porque los buscan. – comentaba burlona.

– Ellos creen que se trata de retos para hombres. – reía un poco – Pero, si una mujer está a bordo, es porque atrajo la mala suerte de encontrarse con el peligro.

– Es de lo más absurdo. – negaba con la cabeza.

– Por cierto – sonreía –, no le he dicho a Sonic y espero que se lo digas. No le perdonó el hecho de no invitarnos a su boda. Por lo menos haber enviado una invitación.

Eso provocó reír a la murciélago e iba a comentar algo, pero no lo hizo al ver a la Capitana casi inmóvil viendo hacia un solo punto. No comprendía, frunció un poco el ceño y se acercó poniéndose detrás de ella tratando de mirar hacia donde ella.

En eso, miró a lo lejos enormes rocas juntas, como si formaran una pequeña isla. No iban directo a ellas y eso ya era ventaja.

– ¿Jehan? – llamaba la murciélago y este subió de inmediato – ¿Todo bien? – señalaba a la Capitana.

– El canto. – comentaba en susurro – ¿Capitana?

– En las rocas...

– ¡Detengan el barco! – ordenaba el gato – ¡Bajen el ancla y preparen los botes!

Todos los demás comenzaron a hacer sus respectivas tareas para detener el barco.

Ya estaban en el bote, quien iba a la cabeza y de pie era la Capitana mientras que Vector y Storm se encargaban de remar y seguían las indicaciones.

Llegaron a la entrada que daba acceso al interior de estas enormes rocas, una entrada totalmente grande que hasta un barco podría entrar sin problema. No había problema con la luz, puesto a que había hoyos arriba que permitían que la luz iluminara un poco el interior.

Verena seguía escuchando los cantos, los demás estaban concentrados y guardando total silencio. No había nada espectacular por el momento, tan solo agua y rocas.

De pronto, Verena dejó de escuchar el canto y llegaron a la última parte del lugar. A lo lejos vieron a un barco pirata casi destruido, como si hubiera chocado con las rocas esperando poder cruzar al otro lado.

– Ese barco... – mencionaba casi en susurro el plateado frunciendo el ceño – ¿Ese no es...?

– Por supuesto que lo es. – respondía el cocodrilo al ver la conocida bandera.

– No... – susurraba la gata arqueando sus cejas totalmente.

Acercaron el bote al borde y bajaron yendo directamente hacia su antiguo y destruido barco. Miraban a su alrededor por si encontraban algo más, pero no tenían esa suerte.

– ¿Dónde está el Capitán? – cuestionaba el albatros – Lo más extraño es que el barco chocara aquí.

– Es demasiado inteligente para saber por dónde meterse. – comentaba el plateado.

– Ese es el barco del Capitán Tiniebla. – contaba el azulado a su esposa – Solo que... Es extraño que haya llegado hasta aquí.

– ¿Crees que lo hayan emboscado? – preguntaba la murciélago mirando con admiración.

– Puede ser una opción. – respondía – Esto no tiene sentido. – fruncía un poco el ceño mirando el barco – ¿Dónde estás?... – susurraba para sí mismo.

– Investiguemos el interior. – ordenaba la Capitana con un tono de angustia – Debe de haber algo.

– Él tiene que estar aquí. – comentaba el albatros – Como Capitán debe permanecer en el barco.

– Si el barco se hunde, él debe quedarse. – corregía el cocodrilo – En este caso, debieron emboscarlo y haberlo llevado preso en otro barco o dejado en otra isla sin rescate alguno.

– Y con una sola bala en la pistola.

Ya estaban por subir al barco, pero otra tripulación los emboscó comenzando a pelear entre ellos, espada contra espada.

Sonic permanecía cerca de su esposa para protegerla, aunque ella ya sepa manejar la espada, aun así, no se sentía seguro de dejarla debido a que se trataban de piratas con mayor experiencia en la pelea.

Aquella tripulación lucia completamente mal, estaban sucios y desarreglados, era más notorio estando a lado de la tripulación de la Capitana.

Una pequeña caja musical en forma de corazón sonaba en el interior del barco, una suave melodía que podía hacer dormir y tranquilizar a un bebé. Esa melodía sonaba por todo el camarote, sin embargo, terminó con la melodía dejando que el eco de las espadas y gritos entraran al camarote.

La cajita musical fue tomada con algo de brusquedad y guardado en el traje. Tomó la espada, abrió la puerta con brusquedad y caminó hasta llegar al borde del barco, miraba a los piratas pelear entre ellos, pero ¿Con qué propósito?

Bajó del barco agresivamente con la ayuda de una soga y, al tocar suelo, caminó hacia la pelea tomando por sorpresa al albatros. Lo sujetó con fuerza mientras ponía su espada cerca del cuello de este.

Storm se quejaba y pedía ayuda, su tripulación iba a ir en camino, pero dejaron de pelear al voltear, además, la tripulación contraria también bajó la guardia.

Miraba a cada uno, pero su ojo se detuvo al presenciar los ojos verdes esmeralda, provocando que su corazón latiera fuerte al igual que del erizo azul. Sus miradas mostraban la nostalgia y alegría de poder volver a verse después de tanto tiempo, aunque uno de ellos no quería aceptarlo.

Para él, la suave melodía de la caja musical comenzaba a sonar sin la necesidad de echarle cuerda para que funcionara.

– Shadow... – llamó con felicidad la Capitana.