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Tras calmarnos durante unos segundos, retomamos la marcha hasta el arco donde me esperaba mi padre para llevarme al altar. Ada me dejó junto a mi padre, le agarré del brazo y cuando la leve música comenzó a sonar, supe que no habría vuelta atrás. Pasamos por el arco de entrada y divisé a los invitados, a Max en el altar, al sacerdote real que oficiaría la boda y a mi madre en un costado, donde también se debía colocar mi padre cuando me dejara. En ese momento sentí cosas que jamás había logrado sentir. Un terrible dolor se había apoderado de todo mi ser. Y un arrepentimiento que jamás había sentido.

Comenzamos a avanzar cuando vimos a alguien sorprendentemente conocido correr hasta mí.

—¡¿Remus?!— dije sin creerlo —¿Qué haces aquí?— dije soltando a mi padre y acercándome a Remus.

—Yvette, te necesitamos—

—Remus, ni puedo, debo casarme... creí haberte contado...—

—Lo hiciste pero...—

—Por favor, sólo cuidar de Narcissa, yo estaré bien— le dije.

—Yvette ese es el problema, ha estallado la guerra, Iona está herida y Narcissa está en peligro. La tienen, es una desertora de mortifagos. Van a hacerle daño...— mis ojos se abrieron como platos. —Yvette— mi madre comenzó a caminar hacia nosotros cuando lancé un hechizo para aturdir a todos los presentes, tomé la mano de Remus y salí corriendo de ahí hasta llegar a donde estaba Eyad, Ada por suerte había sido avisada por Remus antes que yo y me esperaba en los establos. Transformé rápidamente mi vestido de boda en un mono negro y rojo escarlata que me sería más práctico y eliminé con magia el elaborado peinado dejando mi pelo en una trenza que sería más práctica. Tomé mi arco y mis flechas sin dudarlo.

—Ada— le dije.

—Vete— me dijo.

—Pero—

—No te preocupes por mí, corre cuidaré de Eyad— tomé la mano de Remus y él nos transportó a Hogwarts. Una de las Torres del castillo estaba destruída. Había muchos desconocidos atacándose con hechizos, personas atadas, Remus me llevó a una de las salas ocultas de Castillo donde estaba Hagrid tratando de curar a Iona. Para llegar hasta ahí tuvimos que deshacernos de varios mortífagos, uno de ellos me lanzó una gafa que pasó rozando mi mejilla y cortando levemente esta pero lo suficiente para que sangrara.
Al llegar a esa sala habían más animales y criaturas mágicas, era un lugar enorme, supuse que los estaba protegiendo a todos.

—¡Io!— grité al verla —No tenía que haberte dejado sola— dije abrazando a mi loba, tenía una gran herida en una de sus patas traseras. —Te voy a curar— me coloqué ante ella y realicé uno de los hechizos sanadores que había aprendido.

—Puede hacer magia sin varita— dijo Hagrid. —Ha heredado los poderes reales... Ve, yo cuidaré de Iona— me dijo, sabiendo que querría buscar a Narcissa.

—Por favor, no dejes que le pase nada—

—La cuidaré con mi vida— asentí y le agradecí y salí del lugar.

—¿Tienes idea de donde está?— dije refiriéndome a Narcissa

—En la mansión Malfoy—

—Joder...— dije.

—Voy contigo— me dijo.

—No, Remus, llevarte ahí seria firmar tu sentencia—

—No vas a ir sola—

—¿Dónde están Tonks y Andrómeda?—

—En la orden, a salvo, pero yo voy contigo—

—¿Y el niño al que quieren matar?—

INVICTA (Narcissa Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora