III. "Interrupciones Tentadoras"

416 42 42
                                    

Barcelona, España

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Barcelona, España. 2020

Eran las ocho de la mañana cuando llegamos a Mare Group. La empresa farmacéutica a la cual mi dinero estaba financiando. Y a cambio de ello, podía tener a mi disposición sus laboratorios y todo este edificio si así yo lo requería. Ello significaba que Alarcón solo fungía como una tapadera que me servía por ahora para que ni mi nombre, ni mi rostro fueran conocidos. Lo prefería así.

El reconocimiento del público que no estaba relacionado con la organización me tenía sin cuidado. Prefería el respeto y el miedo de aquellos que sabían quién era yo y quien era la familia a la cual representaba dentro de mi mundo.

Alarcón era solo el chaleco antibalas si algo salía mal. La culpa recaería en él y es por ello por lo que la recompensa era malditamente generosa. Si él llegara a faltar, yo me haría cargo de su familia, pero eso solo sucedería si él me era leal.

Lo cual descubriría durante mi estadía en Barcelona. No venia aquí a investigar a su hijo, desde un principio supe que él nunca seria leal a mí pero, nunca me imaginé que fuera tan estúpido como para haber decidido si ser leal a mis enemigos. Su lealtad no me importaba pero el estar aquí solo como un infiltrado de la Bratva, robando cosas que me pertenecían era el verdadero problema; ahora, él solo me serviría para divertirme antes de que recibiera el castigo por traicionarme y aunque su lealtad nunca hubiera sido para mí, el dinero que pago por sus gustos estúpidos de niño rico si había sido mío y él lo había recibido gustoso.

El que yo hubiera venido aquí, era para determinar qué tan fiel era su padre para conmigo y para con la Camorra. Ya que de esa familia, era el único que me servía. Su hijo demostró que era un bueno para nada y solo me dio el pretexto perfecto para deshacerme de él de una buena vez.

El auto se dirigió al estacionamiento subterráneo que tenía la empresa y en donde había un elevador que solo podía ser utilizado por los ejecutivos importantes y claro, por mí. Esto, para evitar atravesar la recepción y así llamar la atención hacia mi persona. Eso era algo que solo Alarcón y sus más allegados sabían.

—Mientras este ahí arriba, quiero que tú te quedes en este auto y no des problemas —ordené a la persona que me acompañaba, por desgracia.

—Si no quieres que cause problemas no deberías haberme traído contigo, hermano —unos ojos azules que también eran similares a los de Matteo y a los míos, me miraron con desafío y una sonrisita inocente se formo en sus labios. Gabriella podría ser nuestra hermana, pero era la mas diferente de nosotros. Tanto por su aspecto, como por su personalidad. Lo único que nos podía relacionar eran los ojos azules que los tres hermanos compartíamos. De ahí en fuera, Gabriella estaba cortada por otro cuchillo.

Era demasiado inocente, noble y al mismo tiempo rebelde en un mundo donde eso no podía existir, en un mundo en donde eso se podría considerar una debilidad. Pero también debía reconocer que Gabriella era demasiado inteligente, mas que todos mis hombres juntos. Lo había demostrado en muchas ocasiones en las que se había escapado de su vigilancia justo frente a sus narices, eso de alguna forma me hacía sentir orgulloso al mismo tiempo que frustrado, lo que aseguraba que debíamos tener cuidado con ella.

Ilustrando tus Deseos I (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora