XIV "Propiedad"

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«¿Qué mierda acababa de suceder?»

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«¿Qué mierda acababa de suceder?».

Me encontraba petrificada en el mismo lugar en el cual Dante me había dejado y podía jurar que mis mejillas se encontraban sonrojadas. Mentira, no solo mis mejillas, si no toda yo era un tomate andante.

Mi cuerpo se encontraba acalorado y mis bragas arruinadas ―de nuevo―. No encontraba las palabras para poder describir lo que acababa de suceder. Todo había ocurrido tan rápido y mi cerebro aún estaba procesando las cosas.

Lo único que había procesado y razonado es que iba a permitir que un completo desconocido me besara, porque eso es lo que Dante era para mí, un completo desconocido. Solo lo había visto en dos ocasiones y mi cabeza seguía sin concebir la idea de que él me mirara como lo había hecho hace un minuto. Como un hombre a punto de la inanición que había encontrado al fin su salvación.

Era una completa locura siquiera pensar en ello.

Pero, aun así, el que él actuara como lo había hecho, seguía causando un conflicto en mi sistema. Y maldita sea, la tensión por nuestra interacción aún la podía sentir en el ambiente.

Rezaba porque el Sr. Mazzarella no pensara que estaba chiflada o algo por el estilo, después de haber rechazado el trabajo que me ofrecía de la manera en la que lo había hecho, para después estar a punto de dejarlo besarme.

«Joder con mi vida».

―¡Mierda! Tu numerito con el bombón que acaba de irse hizo que medio club se pusiera cachondo― grito Cristina cuando llego a mi lado, sacándome de mi aturdimiento.

«Lo que me faltaba», pensé. Claro que Cris no dejaría pasar lo que acababa de presenciar. Ya la veía molestándome con ello durante al menos 10 años.

―Por dios, baja la voz ―grité también sobre el ruido del lugar, al mismo tiempo que le daba un golpecito en el hombro. ―¿De qué numerito hablas? ―Trate de hacerme la desentendida a pesar de que sabía que a Cris no se le iba ninguna.

―No te quieras hacer la loca conmigo, yo sé lo que vi. ―Exclamo regañándome ― Por un momento pensé que ese Adonis iba a comerte viva por la forma tan intensa en que te veía. Por cierto, ¿quién era?

―Ese era Dante Mazzarella, el socio de Alarcón― conteste.

―¿Qué? Joder... Pues qué buen culo se carga.

―¡Cristina! ¡Por dios! ―regañe y voltee a verla recriminando su comentario, era completamente cierto lo que decía, pero no por ello tenía que gritarlo a todo el mundo.

―¿Qué? Sabes que es verdad, si no, no estarías tan embobada por él. Que mira, no te culparía por ello. Aunque deberías mirarte en estos momentos, tu rostro está muy acalorado ―se burló. ―Por cierto, ¿Qué hacía aquí? Ciertamente, su traje de tres piezas y apostaría que de diseñador no pinta para nada aquí.

Ilustrando tus Deseos I (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora