Capítulo 2

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-Alex-
Una nueva ciudad, ya había perdido la cuenta de por cuantas ciudades habíamos pasado este año, mi madre era una periodista reconocida por lo que cada vez que encontraba una historia interesante que pudiera añadir un galardón a su lista la seguía sin importarle ir de ciudad en ciudad, a mis 18 años ya estaba adaptado a los cambios, mi principal pasatiempo era la fotografía por lo que no me desagradaba la idea de cambiar de lugar tan seguido, debido a esto me había convertido en un chico que prefería ir de lobo solitario y no encariñarme con alguien que después tendría que dejar atrás, cuando llegaba a un lugar solo me fijaba en las chicas en cual podría llevar a la cama, sé que suena un poco frío pero luego de mi primer amor, bueno eso creía que me había enamorado, y tener que dejarla, me prometí a mí mismo que no  estaría con una chica por más de una vez, tener sentimientos era algo que no estaba en mis planes.

Lo que nos traía a esta ciudad era una red de narcotráfico que estaba dando mucho de que hablar, Villa Coral era una ciudad reconocida por sus bellas playas, y los clubes que en la noche le daban vida a la zona costera de la ciudad, a pesar de que era una ciudad muy visitada por turistas había sido un lugar tranquilo y hermoso para vivir, pero en los últimos meses se habían desatado una ola de asesinatos, así que al parecer todo no era tan tranquilo, y eso era lo que mi madre la distinguida periodista Judith Suárez, reconocida en el ámbito profesional como Miss J, pretendía desenmascarar, mi madre utilizaba este sobrenombre y siempre había sido muy discreta en guardar su verdadera identidad. Ella era mi ejemplo a seguir, la admiraba por sobre todas las cosas, mi padre nos abandonó cuando apenas tenía 2 años y eso no fue un impedimento para ella seguir adelante con su profesión y darme una buena vida, pagando los mejores colegios y llenando esas carencias paternales complaciéndome en todos mis caprichos, eso si nunca me había dejado participar en sus investigaciones, no obstante yo me había estado preparando por si alguna vez hacía falta, había tomado clases de defensa personal y sabía utilizar todo tipo de armas y era de los que faltaba ni un día gym, la vida y seguridad de mi madre era lo primero para mí.

Iba sentado en el asiento del copiloto mientras mi madre tarareaba la canción que ponían en la radio, era una romántica empedernida, cosa que me hacía preguntarme porque no había tenido ninguna relación seria en todos estos años. De pronto el cartel de Bienvenidos a Villa Coral llamó mi atención, entrando a la ciudad el olor a mar enseguida invadió mis fosas nasales, lo que había leído sobre esta ciudad se había quedado corto con la belleza de sus playas, ya estaba deseando que llegara el envío con mi motocicleta para sentir la brisa del mar dándome directamente en la cara.

Llegamos a la que sería nuestra casa por este tiempo, estaba situada en la zona costera cerca de los clubes, era una mansión de dos piso, de jardines bien cuidados y un toque moderno, que me gustaba, subí las escaleras y elegí para mí una habitación cuyo balcón tenía una hermosa vista al mar, pensé en las fotografías que podría tomar al atardecer desde ese lugar. Mi madre conocía mis gustos y algo que no podía faltar en las casas donde nos quedábamos era el gimnasio, me cambie de ropa y me dispuse a entrenar.

Al terminar con mi rutina ya era de noche y me lamenté no haber subido antes para observar el atardecer desde mi balcón, el bullicio de la ciudad se sentía desde mi habitación por suerte ese no era un problema para mí, no pude resistirme y decidí salir a conocer los alrededores. Al bajar mi madre no se encontraba, no había terminado de desempacar y ya había salido a investigar, ya era algo normal en ella.

Al salir supe que acepté en ponerme mi chaqueta de cuero negro porque nada tenían que ver los calores diurnos con la temperatura nocturna, mi outfit era casual me gustaba vestirme de negro, pero esta vez opté por una polo color rojo, jeans pitillos y mis zapatillas deportivas rojas luego de caminar un poco quedé frente un bar que llamó mi atención por todas las luces la que lo rodeaban, por lo que me decidí a entrar.

El ambiente era divertido, la música estaba alta pero no era molesta, al entrar mis ojos hicieron contacto con los de una chica que se encontraba bebiendo chupitos rodeada de cuatro chicos, la noté un poco incómoda por lo que no sé si fue el caballero que estaba en mi o el follador que no se pudo resistir a esa belleza lo que me llevó acercarme, sin hacer caso a los chicos que me miraban molestos
Hola bonita bailamos?- le acerqué mi mano la cual aceptó rápidamente, no supe distinguir si le había gustado mi invitación o se sentía aliviada por alejarla de aquellos chicos.

Bailamos por un rato, en el que pude ver que no me había equivocado era realmente hermosa, y si quería añadirla a mi lista de conquistas, como la hermosa pelinegra con la que inauguraría mi estancia en la ciudad, tenía un cabello negro, ondulado que casi llegaba a su cadera, su piel estaba bronceada por el sol y llevaba un vestido rojo azul claro que le quedaba ajustado al cuerpo  haciendo resaltar sus curvas, lo que me hizo bajar la mano hasta su trasero, al ver que no la quito supe que esa era mi señal para seguir adelante, la llevé a un reservado para poder conversar mejor.

Luego de varios tragos la sentí más relajada, su nombre era Jane, al igual que yo era nueva en la ciudad, ya no podía contenerme más y la besé, la sentí tensarse ante el contacto de mis labios, no me correspondió al beso, pero esto no me hizo rendirme por lo que continué dejando húmedos besos haciendo un trayecto hasta su oído, donde besé el lóbulo de su oreja, y con voz ronca y seductora le dije -Bonita vamos conmigo déjame lograr que esta sea la mejor noche de tu vida- me tensé un poco por un momento pensé que mis dotes de seductor  no estaban funcionando con esta chica y que tendría que buscar otra forma de bajar la erección  que estaba creciendo dentro de mi bóxer, cuando de repente sus carnosos labios hicieron contacto con los míos con un movimiento torpe que no dude en corresponder introduciendo mi lengua en su boca y dejando caricias rudas con mis manos en su trasero. La oscuridad del reservado nos daba cierta intimidad por lo que fui llevando mi mano hacia el borde de su vestido acariciando la piel de sus muslos hasta llegar a mi objetivo, al llegar al borde de su panty soltó un gemido y separó nuestros labios, pero mis dedos traviesos no se detuvieron hasta estar en contacto con su sexo y me sorprendió tanto su humedad que la volví a besar, y cuando ya no pude más la levanté de ahí para llevarla a un motel que quedaba al lado del club.

Al llegar a la habitación y cerrar la puerta vi la duda un su mirada por lo que me acerqué a ella y la volví a besar apoyándola contra la puerta, no podía más mi bóxer me apretaba demasiado tenía que hacerla mía, por lo que saque su vestido por encima de su cabeza y con gran agilidad me desprendí de mi ropa quedando solamente en bóxer, lleve su mano para que sintiera lo dura que estaba mi polla y pude ver el deseo en sus ojos, por lo que continué besándola cada vez con más ganas, solté su ajustador y llevé mis manos hacia sus pechos encontrándome con unos pezones endurecidos que no me resistí a pellizcar y jugar con ellos, la llevé hasta la cama, dejando besos húmedos y caricias por su abdomen, hasta llegar a su panty la cual fui bajando lentamente, al mirarla me di cuenta que algo había pasado y en sus ojos ya no había pasión sino una duda que no lograba entender, con la voz entrecortada logré articular palabra: - Jane, bonita ya no quieres que siga?- fue ahí cuando vi aún más duda es sus ojos, y no podía creer lo que estaba pasando, esa cara y mirada confusa ya la había visto antes, por lo que me alejé poniéndome de pie al lado de la cama preguntándole con voz ruda más frío de lo que hubiese querido sonar
– Jane eres virgen? .Con algo de vergüenza al fin asintió, la dejé ahí y me fui hasta al baño no podía, no podía hacerle eso, era su primera vez y por más ganas que le tuviera no iba dejar que perdiera su virginidad en un motel con un desconocido que no volvería a ver, me di una ducha fría y en contra de mis deseos tuve que masturbarme pensando en ella porque no podía bajar aquella erección que me había dejado.

Al salir del baño ya eran alrededor de las 7 de la mañana estuve un tiempo mirándola mientras dormía como su cabello negro caía sobre su espalda desnuda, ya estaba empezando a sentir algo abultado dentro de mi bóxer antes de que siguiera creciendo me dispuse a vestirme, estaba frente al espejo terminando de ponerme mi chaqueta cuando la vi desertar, era hermosa aún así despeinada y con resaca, pero en mis planes no estaba volverla a ver así que fui lo más frío que pude cuando le hablé
- No te preocupes bonita ya la habitación está pagada puedes quedarte el tiempo que necesites-
Y sin más salí de aquella habitación.

Contigo o con élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora