Jane-
Ya había pasado una semana desde mi castigo, al fin mañana comenzarían las clases y mi madre me devolvería mi celular, no lo voy a negar había sido difícil pasar aquella semana aislada del mundo sin nada de tecnología, muchas preguntas seguían dando vueltas en mi mente, lo único que tenía claro era la vergüenza de irme a una habitación de hotel con un desconocido, así que lo único que pedía era no volverme a cruzar con ese sexy trigueño, estaba sumida en mis pensamientos cuando la voz de mi madre llamó mi atención –Jane hace más de 5 minutos que tenías que haber apagado el horno, en que tanto andas pensando- por un segundo sentí que me sonrojaba pero en mis planes no estaba para nada decirle en que estaba pensado.
Por suerte cando abrió el horno todo estaba bien con el pollo. Estábamos preparando una cena especial como bienvenida para mi padre que después de dos semanas de viaje llegaría a casa, por lo que mi madre había despedido al personal del servicio por esa noche. Mi padre era un prestigioso empresario dueño de una cadena de hoteles ¨Hoteles Star¨, y eso era lo que nos había llevado hasta Villa Coral su nuevo proyecto, con el que estaba muy entusiasmado. Quince minutos después se abrió la puerta, mi padre a pesar de sus 45 años era un hombre muy apuesto, alto, de cabello negro con algunas canas, y ojos azules, pues si ese era mi gran reclamo hacia él porque no pude heredar sus hermosos ojos azules. La cena transcurrió entre risas, podía ver a mi padre muy animado con este nuevo proyecto.
Al finalizar me dirigí a mi habitación y antes de acostarme preparé todo lo necesario para el día siguiente, estaba tan emocionada por fin volvería a ver a Lily y conocería el que sería mi nuevo instituto en los próximos dos años. Se preguntarán porque viviendo en una familia que me podía dar varios lujos tenías un trabajo de medio tiempo, pues el deseo de mi padre era que fuera a la universidad a estudiar Finanzas para así poder ser una digna heredera de sus hoteles, pero yo sentía que mi vocación estaba en la medicina, nunca lo había comentado con nadie pero por si acaso estaba guardando ese dinero para pagar mis propios estudios si decidían no apoyarme.
Llevaba ya un largo rato dando vueltas en la cama, no sabía si era la emoción de empezar en una nueva escuela o todas las preguntas que rondaban por mi mente. A mi cabeza venían varios escenarios de lo que pudo ver pasado con el trigueño en aquella habitación hasta que sentí un cosquilleo en mi sexo, no era la primera vez ya en varias noches anteriores me había tocado pensando en él, aún podía recordar el olor de su deliciosa colonia, eso y la imagen de su bellos rostro era lo único que tenía de él.
A las 7am sonó mi despertador con todo el entusiasmo fui hacia el baño, me demoré un rato contemplándome en el espejo, no me acostumbraba a usar uniforme, aunque ese color azul oscuro no me quedaba nada mal, la falda era plizada y la llevaba por encima de la rodilla, mi madre no me dejó recortarla de más, una camisa blanca y una chaqueta del mismo color de la saya eran lo que conformaba el uniforme, cuando estuve lista para bajar a desayunar me encontré con una pequeña caja de regalo fuera de mi habitación, la abrí enseguida y lo que vi en su interior me alegró bastante eran las llaves de un auto, bajé las escaleras volando prácticamente cuando abrí la puerta pude ver un descapotable rojo, con una tarjeta y mi celular sobre el asiento del copiloto, cuando tomé el papelito en mis manos reconocí la letra de mi papá, ponía:
¨Mi niña, nunca dudes de ti ni de él amor que nosotros sentimos por ti, el mundo te espera, sal a comértelo¨
Se sentía increíble manejar semejante auto mientras la brisa del mar me daba en el rostro, pasé a recoger a Lily, la que gritó eufórica cuando me vio luego de una semana sin saber nada de mí. Mi amiga vivía cerca de la playa, al cruzar la calle frente a su casa estaba la cafetería en la que trabajábamos, era propiedad de su hermana mayor, me bajé a disculparme con ella por mi ausencia la última semana, inventando excusas, aunque sabía que eso no serviría de nada con Lily quien me interrogaría hasta el saber el por qué de mi desaparición en el club, ojalá y estuviese equivocada y ella ni siquiera se acordara de eso.
Luego de risas y cantar a todo pulmón la canciones de la radio llegamos al insti, fue fácil encontrar un lugar para aparcar el auto, al bajarnos sentí que todos se fijaban en mí, pués si esa sensación de ser la nueva era un poco incómoda.
Por allá se encuentra la pista para practicar deportes y aquel edificio un poco más alejado es la biblioteca- dijo Lily sacándome de mis pensamientos- Aquellos chicos que ves por allá con ropa deportiva son los chicos del equipo de básquet y las chicas que andan por su alrededor son las porristas- vaya que envidia sus faldas si que eran cortas nada que ver con la que llevábamos las otras chicas.
-Wow, los jugadores son bastantes guapos, no estaría mal hacer las pruebas para convertirme en porrista- comenté animada a lo que Lily respondió con una sonrisa. Entramos en el corredor principal nos dirigíamos hacia la zona donde estaban las taquillas, y algo en mí se detuvo cuando lo vi, ese chico alto que llevaba ropa deportiva pero de un color diferente a la que había visto antes.
Lily al darse cuenta de mi reacción con una expresión demasiado divertida dijo – Upsss, lo siento por no decirlo antes pero quería ver tu reacción de sorpresa cuando te enteraras que tu crush viene a este instituto y además es el capitán del equipo de básquet.
O sea tenía que ser una broma porque no me había dicho esto antes, desde que empecé a trabajar en la cafetería ese chico iba todas las tardes, pero nunca se había sentado en la zona que yo atendía, por suerte porque sus hermosos ojos verdes me intimidaban demasiado, Lily en varias ocasiones me había sorprendido mirándolo, por eso me molestaba con que era mi crush, y tenía razón, ese chico tenía algo que hacía que me gustara mucho y ni siquiera había cruzado palabras con él, lo que no le perdonaría a Lily es que no me dijera que el también venía a nuestro instituto.
Pasó por nuestro lado dedicándole una mirada como saludo a Lily, bueno pues ya lo había decido quería unirme al equipo de porristas, si de esa forma podía estar cerca de él durante los entrenamientos.
Señorita Jane Stuart diríjase a la oficina del Director- Salió una voz de los autoparlantes, por la emoción del primer día había olvidado que tenía que pasar a recoger mi horario, Lily me acompañó hasta allá y me dijo que me estaría esperando para llevarme a mi salón.
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Contigo o con él
Teen FictionJane lleva alrededor de un mes viviendo en una bella ciudad costera, un día decide salir de fiesta con su única amiga, lo que no sabía que esa noche conocería a un sexy trigueño que cambiaría su vida para siempre.