#06.

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CAPÍTULO SEIS

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Un enredo entre sus pies entorpeció sus pasos desesperados por alejarse, causando a su vez que se tambaleara de por medio, mientras yacía peleándose internamente con la estabilidad de su cuerpo. Su mano cubrió su oído tan pronto el aliento cálido impropio chocó suavemente en una zona un tanto sensible, haciéndole sonrojar al punto de sentir aquél mismo ardor coloreando sus mejillas.

Por encima de ello, el uniforme de gimnasia le sentaba de puta madre. La camisa desabotonada se ajustaba a sus músculos bien formados, haciendo que estos resaltaran con firmeza, incluyendo su torso cubierto.

Días tras días hechos semanas, meses o incluso años de entrenamiento se reflejaban en ellos, esos músculos no le cayeron de la noche a la mañana y cualquiera podía notarlo.

Los pantalones, que lucían ridículos en muchos, bailaban con el viento sin llegar a asfixiar sus muslos como a otros, dejando al descubierto y con cierta libertad sus piernas. Oh, aquellas jodidas piernas que parecían correr un maratón todos los días.

Sí, bueno, era un bonito uniforme, definitivamente.

Zoro sonrió enternecido ante las actitudes nerviosas y reacciones torpes que el menor se permitió demostrarle por algo tan simple como lo que acababa de hacer y, por más que no tomara consciencia de aquellos ojos azules paseándose por su cuerpo de pies a cabeza, pudo percatarse de su ceño frunciéndose en ese mismo momento.

Ahí estaba de nuevo, aquella mirada firme característica del supuesto "dulce omega" que tanto le gustaba; retándole indiscretamente una vez más. Porque a pesar de su reacción, aquello no había cambiado en lo absoluto. Y, por más que otros lo tacharan de inofensivo, él era quién menos lo subestimaba. Tal vez era el único que notaba aquello, pero así era, desde un principio. O bueno, por otro lado, también existía la posibilidad de que estaba enfermo y se imaginaba cosas.

— ¡Zoro!— Saludó Chopper, esbozando una sonrisa a lo grande.— Justo hablábamos de ti.— Comentó, como si él aún no lo supiera, causando que Sanji deseara desaparecer ahí mismo.— Llegaste temprano hoy, es un milagro.

— ¿Sí?— Inquirió, fingiendo sorpresa.— Parece que logré llamar tu atención.— Canturreó en voz baja, deslizando sus orbes hacía el cuerpo del rubio, quién tragó en seco, negando inconscientemente.

— Zoro, no seas estúpido.— Sinceró el omega castaño sin pensarlo mucho, soltando un suspiro.— ¿A quién le llamarías la atención?— Se cuestionó en voz alta para él mismo, haciendo que el rubio se sintiera el flechazo.— En fin, ahora que estás aquí, cuida de Sanji. Enséñale los vestidores y todo lo demás, yo debo asistir a mis clases.

— Déjalo en mis manos.— Murmuró con confianza, elevando una de las mismas.

— Qué confiable.— Halagó el menor por lo bajo con sarcasmo de forma inconsciente, pero el mayor le ignoró y el castaño no pudo escucharlo.

愛 lemon scent ━ zosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora