愛 lemon scent ━ zosan

#09.

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「༻CAPÍTULO NUEVE.༺」

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El ruido proveniente de los pasos firmes del mayor realizaba eco sobre su cabeza, recordándole que se encontraba aún a su lado. Por alguna razón, cuando se enteró que debía salir por órdenes de su madre, quién repentinamente llamó a la directora de la institución tras su clase de gimnasia, personalmente, Roronoa se había ofrecido a acompañarle hasta allí, aunque ni siquiera había pedido un permiso de salida con anterioridad.

Si un alumno deseaba salir cuando no tenían días libres, como lo son los fines de semana, este debía de solicitar un permiso de salida con el tutor a su cargo, quién posteriormente decidiría si cedérselo o no. Y él no lo había hecho, ni siquiera se molestó en llamar a la persona a su cargo para avisarle, simplemente se había pasado las reglas por los cojones y le restó total importancia. Y, extrañamente, eso le agradó, le gustó las ganas que demostró para acompañarle, pero al mismo tiempo detestaba ser la razón de un posible regaño para él.

— Hey, cabeza de limón.— Le llamó el muchacho a sus espaldas, aunque había estado intentando llamar su atención hace varios minutos.

El rubio tensó la mandíbula cuando escuchó aquél apodo tan ridículo salir de sus labios, deseando una y mil veces que le dijera "limoncito" una vez más. Admitía que era empalagoso, pero, aún así, lo creía convenientemente adorable. Mucho más que cabeza de limón, que hasta lo sentía como un insulto pasivo-agresivo.

— Sanji. Mi nombre es Sanji.— Le incitó a decir su en cuanto se giró, luego de detener sus pasos y ser imitado.— Lo mencionaste antes. Por favor, úsalo.

— Estás caminando muy rápido.— Le ignoró, rascando con su dedo índice la parte trasera de su oreja.— ¿Tienes prisa?

— Uhm.— Musitó, pestañeando con un poco de confusión. No lo había notado, no con tantos pensamientos en su cabeza.— No realmente.

Zoro predijo las reacciones del más bajito, incluyendo su posible motivo. Una media sonrisa ya se había formado sobre sus labios para ese entonces, causando que el menor activase todas sus alarmas sin siquiera titubear; haciéndole tomar su debida distancia, a pesar de encontrarse en las calles, con la gente pasando al rededor y en plena luz del día.

— Estás dejándome atrás, ¿tan nervioso te sientes cuando estoy cerca?— Inquirió, sin afirmarlo del todo. El menor negó, tensándose cuando lo vió acercarse. ¿Realmente iba a utilizar alguno de sus trucos para hacerle sentir extraño? ¿Justo ahora? ¿Con tantas personas al rededor?

— No hagas nada raro.— Le advirtió tragando en seco, un tanto ansioso, quizás exagerando un poco la situación. Aunque, honestamente, no podía calmarse cuando el ajeno se encontraba tan cerca de él. El aroma de dominio que impuso aquella vez, todavía se mantenía vivo en sus recuerdos y temía que ocurriese de nuevo, sin previo aviso, en un lugar público. No por las acciones del ajeno, sino por él mismo.