II. Noche de chicas

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El resto de la tarde la dedicamos a hacer deberes y tomar café mientras hablábamos, también aproveche para mirar algunos libros, fui a la sección de romance, era el tipo de libro que me había enganchado. Mirando libros encontré 50 sombras de Grey, lo analizé para ver de qué iba cuando alguien empezó a hablar.

─50 sombras eh, dime porque a Abby Summers le interesa un libro eroitco─ escuche decir a Luke mientras se acercaba a mi.

─Yo eh no─no me salían las palabras de la boca, qué vergüenza.

Tierra trágame.

Luke empezó a reírse, creo que fue porque me puse roja, no sabia que hacer asi que empeze a ir hacia atrás, y con lo gafe que soy no me podía pasar otra cosa que que tirara un montón de libros al suelo, cuando me di cuenta los empecé a recoger a toda velocidad, pero Luke vino a ayudarme, se agacho delante mío nuestras caras estaban a pocos centímetros de distancia mientras hacíamos una montaña con los libros que había tirado al suelo, levanté mi cara para mirar la suya y justo en ese momento él levantó la suya también, mi corazón dio un vuelco, estabamos alli, los dos sentados en el suelo mirándonos, era la primera vez que me sentia asi, y en el momento que me sonrió, justo en ese momento, escuchamos como alguien nos llamaba.

─Abby, Luke, venís o qué─nos gritó Laia mientras escuchábamos como se acercaba, nos levantamos a tiempo antes de que viniera, Luke cogió los libros que quedaban en el suelo mientras yo ponía los que habíamos amontonado ya en la estantería.

Laia entró en el pasillo cuando Luke colocaba los últimos libros.

─Tessa nos ha invitado esta vez, dice que para celebrar que has entrado─nos informó Laia mientras caminaba hacia nosotros─en fin, vámonos, es tarde.

Bajamos las escaleras hasta el piso de abajo, todos nos estaban esperando listos para irse, cogimos los abrigos, los skates, los patinetes y las bicis y salimos del local despidiéndonos de Tessa.

Fuimos todos juntos solo una calle, dejamos a Klaus y a Lia en la parada de autobús, a Rebeka y a Luke dos calles más arriba, Laia y yo al parecer vivíamos a tres casas de distancia, así que estuvimos hablando durante el camino.

─Me alegra que hayas aceptado ─me comunicó ella ─creo que te vendrá bien.

─Gracias- le conteste─pero, ¿como que me vendrá bien?─Laia suspiro mientras sus ojos miraban al suelo─si no quieres decírmelo no hace falta eh.

─No, da igual─me dijo aun mirando hacia el suelo─esque, a mi el grupo si que me vino bien─empezó a dirigir su mirada hacia mi─ cuando teníamos 8 años, cuando el grupo ya estaba creado, yo tenia unas amigas aparte, iban a la escuela con nosotros y eran como mis mejores amigas, pero, cuando cumplimos los 9 años, de un dia para otro dejaron de hablarme.

─Porque─pregunté con tono extraño.

─Eso es lo peor, no lo se, no me dieron explicaciones, con tan solo 9 años descubrí lo que era que me hicieran el vacío, no se lo conté a nadie─no me podía creer lo que me estaba contando─nadie se dio cuenta, pero, cada vez tenía menos ganas de hacer cualquier cosa, un dia, intente ir con ellas, estaban en grupo, hablando y riendo, entonces cuando me acerque saludando, lo único que hicieron fue irse, creí que nadie lo vio, pero esa misma tarde, fuimos a la cafetería con nuestros padres, Lia, Luke, Klaus y Rebeka al parecer vieron lo que me pasó con las chicas, y me llevaron a los sofás, había dulces y pinturas acrílicas en la mesa, era una fiesta para mi, cuando les pregunte que pasaba me dijeron que nunca estaría sola, que no tenía que derrumbarme por gente que no me valoraba, y que si no quería hablar del tema, que lo dibujara, asi es como me aficione al arte.

La llama azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora