─Despierta, Abby─gritaba Luke
Al abrir los ojos vi que todos estaban alrededor de Laia que estaba de pie delante mío.
Al alzar la mirada vi que estábamos rodeados de fuego pero una especie de escudo translúcido nos apartaba de las llamas.
Dirijo mi mirada a los ojos de Laia que tenían un tono dorado y el fuego se reflejaba en ellos, me di cuenta que ella era quien hacía el escudo.
Laia empezó a caminar hacia la puerta y nosotros detrás de ella.
El fuego nos seguía y nos rodeaba, cada vez el olor a humo se insertaba mas y mas en la cúpula y yo en lo único que pensaba era en agua, agua para poder apagar ese estupido fuego que iba a hacer que nos quedaramos sin aire, y de mis manos aparecieron chorros de agua, Laia deshizo el escudo y yo enfocaba a las llamas con las manos para apagarlas.
─Pues ya estamos todos─comentó Laia mientras tosía ─yo puedo hacer escudos y tu sacas agua de las manos─ dijo dirigiéndose a mí.
─No solo agua─Luke parecía preocupado mientras hablaba con voz temblorosa─cuando estabas dormida han salido de tus manos algunas chispas que han hecho que el fuego se originara─me cojio del brazo y me llevo al lado de unos arbustos mientras los otros nos seguían─toca las hojas.
─¿Qué?─ pregunté.
─Toca el arbusto quiero comprobar una cosa─ toque las hojas del arbusto y no paso nada, entonces imaginé cómo crecían y pocos segundos después el verde del arbusto empezó a crecer sin intención de detenerse, entonces Luke cogió mi mano y la apartó de la planta- no solo el agua y el fuego, los elementos, los controlas.
Aun no me creía lo que pasaba, todo era tan raro que parecía sacado de una novela de ciencia ficción.
A la mañana siguiente todos nos fuimos a nuestra casa como si fuera una tarde después del instituto, solo que esta vez era sábado. Mientras caminábamos con cuidado de no pisar ningún charco de agua, pensábamos en qué objeto estaba escondida la pequeña llama que nos dio esos, no se ni como llamarlo, ¿poderes? ¿dones? ni idea, en fin al final todos supimos donde estaba, en mi caso estaba en el collar de la A como ya os he dicho antes, en el de Laia en sus pendientes, en el brazalete de Rebeka, el anillo de Lia, la tobillera de Klaus y la pulsera de Luke.
...
No pude pegar ojo esa noche, no paraba de darle vueltas a lo que había hecho en la cafetería, la había incendiado yo, con mis propias manos, obviamente por accidente, pero me preguntaba qué más podía hacer; me levanté de la cama, me puse una sudadera y fui hacia la cocina para coger una vela, me puse delante de ella e intente encenderla mirándola y apretando mis puños, en vano. Suspiré y pensé en como lo había hecho antes, estaba relajada y simplemente soñé como un fuego se prendía, así que me relaje, puse mis manos a los lados de la vela, cerré los ojos y visualize como la vela se encendía, segundos después noté como un intenso calor me acariciaba la barbilla, abrí los ojos, y estaba prendida, estuve un rato contemplando-la, no sabía cómo, pero había creado fuego y me sentí especial por una vez, mi corazón dio un vuelco y pensé en que más cosas sería capaz de hacer.
Fui corriendo al jardín mirando a mi alrededor para confirmar que no había nadie, toque un floral marchito y visualicé como poco a poco, las rosas se volvían de un intenso y vivo rojo; al abrir los ojos tenía enfrente un floral que parecía recién plantado, otro vuelco invadió mi corazón y tuve una sensación que nunca tuve antes, notaba como poco a poco mi cara esbozaba una sonrisa inocente y me estiré en la húmeda hierba del jardín, me quedé contemplando las estrellas, la brisa otoñal acariciaba mi cara delicadamente y el olor a hierba húmeda era muy apacible y agradable, mis ojos se entrecerraron y di un largo suspiro, notaba como el aire recorría mis pulmones para soltarlo por la boca en forma de desahogo, me sentía bien, en ese instante no necesitaba más compañía que la de los sonidos de las hojas de los árboles tocandose entre ellas, me sentía diferente, las escuchaba con más intensidad que otras veces, era como si me susurraran con delicadeza palabras que no conseguía entender. Abrí los ojos y se me vino un pensamiento a la cabeza, había conseguido controlar tres de los cuatro elementos, me faltaba comprobar el viento, puse mis manos sobre mi cabeza aun estirada en el suelo y empeze a hacer pequeños círculos con mis dedos entrelazándose entre ellos para que poco a poco se crearán pequeños remolinos de aire que hacían que mi pelo se moviera con delicadeza sobre mi frente.
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La llama azul
General FictionAbby, no puede socializar, viaja demasiado para poder hacerlo, hasta que llega a Flame Hill un pueblo de Indiana donde todo cambia. Amistad, confusión, amor, magia, demasiadas emociones y nuevas experiencias para Abby en poco poco tiempo gracias a u...