🧡 Café sobre ruedas.

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Ya es bastante tarde y en lugar de preocuparme por Max, quien realmente me preocupa es Jennifer, no me gusta abusar de sus servicios como niñera, sin embargo, es a la única a quien le confío al perro, no me gusta dejarlo con extraños y los servici...

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Ya es bastante tarde y en lugar de preocuparme por Max, quien realmente me preocupa es Jennifer, no me gusta abusar de sus servicios como niñera, sin embargo, es a la única a quien le confío al perro, no me gusta dejarlo con extraños y los servicios de niñeros para mascotas son pésimos, la mayoría son adolescentes que quieren dinero fácil.

Trato de no hacer tanto ruido al subir por las escaleras viejas, siento que en cualquier momento el edificio se caerá sobre la cafetería de la planta baja. Toco la puerta de mi querida vecina en cuanto la tengo enfrente. Escucho el ruido que hacen sus pantuflas sobre la madera sin la necesidad de pegar la oreja, tal vez mi madre tiene razón y sí debería buscar un lugar mejor para vivir, aunque con mi sueldo no creo poder pagar un lugar mejor que este.

—Al fin —dice la chica adormilada.

Jenn ni siquiera puede mirarme, se está tallando los ojos, desearía tanto reírme por su pijama de cerditos y su cabello hecho un nudo con mechas californianas, pero estoy seguro que me mandaría a mi habitación de un golpe si lo hago.

—Sí, lo siento —trueno los labios para enfocarme y no reír—. Bueno, ¿Dónde está Max?

Ella abre los ojos solo un poco, apenas distingo sus orbes oscuros con la poca luz del pasillo.

—Ah, claro... —bosteza—. ¡Hey, chico! Ven aquí.

Al instante Max sale de la pequeña cocina y corre hacia mí ¡Dios! Es enorme, por poco me tira.

—Gracias, Jenn.

—Si claro —esta vez tiene los ojos bien abiertos y sonríe viendo al perro que ahora quiere comerse las llaves de nuestra casa de mis manos.

—Bueno, dejo que vuelvas a dormir.

—Espera —dio una mirada para atrás, a su departamento. Asumo que no está sola. Da un paso hacia afuera y entrecierra la puerta—. Necesito un consejo.

—¿Ahora?

—Sí, ahora, es que... —muerde su labio nerviosa. Incluso veo ese lunar que tiene arriba del labio superior temblar.

—¿Está todo bien, Jenn? ¿Paso algo con Frankie?

Frankie y Jenn llevaban poco más de un año saliendo, apenas había cruzado tres palabras con el sujeto, pero tiene buena pinta y a Jennifer le gusta mucho.

—Sí, bueno, está bien, lo que sucede es que...

—¿Lo dirás o no?

Max ya se empezaba a inquietar y no quería que despertara a todos los vecinos.

Suspira y entrelaza sus dedos.

—Frank me propuso...

—¡¿Matrimonio?! —me tapé la boca en cuanto la interrumpí. En mi defensa es algo que no me esperaba.

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