🧡 Si así lo quiere el destino.

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Cuando el día comienza con nubes grises en el cielo, puede significar dos cosas: Será un día helado o, lloverá más tarde

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Cuando el día comienza con nubes grises en el cielo, puede significar dos cosas: Será un día helado o, lloverá más tarde. En el mejor de los casos puede que el sol aparezca y ahuyente lo anterior. De todas formas, yo ni salgo de mi casa, lo único importante para el día de hoy es la clase con Sofía y ya que ella asiste a la escuela temprano y el clima no está de humor, puede que me quede en la cama hasta mediodía.

Si tan solo no tuviera una vecina molesta que venga a despertarme casi todas las mañanas con sus dramas y reclamos tontos.

Está mañana no es la excepción, Jenn toca la puerta como si la estuvieran persiguiendo y buscara refugio. Me agrada Jenn, pero a veces en serio quiero que me deje dormir.

—¿Qué? —suelto malhumorado.

—Buen día, princesa —pasa hacia dentro empujándome—. ¿Tienes la lista?

—¿Lista? —estoy medio dormido, tallo mis ojos recordando de qué lista habla—. Ah, si... —ella rueda los ojos. Como es costumbre—. En realidad, creo que debería empezar a hacer mis compras yo mismo, ya que te vas, no puedo seguir dependiendo de ti para eso.

—Cállate y dame la lista.

—Qué genio...

Jenn de malhumor no es buena señal.

Ella no luce contenta, algo le molesta y supongo que tiene que ver con la decisión de mudarse, yo se lo acabo de recordar, lo cual no creo que mejore su día.

Suspiro y voy a ver que me hace falta en la cocina. Tengo comida para Max y aún me queda un poco de cereal, tal vez eso desayune hoy.

—Solo leche —pido. Cierro el refrigerador, miro a la chica frente a mí con los brazos cruzados, mirándome con esos ojos oscuros entornados—. ¿Qué?

—Te escuché llegar un poco tarde anoche, lo cual sería normal en los tiempos de antes, pero ahora...

—No sabía que tenía que pedirte permiso, mami.

Camino hacia el sofá, me tumbo sobre este. Jenn no deja de verme raro ¿Será porque solo llevo puestos mis boxers viejos? No, ya pasamos esa etapa de incomodidad, puede verme desnudo y ni se inmuta.

—Me preocupo por ti, no quiero que cometas una tontería o te metas en peleas en medio de la noche.

—Jenn —me enderezo. Veo aquellos ojos frustrados—, no me metí en ninguna pelea. Apenas era como media noche y no hice nada malo. No soy un crío, ten fe, ¿quieres?

—Sí, pero las personas malas abundan en la oscuridad y es muy fácil meterse con idiotas que vagan por ahí.

—Estás exagerando, ¿no crees?

—¿Dónde estabas?

—Por ahí.

—Rymer, te voy a...

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