Capítulo 5

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    Fabiana y Cynthia están delante de mí, ambas con un granizado en la mano, el vaso suspendido en el aire justo delante de la boca. La camarera se acerca a nosotras.

    -¿Queréis algo más chicas?

    -¡No! -respondemos al unísono sin ducharnos siquiera mirarla. La camarera se aleja sacudiendo la cabeza.

     -No me lo creo -acentúa Fabi dejando el vaso sobre la mesa.

      -Yo tampoco ...- Cynthia en cambió se da un buen trago exagerado. -¿Y después? ¿Y después?

      -Pero si decís que no me creéis.

     -Bueno, tú cuéntanoslo de todos modos. Sí, ¡sea como sea, nos encanta!

      -Ay Fabiiii no tuenes remedio mami, eres demasiado curiosa. -afirmó mientras cabeceo. -Pero vale, les empezaré a contar pero que quede claro que todo es verdad. En fin, ¿por dónde iba?

      -¡Te estaba besando! -me contestan las dos a coro.

      -Ah sí,claro -mientras hago una muequita con mis labios.

~~~~~~
     De modo que regreso a la cueva. Oscuridad. Parece una película; y siento que me estrecha entre sus brazos cin fuerza, con más fuerza aún... Y yo lo abrazo. Y él desliza su mano por debajo de mi camiseta, pero por detrás, por la espalda., y no me molesta. Me siento extrañamente serena. Me gusta estar entre sus labios..., pero permanece quieto, no se mueve, no sube para desabrochar mi pequeño sujetador. Ahora no, por lo menos. Empieza a acariciarle, eso sí, y sigue besándose.
Después se aparta un poco y me pasa la lengua con los labios. Siento como si me los picotease y justo entonces su mano empieza  a ascender por la espalda, no lo sabía... Pero no me preocupo. De repente oímos unos pasis apresurados y nos separamos y miramos hacia la entrada de la cueva. Isafea pasa corriendo por delante; corre cada vez más de prisa,fuera, entre la hierba alta y, de repente ¡se cae al suelo!

     -¡Ahhhhhhh! -grita con todas sus fuerzas-. ¡Socorro! ¡Ayyy! -y sigue gritando pareciendo la sirena de la ambulancia.

     Pasado un segundo llega el vigilante y la ayuda a levantarse.

     -¿Qué te ha pasado? ¿Qué te has hecho?

     -Me... -le enseña la mano Isafea-. Me ha mordido un animal aquí, me hace un daño tremendo, era una serpiente, ha sido una víbora, moriré. ¡Socorro! -dice chillando y pateando.

      El vigilante le coge el brazo, le aprieta la muñeca con ambas manos y los dos desaparecen detrás de los árboles. ¡Ya no podemos verla! Led y yo nos miramos durante unos segundos.

     -¡Ven, vamos!

      Corremos hacia la salida de la cueva y, una vez fuera, apenas nos da tiempo a ver el viejo que dobla la esquina. Unos instantes después llegan Ray y Cristina.

      -Pero, ¿dónde estabais ustedes tíos?

      -En la cueva.

      -¿En la cueva? ¿En serio? -Ray no nos cree-. ¿Y se puede saber qué hacíais?

     Nos miramos fugazmente, y acto seguido Leduard le da un empujón a su amigo entremetido.

      -¿Y qué se supone que debíamos hacer? ¡Estábamos escondidos!

      -Ah bueno. ¿Habéis visto al vigilante? ¡Se ha llevado a Isabel! ¿Qué os parece? ¿La habrá secuestrado? Da igual que sea fea, ese lo que pretende es exigir un rescate, quiero decir que los padres de Isa son de Milán y pues son riquísimos.

      Ray está fuera de sí. Dios mío, antes casi nos pilla con lo de la cueva... ¡Pero esto!

     -Venga tíos, a Isa le ha mordido una víbora.

     -Anda ya...., no es posible -Cristina esboza una sonrisa luego de que termina de decir estas palabras.

      -¡La hemos visto!

      -¡Las vínoras desaparecen cuando anochece!

      -Bueno, eso es lo que ha dicho, y el vigilante le apretaba el brazo con todas sus fuerzas, quizá para impedir que el veneno pasase a la sangre.

       -Bah, ni siquiera el vigilante sabe de qué va la cosa -Cris recarga encogiéndose los brazo-. Como mucho habrá sido una culebra.

      -¡Ay perris que asco! -digo mientras escupo al suelo.

      -Sí una culebra, estás muerden y salen también al atardecer y no son venenosas. Sea como sea, volvamos a la entrada de Villa Lima, que ya está ocureciendo.

    De modo que echarnos a correr por el bosque hacia el  bar que está a la entrada del parque, donde se encuentran también las pistas de tenis y la secretaria del club. Cuando llegamos, Barrantes, vemos a un montón de gente alrededor de una mesa. Isafea está echada encima de ella y parece medio muerta. Pero luego, cuando nos acercamos, nos damos cuenta de que en realidad está medio viva. Llora y sorbe por la nariz, y se aprieta la mano. El enfermero de turno, que está cerca de allí le da un pinchazo en un brazo.

     -¡Bueno, ya está! -dice acariciándole el pelo despeinandola mientras Isa esbosa una sonrisa-. Así evitamos problemas.

    Autoseguido se aproxima un tío que está siempre en la secretaría del club y que hasta el año pasado daba clases de tenis y coge la mano de Isabel para verla, mira el punto donde ella asegura que le ha mordido la serpiente; y él sonríe y sacude la cabeza reecolocando la mano de ella a su costado.

     -Puedes levantarte ya, no corres ningún peligro, te ha mordido una culebra. Hemos desperdiciado un antídoto -le dijo el vigilante con voz sensible.

       -¿Ven? -se vuelve Cristina hacia nosotros y extiende sus brazos-. ¿Qué os había dicho? Una culebra, y el vigilante ni siquiera se había dado cuenta.

        -Pero, ¿cómo podría saberlo si no reconoció la mordedura?

        -Bastaba que Isabel le dijese si tenía la pupila vertical o redonda.

         -¿Quién la serpiente?

        -¡Sí claro Hanelyn!

        -Estás como una cabra. A ver si lo entiendo, uno se cae, a continuación le muerde una serpiente y según tú. ¿Qué debe hacer? ¿Cogerla y abrirle el ojo para ver como lo tiene?

         -¡Claro! Porque en caso de que la pupila, sea vertical se trata de una víbora. De todas formas, la mordedura no te la quita nadie..., ¡pero al menos sabes de qué especie se trata!

Hanelyn ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora