Permanezco en silencio y sigo besándolo, y me pierdo en ese beso. Led..., Led... Peri ¿es esto el amor? ¡Y sabemos a sal, a mar y a amor! Bah, sí quizá sea eso.
Nuestros labios son muy suaves, como cuando luchas sobre uno de esos botes neumáticos y resbalas, pierde el equilibrio y te ríes y caes al agua; y posteriormente tragas un poco, te ríes y reemprendes la lucha. Sólo que la nuestra no es una lucha. ¡No! Los nuestros son besos dulces, primeros lentos y después repentinamente veloces que se mezclan con el viento de la noche, el ruido de las olas y el sabor del mar. Y yo respiro profundamente, casi lo susurro entre dientes.
-Por fin...
-¿Por fin qué? -dice él, mientras susurra entre dientes.
-Por fin has vuelto a besarme.
-¿Eh? -me sonríe en la penumbra-. No sabía que te había gustado.
Está vez la que sonríe soy yo, y no sé que más decir. ¡Claro que me gustó! Quizá en ciertos casos es mejor no decir nada para no parecer banales, de modo que sigo besándolo tranquila y me gusta, porque siento que me acaricia lentamente en la mejilla, luego introduce su mano en mi pelo y yo apoyo mi cabeza en ella... ¿Sabéis ese tipo de cosas que se ven en ciertas películas y que te gustan a rabiar? E incluso se oye una música a lo lejos como la de Elierdi, que siemore es la misma, una música más fuerte que la de cualquier discoteca pero esta vez toca Decidiste dejarme de Camila.
<<Me envenenaste el silencio. Se fue mi aire detrás de ti, me arrebataste hasta el suelo, tiraste y me rompí. Y fue una bomba de tiempo, todo el dolor que dejaste aquí(...) Tu decidiste dejarme, tu disparaste primero ni se te ocurra acercarte. No te perdono ni quiero.>>
Esas palabras aunque no son las de la ocasionan me conmueven ya que no quiero que pase eso entre nosotros. Cierro los ojos y canto para mis adentros mientras lo beso tranquila, serena, segura, pero de repente..., escucho algo. Un movimiento extraño. Dios mío, ¿qué será? Quizá me haya confundido. ¡De eso nada! ¡Es mi cinturón! ¡Sí! ¡Socorro! Ha metido la otra mano en mi cinturón. ¿Mí cinturón? Sí, me lo está desabrochando. Y ahora, ¿qué hago? Menos mal que lo resuelve todo él.
-¿Puedo? -me pregunta esbozando una sonrisa.
¿Y qué le dices en un momento similar? <<Claro, por favor>>... ¿Claro, por favor? ¡De eso nada! O: <<Sí, sí, aprovéchate>>... ¿Aprovéchate? No, ¡no puedo decirle eso! Es decir, un poco me lo imagino... Pero no sé muy bien lo que de verdad está sucediendo. Al final asiento a medias con un gesto de la cabeza. Y Led no se hace de rogar. Acelera de repente y parece que le entra un hambre repentina y respira cada vez más de prisa, de modo que casi empieza a preocuparme. Jarra, se agita, lucha con mi cinturón. Y al final gana la batalla e introduce la mano en mis vaqueros. Pero aquí frena de imprevisto, lo siento...y, por suerte, su mano está caliente, y se desliza por el borde de mis bragas. Leduard me da un beso más largo, como si tratase de tranquilizante y, después, sin preámbulos, mete del todo su mano.
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Interrumpo mi relato. Bebo un poco de agua, bebo lentamente mientras las miro.-¿Y entonces? -Cynthia está nerviosísima.
También Fabiana parece inusuamente atenta.
-Sí, sí, ¿y luego?
Cynthia me sacude los hombros con las manis hasta el punto de que casi me hace derramar el líquido.
-¡Venga! ¡Adelante! ¡Sigue!
Y come sin cesar todos los trocitos posibles de chocolate que encuentra en el plato, unas briznas minúsculas que levanta apoyando sobre ellas sus dedos recurrentes antes de llevárselas a la boca. Le sonrío.
-Y después... Me tocó ahí.
-¿Ahí? ¿Ahí...? -pregunta Cynthia abriendo asombrada los ojos, estupefacta. Apenas puede creer lo que acaba de oír.
¡La verdad es que, a veces, es absurda!
Fabiana ha recuperado su autocontrol y da sorbos a su granizado, como si nada, como si todas las mañanas escuchaste un sinfín de cosas parecidas. A continuación coloca el vaso en el platito con la mayor fineza que la caracteriza y me mira a los ojos, luego de dar 2 pestañazos sexys. ¡Todo una artista!
-¿Y? ¿Te gustó?
-Eh, sí, sí... ¿Te gustó? -dice haciendo coro la pelirroja.
-Bah, no lo sé... Me hizo un poco de...
-¿Un poco...?
-Un poco...
-¿De daño?
-¡No de eso nada! Fue muy cariñoso conmigo y dulce.
-¡En ese caso, te hizo sentir bien!
Fabi y su sentido práctico: ¡si no está mal, está bien!
-No..., me hizo...
-¿Te hizo...?
-Cosquillas.
-¿Cosquillas?
-Sí, cosquillas, quiero decir que me entraron ganas de echarme a reír. ¡Claro que no me eché a reír en su cara mientras me tocaba! No obstante, dentro de mi apenas podía contenerme. No sabéis cómo estaba...
-Oye, pero ¿dónde te tocaba? -dice Fabi mientra inclina ligeramente su cabeza.
-Ya te lo ha dicho.
-Sí, Cynthia pero no sé si fue por arriba.
-¿Qué quieres decir? -le digo interesada sin caer en lo que me había dicho.
-Ahora te lo explico. Perdone -y llama la enana, Fabiana, a la camarera-. ¿Me puede traer un papel y un bolígrafo?
-Sí claro.
La camarera resopla como si no fuese su trabajo y por descontado, no lo es. En cualquier caso, le pagan. También para ser amable, ¿no? Mientras la esperamos. Fabiana da un sorbo, esta vez al fondaje del granizado y nos sonríe segura de sí misma.
-Ahora os lo enseño. En cualquier caso, está más claro que el agua: es evidente que para Led era también la primera vez.
-¡Yo no se lo pregunté!-¿Qué tramas Fabilucha? -exclama Cynthia.
-Calma chicas, cálmense. Ahora os lo explico...
Justo en ese momento llegan a la mesa un papel y un bolígrafo.
-Aquí tenéis muchachitas. Luego devolvedme el bolígrafo por favor. -retirándose autoseguido con cara de intrigada también.
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Hanelyn ©
Novela JuvenilHanelyn es una chica optimista y alegre de quince años, que al igual que las muchas de esta edad quiere hacer más cosas de las que le permiten sus padres, su paga semanal nunca le alcanza para todo lo que le gustaría comprar y tiene la cabeza llena...