Hanelyn ©

Capítulo 1

    Septiembre es un mes que me gusta mucho, a pesar de que vuelve a empezar el colegio. Todavía puedo ir vestida con ropa ligera, como a mí me gusta. El verano es estupendo; el mar, la plata, remover la arena con los pues trazando círculos, ¡y haciendo enfadar al encargado de los baños, que debe aplanarla por la noche para que a la mañana siguiente esté impecable! Las sombrillas me parecen inútiles, ya que nunca estoy debajo de ellas. La toalla grande con animales que siempre tengo llena de arena; jamás he podido entender por qué las de los demás están más limpias que la mía. El verano es mi estación favorita. Pero volviendo al tema, septiembre es precioso, aunque sería mejor si no hubiese colegio, que fue el último mes de vacaciones, pero entero. Me han dicho que hay universidades que empiezan en octubre. ¡Ellos si saben lo que es la vida!

   Acabo de comprar mi nueva agenda. La estreno cin pocas ganas de escribir. Sí, porque la cerdad es que me gusta más el sonido del teclado para enviar sms y correos electrónicos y, cómo no, hablar por Whatsapp y Messenger. Pero claro, es necesario tener una agenda de papel para el colegio, así también puedes guardar las dedicatorias de tus amigas.
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     Entramos a las 8.00am, y eso es ya de por su dramático. Desde el principio resulta todo muy interesante: la de Tecnología nos ha pedido que hagamos un paralelapedo, disculpa paralelepípedo, con una cartulina negra y que compremos un cuaderno de dibujo de hojas cuadriculadas.

       -Traes también tres cuadrados de cartón de 15cm de lado, unas tijeras, pegamento y lápices HB -nos ha dicho.
 
   Pero bueno, ¿qué se cree que soy? Por suerte, acaba la hora y, sin darnos tiempo a respirar, entra el profesor de Inglés. En una mano lleva el habitual maletín gris destrozado y, en la otra, un lector de CD. Nos miramos estupefactos. Nos escrita desde letras de sus gafitas de culo de botella.

     -Mañana debéis traer una agenda con índice para anotar el vocabulario nuevo de la canción que vamos a escuchar. Obviamente quiero que tragáis también los deberes de las vacaciones y dos cuadernos. ¡Prepárense en todo!

     ¿Cómo que todo?¡Pero si acabamos de empezar! Tengo la impresión de que este año las cosas van a ir mal. Fabiana me pide la agenda y se la pasó. Veo que garabatea algo en la página correspondiente al 18 de septiembre. Pasada media hora, me la devuelve. Leo:
      Palabreandro. Arreglárselas: reparar el Range Roger de papá. Bovino: rumiante gordo aficionado al vino. Cósmico: cómico espacial.
       Dejo de leer y la miro, en el momento de que no sé que decir, se hecha a reír.

      Mauricio, el profesor de Español, termina el inventario.
     -Para mañana escribid en el cuaderno cuáles eran las necesidades de vuestros padres cuando eran pequeños.

     Pero, ¿de qué habla? ¿Las necesidades de cuándo eean pequeños? ¿Necesidades? ¡Qué carajo le importa eso a él! Y como si nos hubiésemos puesto de acuerdo todos en el salón nos empezamos a reír a carcajadas.

     Al final, pude salir de mi primer día. Es obvio que tendré que apurarme para poder salir con Fabi y Cynthia.

       -Nos vemos a las 2.30pm, habrá que hacerlo todo en hora y media.

      En efecto, nos esperaba una visita consabida. Pero, pensándolo bien en el verano que acabé de dejar he besado por primera vez. Vale, no es un título original estoy de acuerdo, pero las cosas  sólo son extraordinarias en la vida de la persona a las que la suceden. Y, en cualquier caso, ésta os la quiero contar como sea; mejor dicho, todavía recuerdo cómo se la conté a mis dos amigas íntimas.

     Cynthia es una chica fantástica. Se come todo lo que le ponen por delante, te roba incluso la merienda si me descuido, pero en dibujo es un hacha y por eso se lo perdonas todo. De hecho, pasa los deberes a media clase y se aprovecha de las circunstancia para hacerse con las meriendas que más le gustan. La mía, pan con aceite y Nutella, es sin lugar a dudas la más apetecible y la que, por tanto, desaparece en primer lugar.

      Fabiana, es una especie de princesa: es bajita, delgada, guapísima, elegante, con un no sé que de aristocrático que parece diferenciarla de las demás, pero luego, de repente, sabe ser tan divertida que cualquier duda sobre ella queda despejada. Aunque a veces es de un pérfido.

      En cualquier caso, estamos a principios de septiembre, acabamos de volver de las vacaciones y es el primer día de clase.
    -¡Yujuuuu! -grito como una loca.

    -¿Por qué es tan contenta?
   Llego morena como nunca, con el pelo tan que parezco sueca, una de esas artistas que surgen de repente tipo Rapunzel, vaqueros rigurosamente descartados, los pies descalzos, guitarra en manos y mirada lánguida. Bueno, yo era poco más o menos así, exceptuando la guitarra y los pies descalzos. Dios mío, durante un tiempo probé también a tocar ese instrumento, pero ¿sabéis esas cosas que heredas de tus hermanos y que pruebas a hacer bien por ti misma y al final te rindes porque entiendes que no estás hecha para eso? La guitarra en cuestión era de Enzo, pero ahora se ha comprado una nueva. Yo mala, él bueno en la música.

     Bueno, la verdad es que creo que que todos estamos dotados para algo y que muchas veces lo comprendemos demasiado tarde. Aunque también es cierto, como dice el profe Mauricio, nunca es demasiado tarde para nada. Y yo creo que he encontrado mi pasión y que, en cualquier caso, si es esa, he necesitado 14 años para hallará, es decir, el tiempo necesario para entender algo con profundidad, mirar alrededor y elegir.

     ¿Acaso soy la única en tardarme en encontrar a sí mismo?

     No hay nada más bonito que una elección; y yo he elegido.