Noche, una noche encantada, ligera, hechizada. Noche de estrellas fugaces, de deseos absurdos y locos, casi asombrosos. Era la noche de esa semana en que cada uno expresa su deseo más íntimo siguiendo las estrellas fugaces. Todos estábamos allí, en la orilla, Cristina, Ray, Isafea, que se había recuperado de la mordedura de la culebra, y un montón de personas más. Pero sobre todo, Leduard. No habíamos vuelto a hablar desde el día de que nos habíamos besado. Casi me había evitado. De vez en cuando, intentaba captar su mirada, pero él parecía no verme. Es decir, me daba cuenta de que, a pesar de que él miraba en mi dirección, cuando trataba de encontrarme con sus ojos jamás me lo permitía, su mirada nunca se cruzaba con la mía. Era como si me rehuyese.
Bah, no hay quien entienda a ciertos chicos. Aunque a decir verdad, tampoco tenía muchos ejemplos de comparar. Leduard era el prinero que había besado ... y sobre todo, ¡el único!, por eso no me preocupaba, al contrario, en cietta manera me hacía sentirme más segura. Si ya sé que no me estoy explicando muy bien, pero hay cosas que, cuando las pruebas, van así y basta. En fin, que estábamos todos alrededor de un patín habíamos extendido algunas toallas sobre la arena y nos habíamos sentado intentando mantener el culo seco, pero la hunedad era tan alta que al final acabévcon los vaqueros un poco mojados.
-¡He visto una! He pedido mi deseo.
-¡He visto otra!
-¡Yo también, yo también la he visto!
-¡Pues yo no consigo ver ninguna! -creo que me están tomando el pelo. ¿Cómo es posible aue sean ellos los únicos que las ven siempre?-. Disculpad... Quiero haceros una pregunta. ¿Qué pasa su dos ven la misma estrella? ¿El deseo vale la mitad?
Todos miran mal. Pero, sea como sea, yo les he transmitido la duda. Veo que Ray escruta, a Led, que Leduard mira a Isafea, quien a su vez, mira a Cris que, tras mirar al resto del grupo, en ocasión se limita a encogerse los hombros.
-No lo sé -admite derrotada.
Y para mí eso supone ya una gran victoria. Después, trató de recuperar terreno.
-No, en una ocasión leí en Science Junior que, en cualquier caso, la estrella fugaz es un simple reflejo de algo que sucedió hace años luz, y que vale por completo para el que la ve...
-Menos mal... -exclamó Leduard luego de un suspiro.
Luego Elierdi saca de su funda oscura, de piel, una guitarra último modelo, según asegura. Elierdis Orozco es un tipo que viste de manera impecable. Bueno, al menos eso dice él. No hace sino vanagloriarse de sus elecciones y citar toda una serie de tiendas que yo, si he de ser sincera, no he oído mencionar en mi vida. Lleva camisas absurdas de rayas con un supercuello azul celeste con superdoble botón y unos puños del mismo color. Además dicen que él también es muy rico, bueno es de Verona, pero a mi sólo me parece muy desgraciado. En estas vacaciones le ha pasado de todo. Por mencionar sólo una anécdota, el mismo día en que le robaron el coche a su padre, mientras estaba en la heladería que hay antes de llegar a Villa Lima, le birlaron la bicicleta. ¡De forma que el padre y el hijo se encontraron en la Villa y se lo contaron el uno al otro! Se abrazaron divertidos. Quiero decir que a ninguno de los fos preocupaba lo más mínimo el robo. A ver quién es el guapo que de atreve a negar que eso es un insultó a la pobreza.
-Esta guitarra la usó Alex Britti en su primer concierto -al ver que nadie se lo creía acentuó:-. Quiero decir que es el mismo modelo...
-Ah...
Y empieza con unos acordes. A continuación mira la luna como si buscase inspiración. Permanece así con los ojos cerrados, en silencio, delante de la hoguera que hemos encendido. Tengo la impresión de que no se acuerda de la letra de ninguna canción. Sea como sea, al final se encoge d3 hombros y se lanza.
-Sí tienes el pasado cultivado con errores,ven corre, te lo cambio por un ramiro de flores. Si tienes la mirada perdida en aquel desierto...
Lo sabía, lo sabía. Es la misma que cantó hace un año. ¡La verdad es qué, con todo el dinero que tiene, en lugar de comprarse una bicicleta nueva se podría pagar algunas lecciones de guitarra.
Me acerco a Leduard y se lo digo al oído:
-Creo que sólo sabe ésa...-Ven. -se echa a reír y me coge de la mano.
Casi nos caemos al fuego y nos quemamos y saltamos con las dos piernas y nos reímos, y nos alejamos corriendo hacia la oscuridad de la noche, con la respiración entrecortada a causa de la carrera, y me arrastra tras él y nos hundimos en la arena fría. Apenas puedo seguir sus pasos.-¡Eh, ya no puedo más!
Y, de repente, se detiene delante de una barca con una vela grande que está apoyada allí en unos caballetes, con la proa de cara al mar. Casi parece estar lista para adentrarse en el agua, hacia la oscuridad de un horizonte desconocido. Pero no es así.
-Por fin... Ya no aguantaba más.
E inesperablemente me atrae hacia sí. Y me da un beso que me envuelve, que casi me rapra, me aspira, me succiona. Bueno, no sé como explicarme. Todavía no tengo tanta práctica. Pero, en fin, que se apodera de mí y me deja sin aliento, sin fuerzas y sin pensamientos. Y os juro que la cabeza comienza a darme vueltas, y entonces abro los ojos y veo las estrellas. Y por un instante veo pasar una luz por encima y me gustaría decir ahí esta, mi estrella fugaz, y querría expresar mis k deseos, pese a que al final sólo tengo uno: ser feliz. ¡Y ya! ¡Ya lo soy! ¡Soy feliz!
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-¡Hanelyn vieja! -Pssss, me dice Fabiana y se coloca un dedo cerca de los labios mostrándome que había alzado la voz.-¡Déjala Fabi, no ves que está excitada! -y suelta una carcajada en aquella cafetería mucho más alta que mis exclamaciones.
-¡Ayy ya Cynthia déjame ser feliz! Al menos nosotras hemos besado a alguien. Pero y a tí, aún no conozco uno.
-Bueno ya paren y sigue a ver como terminó la noche. -dice la ricachona.
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Hanelyn ©
Novela JuvenilHanelyn es una chica optimista y alegre de quince años, que al igual que las muchas de esta edad quiere hacer más cosas de las que le permiten sus padres, su paga semanal nunca le alcanza para todo lo que le gustaría comprar y tiene la cabeza llena...