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Ha pasado una semana y a pesar de que ha sido difícil, no me he dirigido a Ximena para nada, ni en persona, ni por chat. Claro que me duele pero puede ser por mi propio bien, no puedo seguir brindándole corazón y tiempo, a quien posiblemente no le valgo mucho. Ella tampoco me ha escrito, ni se ha acercado a hablarme, después de todo ella es quien tiene que dar la cara, yo todo lo que hice, lo hice en forma de cariño y amor, ahora ya todo se acabó, ya todo moriría en este momento. Mi nuevo propósito era terminar el año bien, era seguir cada consejo de Alejandra. Ella también estaba pendiente de mi, en el salón yo estaba detrás de ella, por lo que ella volteaba en cada momento y me preguntaba que como estaba y como me sentía, era algo bonito y especial tener a alguien que te escuche y se ande preocupando siempre por ti con el fin de superar todo un pasado. 

Pasó otra semana y ya me sentía más fuerte, en ocasiones quería escribirle a Ximena pero por más que lo pensaba y lo analizaba no lo hacía, ella seguía sin buscarme también. Y simplemente mi sentimiento cambio, me sentía mucho más tranquilo, un poco más seguro de mi mismo, y había entablado incluso una bonita amistad con Alejandra. En cuanto a Ximena aún la quería obvio, le tenía un bonito cariño pero era mejor estar así separados.

Una tarde me encontraba haciendo trabajos como de costumbre, pero esta tarde era diferente, era una tarde tranquila, era como si no existiera nada más que eso, tranquilidad, estaba sereno y decidí en hacer algo como agradecimiento para Aleja, después de todo, esa tranquilidad se debía a ella. Así que salí y compré una chocolatina Jumbo, y en una hoja de papel, comencé a escribir una carta de agradecimiento por todo, envolví la chocolatina con la carta y al día siguiente se la llevaría a ella, pero no se la daría de frente, sino más bien, sería un poco más misterioso y sorpresivo, en algún momento del día me quedaría sólo en el salón y se la empacaría en la maleta, de tal forma que cuando llegara a su casa la encontrara allí. 

Al día siguiente, fui muy cauteloso y aproveché la oportunidad para quedarme en el salón solo y dejarle el pequeño detalle en su maleta, de algo estaba seguro y es que bien sabía que en el colegio no se daría cuenta porque para cada clase sacaba nada más el cuaderno correspondiente, de los cuales tenia de forma organizada en la maleta, y la carta se la dejé entre los cuadernos de las clases que ya habíamos visto por ese día, cuando llegara a la casa tendría que sacar los cuadernos ya sea para hacer trabajos, o para empacar los correspondientes a las clases del día siguiente. 

En la mañana siguiente, ella entró como si nada al salón, me saludó y se sentó en su puesto, sin decirme nada más. ¿Acaso era posible que a todas las personas a las que le diera un detalle, después de recibirlo entran en un estado de indiferencia?, no lo podía creer, sin embargo no quise crear mis típicas películas, y decidí seguir con mi día de forma tranquila. Empezó la primera clase, eran por lo menos 2 horas sentados en el mismo pupitre mirando al frente y colocando atención. Al final de esta clase,  Alejandra se volteó a verme y me dio las gracias, me dijo que recién se había dado cuenta del detalle y que había leído la carta durante la primera clase, noté en su rostro una felicidad verdadera y bonita, pero estaba claro que gracias a ella, yo ahora era feliz y vivía un tanto más tranquilo.

Llegó el tan esperado momento de todo estudiante, el fin del año escolar. Nuestra última oportunidad de vernos con Alejandra era en el grado y en la fiesta que se desprendía de esta. Pero días antes de nuestro grado, tuvimos lo que sería la entrega de notas de recuperación de aquellos estudiantes que tenían nota bajita para pasar alguna materia, y claro, uno de ellos era mi hermano, así que decidí ir al colegio por una última vez acompañando a mi hermano para saber su resultado, con lo que no contaba es que me iba a encontrar con Ximena allí también. Nos topamos cuando yo ya iba de salida, ella estaba en la entrada del colegio esperando su ruta, nos saludamos y decidí que iba a acercarme a hablar con ella. Simplemente no pensé en nada, solamente me acerqué y me senté a su lado. Hablamos un poco sobre nuestros grados, pues ella se graduaría de noveno y yo de once, y también le brindé unas palabras, le agradecí por la gran amistad que me brindó y por todo el cariño compartido, le desee lo mejor, y como acto final le di un gran abrazo y me despedí de ella. Pues esto era como el fin para los dos, ya no nos volveríamos a ver a diario, y sabía muy bien que en cuanto a comunicación se tratara, iba a ser bastante escasa.

Finalmente llegó el día del grado, un acontecimiento realmente importante para mi, en algún momento llegué a pensar en que Ximena me estaría acompañando en este cierre de ciclo, pero en vista de que no se dieron las cosas, decidí por no afectarme de ello y disfrutar de mi gran momento. Además luego de la ceremonia, vendría una fiesta inolvidable y esta si la aprovecharía al máximo. Y así fue, esa noche bailé todo lo que no había bailado en la fiesta anterior. Sacaba a bailar a todas mis compañeras y a mi familia también. Pero en especial buscaba bailar con Alejandra, esta vez si hablaría con ella al bailar, pero a diferencia de la vez anterior, en esta ocasión yo la aconseje de algo que sucedía con su novio, y de paso le agradecí por todo nuevamente, le desee lo mejor, le dije cuan valiosa era y le prometí que siempre estaría ahí para ella, sin importar nada. Ella me abrazó en medio del baile, fue un momento realmente especial. Desearía volver a repetir esa fiesta solamente para repetir ese baile con ella y ese abrazo único e incondicional.

Un Amor Puro: Un Amor Imposible *[COMPLETA]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora