Me resultaba tentador la manera en la que mueves tus caderas al ritmo de la música, mi vista estaba lejos de apartarse de esa acción tan sensual.
La música estaba fuerte, y los cuerpos sudados chocaban en mi piel, algunos empujaban un poco más fuertes, otros intentaban gritar por encima de la melodía un borracho "permiso", yo solo me concentraba en ese vaivén delicioso que me brindas.
Estas a tres metros de mí, con un vestido rojo estrecho que recalcaba tus escasas curvas y que posiblemente demoraras en quitar cuando llegues a casa.
Abandonas la pista y vas a por el trago, ese que tanto te gusta, dulce, como deben ser tus labios, y el barman te conoce y sonríe en un intento de coqueteo, iluso, no le has dicho que eres mía, ni siquiera tu lo sabes.
Me acercó casual a tu espalda, posiblemente suave a mi tacto rudo. No te hablo, ni siquiera me detengo a mirarte, solo te siento, siento como te mueves alrededor de mí, como hablas con esa voz tan atractiva que me hace imaginarte entre mis brazos.
Te tomas la bebida de un trago, eso esta mal pequeña, muy mal, luego no estarás consciente y tus amigas son unas irresponsables, sobre todo la rubia, Agatha, me parece una niñata malcriada con mucha atención en las redes sociales, menos mal que tú no eres así, que tú eres perfecta.
Tus pasos son vacilantes cuando vuelves a tu mesa, tomas tu bolso y sonrío, al fin vamos a casa.
Odio los viernes en la noche, donde te empeñas en creer que estos bares son lo que necesitas y me arrastras hasta aquí teniendo que observarte lleno de personas borrachas e ignorantes.
Llegas a la calle y te tomas un momento para recibir el aire fresco de la madrugada, hago lo mismo que tú, la diferencia es que cierras los ojos, yo los mantengo en tu cabello, antes lacio y ahora con pequeñas ondas por las horas bailando. Tomas una goma de pelo que tienes en la muñeca y te haces un moño despeinado para ponerte "cazar taxis" no se demora uno en recogerte e imagino que le has dado tu dirección.
Subo a mi moto, coloco mi casco y corro entre la noche helada siguiendo tu taxi, imagino que debes tener frío, el escote que trae el vestido te deja mucha piel al aire libre, apuesto a que estas mordiendote el labio mientras haces fricciones con tus pequeñas manos en tus brazos.
Aparcó la moto en el mismo sitio, en lo que entras a tu hogar, nuestro hogar y sin importarte que las ventanas esten abiertas te empiezas a deshacer del vestido. Efectivamente, te ha costado, luego de 15 minutos de guerra ha perdido el cabrón.
Tu ropa interior de algodón blanco me da una imagen inocente, virginal, vas a entrar a la ducha, y aprovecho para entrar yo a la casa.
Todo el salón huele a ti, y tu desorden es divertido, avanzo confiado, cómodo con el sitio que llevo dos años visitando. La cerradura del cuarto de baño se acciona bajo mis dedos y en silencio me posiciono a tu frente.
─Hola, pequeña. ─susurro.
Y tu grito me hace avanzar con una sonrisa para empezar mi juego.
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Hope&Dreams.
AléatoireTodas las historias conllevan más de un personaje, lugares, líneas del tiempo, pero...¿Y si una historia tiene un montón de historias? Cada una con un relato pequeño, diferente a todos los demás. Esta idea me vino gracias a una persona que no le g...