Osa Menor.

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Me parece muy agresivo de tu parte no abandonarme ni en mis mejores momentos, cuando pienso que de una vez tomaste el camino del olvido, vuelves a sonreír desde el rincón del regreso.
¿Qué esperas para hacer lo que siempre prometiste? Cuando te enseñe todas las capas de mi ser y sacaste la conclusión de que esta mierda la arreglo sola.
Me he cansado de escribirte. Oler la camiseta que me regalaste aunque no quede ni rastro de lo que eres, de lo que fuimos. Supongo que ya no le hablo a nadie más de los libros que leo, pienso que alzaran su ceja y dirán que esas son tonterías, justo como lo hacías tú, antes de que tus dientes te delaten mientras tus ojos me observaban leer. Me alegra haberte pillado mirándome mientras dormía, me alegran tus besos cuando se formaba el caos en mi mente y con aterrizaje forzoso me ponías encima de ti, haciendo bailar mis caderas.
Me pase horas contándote los lunares, aunque creo que nunca abandone la mirada de la Osa Menor que tienes en la espalda, tú y tus constelaciones.
Nunca supe que esperabas de mí, nunca me dijiste, no sé si por falta de valentía, ganas o exceso de dudas.
Mis heridas tan profundas y la venda en mis ojos no me dejaba ver el mechero de tormentas que amenazaban encender mi corazón.

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