|| 𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟹 ||

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Sus suplicas no servían de nada, solo una perdida de saliva y energía en un caso perdido, en una vida perdida, no, en muchas vidas perdidas, personas que apreció, personas a quienes quería proteger, guiar y liderar

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Sus suplicas no servían de nada, solo una perdida de saliva y energía en un caso perdido, en una vida perdida, no, en muchas vidas perdidas, personas que apreció, personas a quienes quería proteger, guiar y liderar. Esos grandes amigos, los cuales jamás la abandonaron, deben de estar por las calles, en sus casas o tal vez por el bosque. 

Destello.

Varios huyeron a las granjas industriales, ella debe de ir para poder mínimo ayudar al poco numero de ghouls vivos, pero se detuvo. Una llama creció en su vientre, una ira la golpeó y su olfato se agudizó guiando su mirada ahora rojiza a la dirección proveniente de los desconocidos.

No permitiría que salgan victoriosos, no con tal facilidad, vengaría a su gente, a su raza.

Con agilidad y velocidad dio carrera al grupo de Aogiri a la distancias, estos pudieron escuchar el ruido para nada camuflado de alguien acercarse, se pusieron en posición de defensa y ataque ante el inminente enemigo nuevo.

Dos cayeron muertos por dos tentáculos respectivamente y los otros debieron de esquivar varias cuchillas cristalizadas provenientes del kagune. La cabellera blanca danzaba flojamente en el aire. La lluvia provocaba que los movimientos de la albina fuesen torpes y lentos, ella ponía todo de si para que la pesadez de su ropa, la incomodidad de la falda junto a los cuerpos mutilas del suelo no la llevaran a la muerte sin antes concretar su venganza.

Patadas, defensa, puñetazos, maldiciones. 

Un baile sagrado bajo la lluvia observado por el líder del grupo, quien esperaba que sus hombres lograran agotar lo máximo posible a la peligrosa ghoul. De uno a uno fueron muriendo en sus manos, más venían pero su destino no era distinto. No sabía porque, no, no recordaba cuando ni porque su cuerpo se encontraba tan acostumbrado a cargar con peso extra encima, con un peso que la haría palpitar por toda la noche sin dejarla descansar un poco.

Sus alas la cubrieron cuando un ghoul la atacó con su mismo tipo de kagune, pero fue cortado por la mitad con sencillez por la pequeña albina.

Una masacre por masacre, como el dicho, ojo por ojo.

𝐌𝐎𝐍𝐀𝐗𝐈Á; 𝐑𝐚𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora