Había ido a revisar el entrenamiento de Gianluca y de Raffaele para ver si necesitaban ayuda con algo.
-¡Agg! Porqué tiene que venir a mandarnos esa chica. Nuestro entrenador era Paolo, y lo llevábamos genial- dijo Gianluca.
-Sí, pero ahora ella es nuestra gerente.
-Una gerente no hace de entrenador- dijo con asco.
-Ya lo sé, Gianluca, pero no podemos hacer nada. Paolo no la llevó la contraria asique nosotros tampoco podemos. -dijo con rabia Raffaele.
-Sí no os gusta, salid del agua- dije cuando me acerqué.
Se me quedaron mirando con cara de asombro, pero en cuestión de segundos cambiaron a una expresión seria.
Los dos salieron del agua.
-Mañana haced lo que queráis- dije -Yo no soy entrenadora, pero sé de fútbol, lo he jugado, y he sido gerente. Ahora vuelvo a serlo y tengo experiencia. Sé lo que cada uno tiene que hacer, porque soy observadora, y os oí hablando. Esta super técnica sería perfecta para vosotros, pero si no queréis no lo hagáis.
Dicho esto les dejé una botella y una toalla a cada uno y salí de allí para ir otra vez al campo.
Cuando llegué hice sonar el silbato haciéndoles saber que el entrenamiento había acabado, y les mandé a todos a sus cuartos, no sin antes dejarles una toalla y una botella a cada uno preparadas.
Volví al albergue a preparar la cena.
No sabía ni lo que había en la cocina, pero algo se me ocurriría.-vamos a ver...- murmuré pensando en qué hacer para que todos cenaran bien- patatas... Pasta... Zanahorias... Arroz... Hay bastante comida entonces- sonreí.
Me lavé las manos y empecé a cocinar unas bolas de arroz rellenas de atún acompañadas por unos espaguetis a la boloñesa.
Cuando terminé de hacer la comida para todos les llamé para cenar, y coloqué los platos en las mesas.
-¿Lo has cocinado tú sola Laia?- preguntó el capitán.
-sí, pero ha sido fácil, asique no pasa nada.
-¿Tú no comes?- me preguntó Angelo.
No había preparado nada para mí porque no tenía hambre. Algo normal en mí después de salir del hospital por... Bueno, temas médicos....
-ya he comido, no te preocupes- le dije poniéndome a su altura para alborotarle el pelo. Este rió y se fue a sentar, pero la mirada seria de Paolo seguía encima mío.
-me voy ya a dormir, cuando acabéis dejarlo todo en el fregadero, lo fregaré mañana- dije para salir del comedor y dirigirme a mi cuarto.
Pero no fui la única en salir del comedor.
Subí las escaleras y en cuanto entré a mi habitación cerré la puerta lo más rápido que pude, pero un pie la frenó.
-No has comido, no hay nada en el fregadero- dijo la voz de Paolo. Yo tenía la cabeza agachada.
-Lo lavé y lo guardé, ahora voy a descansar -dije intentando cerrar la puerta, pero no me dejó, y en su lugar entró a la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
-Dime la verdad, Laia -la voz firme del capitán me asustó un poco, pero levanté la mirada para verle a los ojos. Esos ojos azul mar que me hipnotizaron nada más llegar.
-Estuve picoteando mientras cocinaba y ya no tengo hambre, es la verdad- mentí.
Nos quedamos un buen rato mirándonos. El sabiendo que le había mentido y yo intentando creerme esa mentira para que le pareciese más real.
Justo cuando iba a hablar alguien llamó a la puerta. Angelo.
-Lo siento, pero capitán, se te va a enfriar la comida y Gianluca y Raffaele están discutiendo...- dijo el pequeño chico.
Paolo se fue sin decir nada más junto con Angelo y yo cerré la puerta.
Suspiré y me tiré a la cama sin saber que hacer.
Cada vez que comía algo me echaba a llorar y pesaba por lo menos 20kg menos de lo que tendría que pesar.
El médico me dijo que tenía tca y me dio un horario con lo que tenía que comer cada día, pero no le hacía caso. Después del accidente de tren tuve que ir a un psicólogo, y para rematar, por culpa de la decisión de los médicos de decir que estaba muerta, caí en depresión.
Saqué las pastillas del cajón y cuando ya no escuché ningún ruido, bajé a la cocina. A la tonta de mí se me había olvidado un vaso de agua.Cuando bajé me encontré otra vez a Paolo.
Estaba de brazo cruzados sentado en una silla del comedor.
Decidí ignorarlo e ir a por mi vaso de agua.-¿No me vas a decir la verdad?
-No
-Eres la gerente, tienes muchas cosas que hacer, no puedes estar sin comer.
-Hoy no tenía hambre, mañana comeré.
Rendido salió del comedor, y yo salí detrás de él para ir a mi cuarto con el vaso de agua en la mano.
Entré y me senté en la cama, me tome las pastillas, me puse el pijama (una camiseta fina de tirantes color negro y unos pantalones finos cortos blancos con diseños de balones de fútbol) y me fui a dormir.

ESTÁS LEYENDO
no dejes de amarme (Paolo Bianchi)
FanfictionLaia Arai. Amiga de los integrantes del Inazuma, tiene un accidente de tren mientras iba camino a su casa. Por motivos personales tuvo que cambiarse de país, y acaban viéndose las caras otra vez en el FFI, sólo que esta vez se encuentran a una Laia...