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-¡Se acabó el entrenamiento!- grité después de hacer sonar el silbato.

-id a la ducha y en nada os llamaré para comer.

Todos hicieron caso, y entraron al albergue. Yo fui detrás de ellos, pero me dirigí a la cocina.

-No se qué hacer hoy... Aún no le pedí la lista a Paolo- murmuré.

Me puse los cascos y empecé a ver que había en los armarios y en la nevera.
Estaba escuchando someone to you mientras cocinaba las patatas. No pude evitar bailar al son de la música.
No pasó mucho hasta que alguien me quitó un casco. Miré a mi lado y estaba Paolo, con el casco que me había quitado en su oreja escuchando la canción.

-¿Quieres que te ayude?- dijo para devolverme el casco.

Creo que yo no podría estar más roja ahora mismo.

Concéntrate Laia, es el capitán, ¿No? Vamos, respóndele, sin miedo como tú sabes.

- a-am, claro, si quieres....- dije avergonzada.

No así no estúpida.

Quite los cascos y puse la música para que los dos pudiéramos escucharla mientras cocinabamos.
El ambiente estaba un poco tenso. Ninguno hablaba. Yo me dedicaba a cortar la verdura y él cocinaba algo de carne para el plato.

Empezó a sonar The one de kodaline

Mi canción favorita

Fue entonces cuando Paolo empezó a cantar.

-Tell me, tell me that you want me, And I'll be yours completely...

-...For better or for worse...- seguí la canción

Nos miramos y nos sonreímos un poco sonrojados los dos, el ambiente se había destensado un poco.

-the first day that I met you, I was never gonna let you, let you slip away...- continúe cantando por inercia.

-And I still remember feeling nervous, and tryna find the words to, get you here today...- continuó Paolo, sin dejar de mirarme.

Empezamos a cantar los dos juntos, cada vez más pegados, sin despegar nuestras miradas.

-You make my heart feel like it's summer, when the rain is pouring down.

-you make my whole world feel so right when it's wrong- canté

-That's how I know you are the one...

Empezamos a tontear con la canción de fondo, hasta que yo me empecé a mover.
Amaba esta canción, y no bailarla me parecía un delito, asique cogí a Paolo de la mano y le llevé al centro de la cocina para empezar a bailarla.
Estaba hipnotizada y no sabía si era por la canción o por esos ojos azul mar que tanto me encantaban, pero me gustaba. Me gustaba mucho.

Cuando la canción terminó nos separamos, y volvimos a cocinar mientras sonaba otra canción al azar de mi lista. El ambiente ya no estaba tenso, se sentía relajado. De vez en cuando los dos nos lanzábamos alguna que otra mirada, pero ninguno dejó de sonreír en lo que quedó de noche.

***

Ya habíamos terminado de preparar la cena, asique llamamos a todos a cenar.
Estaba a punto de irme a mi cuarto, pero un brazo me detuvo.

-Come, o este plato se perderá- era Paolo.

Me había hecho un plato de carne con arroz, esperando que hoy sí comiera.
No sabía que decir, no tenía mucha hambre, pero no podía resistirme a esos ojitos que me estaba poniendo.

-sí pones ojitos de cachorrito no vale- me quejé haciendo un puchero, a lo que él sonrió victorioso.

Me senté al lado de Paolo y de Marco y me quedé mirando el plato.
No quería tocarlo, no quería ni verlo. El simple hecho de saber que era para mí y que tenía que comerlo me aterraba, y lo único que quería en esos momentos era salir corriendo y encerrarme en mi cuarto a llorar.
Paolo me miraba atento, observaba cada movimiento que hacía.
Agarré el tenedor y cogí un poco de arroz, lo miré por un tiempo, sin saber que hacer. Estaba a punto de romperme ahí mismo.

-¿No te gusta? Puedo hacerte otra cosa si quieres- dijo Paolo, sin saber porqué no comía.

-No no, está perfecto, este plato me gusta - dije con alguna que otra lágrima en los ojos.

Me decidí y me metí la comida en la boca, rápido y sin pensar. No quería, no podía, el simple hecho de saber que después de esto iba a subir de peso y tendría que volver a lidiar con toda esa gente me aterraba. No quería llorar ahí en medio, no podía. Pero tampoco me gustaba ver a Paolo con esa cara.

-¿Puedo llevármelo a mi cuarto, capitán?

-Claro, luego iré a verte- dijo Paolo con tono preocupado.

Cogí la bandeja con la comida y subí a encerrarme en el cuarto.
¿Por qué me tenía que pasar esto a mí?

no dejes de amarme  (Paolo Bianchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora