Capitulo 3

500 43 5
                                    

Quiero hablar contigo respecto a TaeHo– dijo MinHo

Nervioso, Taemin se sentó y estudió a MinHo, como vestía impecablemente con su traje 

— Hoy no me siento muy bien – murmuró Taemin disculpándose — . ¿No podríamos dejar esto para otro día? 

— No, no podemos – respondió él, con un suspiro de impaciencia. 

— Me duele la garganta. Prepararé un café. ¿Quieres una taza? 

— Eres... – comenzó Minho, pero el salió de la habitación y al llegar a la cocina volvió a sentarse. El estaba allí para decirle que intentaba quitarle a TaeHo. Era muy de MinHo el dar el golpe mortal en persona. Todavía le sorprendía que no pidiera la custodia del niño cuando nació. En la corte y con un cargo de adulterio en su contra, no hubiera podido conservar a su hijo. La noche anterior, Taemin se negó a pensar en lo que quiso decirle y apartó el temor. ¿Sería posible que MinHo lo visitara sólo para discutir la educación del niño? ¿A quién trataba de engañar? 

— No apetezco el café – dijo MinHo, detrás de el. 

— En realidad no me importa lo que apetezcas o no – admitió Tae sin siquiera volver la cabeza — , mas no te quedarás con TaeHo. Pelearé hasta la muerte antes de permitir que me lo quites. 

— Esto no es una discusión – aseguró él 

— Busca el término en el diccionario, MinHo – le aconsejó Taemin — , descubrirás que nunca has tenido una. 

MinHo colocó una silla frente a el y se sentó. Durante el silencio que siguió, Taemin estudió la superficie de la mesa. El ver a MinHo dos veces en veinticuatro horas era más de lo que podía soportar. El no debió ir a su casa sin avisarle, como lo prometiera. Se sentía mortificado por estar con expresión adormilada. Le enfadaba pensar que al verlo en ese momento, pensara que tuvo suerte al librarse de el. 

— ¿Ya terminaste? – preguntó él. Tae tenía deseos de romper algo. 

— Di de una vez a lo que viniste – señaló. Tengo que estar en la tienda a las once – estaba tan enfadado, que no intentó ocultar el odio que reflejaba su mirada. 

— Creo que sabes por qué estoy aquí... y de lo que quiero hablar. Tae volvió a estudiar la mesa. 

— Quiero que mi intervención en la vida de mi hijo sea mayor. Una vez que él comience a ir a la escuela, ¿qué tan a menudo podré verlo? 

— En las vacaciones...los fines de semana – respondió el. 

— Aparte del hecho que es insuficiente, sucede que vivo en Seúl. Cuando asista a la escuela, no podrá estar conmigo todos los días. Ya es tiempo de hacer cambios – habló con tono frío — . ¿Por qué debo aceptar que mi hijo sea un  desconocido para mí? No es culpa mía que estemos divorciados. Te lo recuerdo, sin ningún deseo de ser desagradable, sólo quiero señalar un hecho. Taemin palideció. Bajo el suéter, el sudor corrió por su espalda. El sabía con precisión dónde y cuándo enterrar el cuchillo. MinHo lo consideraba una pecador, sin el derecho de ser el tutor de su hijo. 

Después de un momento él añadió: 
— ¿Qué significa para ti ese hombre...Kim? 

Al escucharlo, Taemin levantó la cabeza sorprendido. 
— ¿Jonghyun? ¿Qué tiene que ver con esto? 

Con mucha calma, MinHo se acomodó en la silla y apoyó una mano sobre la mesa. Parecía que estuviera en una reunión de negocios. 

— Te hice una pregunta – indicó él. 

— Siéntate a esperar la respuesta – respondió Tae y se puso de pie. De pronto comprendió lo que pensaba de el. Si lo llevaba ante la corte, haría cualquier cosa para ganar el caso. Si eso significaba destruir su reputación al sugerir que no era una buen padre, no se detendría a hacerlo. Cuando MinHo se proponía algo, ponía todo su interés en conseguirlo. 

Una Cruel Mentira Donde viven las historias. Descúbrelo ahora