VI. Ramo de flores

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Akutagawa había regresado a casa con un extraño sentimiento de felicidad instalado en su pecho, y es que no era para menos. Había arreglado las cosas con el chico tigre y ambos habían dicho sus sentimientos por el otro.

Así que no había nada que saliera mal a partir de ahora ¿Verdad? No se preocuparía de absolutamente nada mientras pudiera estar al lado de Atsushi. Aunque también no se reconocía, y es que el hecho de pensar que debía ser cariñoso y atento con el peliblanco, inevitablemente una mueca se le formaba en el rostro, jamás había hecho eso salvo con su hermana pero ¡vamos! eso no contaba.

Así pasaron un par de semanas donde se frecuentaban a escondidas de sus jefes, Chuuya y Dazai por obvias razones ya sabían sobre esa extraña no relación que estaban llevando sus subordinados, lo que sinceramente les daba cierta gracia. A Chuuya por el hecho de que Akutagawa le pedía a Mori algunas misiones cerca ya sea del departamento de Atsushi o la Agencia. Y a Dazai porque el peliblanco no disimulaba su nerviosismo y felicidad cuando el  castaño le preguntaba por el perro de la Port Mafia.

Aunque tampoco querían meterse mucho en eso ya que no sería correcto, bueno más bien el pelinaranja porque Dazai ideaba cada plan para hacer que fueran pareja pero siempre Chuuya lo frenaba y regañaba. Todavía recuerda como lo golpeó dos días después de que Akutagawa le había contado como todo estaba solucionado, el castaño feliz abrazó al azabache casi dándole un beso, por suerte tanto Chuuya como Akutagawa reaccionaron.

El azabache lo empujó sonrojado y asombrado mientras que el pelinaranja lo golpeó en los bajos gritándole que no se le volviera a acercar al pobre Akutagawa. El resultado fue un Dazai retorciéndose de dolor en el suelo, un Chuuya rojo del coraje y un Akutagawa sin salir de su impacto.

Así que una vez que todo estuvo tranquilo, ambos superiores le dieron algunos consejos de como debía tratar a Atsushi, Akutagawa escuchaba atentamente aunque algunos se le hacían realmente innecesarios.

¿Cómo creían la pareja que él iba a llegar a la Agencia con una flores? Eso era una humillación. Bueno, tampoco tan así, pero era algo que definitivamente descartó.

Chuuya le sugirió que lo llevara a cenar, pasará por él, fueran a un restaurante y después cerrar la noche llevándolo a su casa. No sonaba tan mal sino fuera por el hecho de que Dazai de broma dijo que se acostara con él al terminar la "cita".

El segundo resultado, Dazai siendo golpeado nuevamente por Chuuya pero ahora en su estomago. El pelinaranja gritándole que mejor se callara porque no aportaba nada bueno a sus planes. Akutagawa todavía se ríe al recordar el cómico momento.

Así que ahí estaba, caminando nuevamente hacia el departamento del peliblanco, estaba un poco nervioso y agradecía que su cara fuera inexpresiva porque solo así no ponía una mueca. Con sus manos dentro de los bolsillos de su gabardina como era habitual, se detuvo en una florería, tal ves no estaba mal la sugerencia de Chuuya, llevarle un pequeño ramo y ver su cara llena de felicidad pero también de asombro, si, era algo que definitivamente quería ver en Atsushi, así que aún dubitativo entró al pequeño pero acogedor local de flores encontrando a una anciana que regaba sus plantas.

— Oh, hola muchacho.— saludó aquella mujer con una sonrisa cálida— ¿Qué clase de flores buscas?— Akutagawa apretó los labios mirando a todos lados hasta que se encontró con un par de flores particulares que llamaron su atención, se acercó a ellas con un brillo en los ojos, la mujer se dio cuenta e inmediatamente sonrió— ¿Esas te gustan?

— ¿Cómo se llaman?— preguntó acariciando con sus dedos las flores.

— La que estas tocando se llama Camelia.

— Camelia.— repitió suavemente para después ver la que estaba a su lado— ¿Y ésta?

— Ese es un tulipán.— dijo mirando con ternura al azabache— ¿Nunca has comprado flores, muchacho?— Akutagawa negó aún mirando ambas flores.

Un instante || Soukoku/Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora