[Palacio real]
(Trono real)
En el trono sentado se encontraba el gran Rey Seti, junto a su esposa Tuya en compañía de su hija.
- Henutmire, mi hermosa hija, tu felicidad es aún mas deslumbrante luego de haberte casado con Disebek.- Dijo el gran faraón mientras deslumbraba una sonrisa pocas veces vista en el.
- Es cierto hija, transmites una luz digna de una princesa.- La reina al igual que su esposo compartian su felicidad.
- Madre, Padre, les agradezco sus halagos. Estoy muy contenta con mi casamiento, siento que Disebek y yo estamos listo para tener un hijo.
- Tu emoción me da años de vida hija mía, estoy seguro que me darás un fuerte y digno nieto guerrero.- Exclamó el rey levantando una copa de oro cargada con vino.
Las puertas de la habitación se abrieron dejando ver al jefe de las tropas y esposo de la princesa, Disebek.
- Ahí esta el futuro padre de mi nieto.- Dijo el Faraón apuntándolo.
- Mi soberano, es un honor tener su aprobación para ser el padre de su nieto. - Se inclinó.
- No me decepciones. Ahora cambiando de tema, ¿a que has venido ante mi presencia?
- Las tropas estan listas para ir al pueblo hebreo.
- Eso es excelente. Dijo el faraón mientras bebía de su copa.
- ¿Tropas? ¿Que esta ocurriendo, padre?
- Nada en lo que debas preocuparte hija.
- No me digas que aún tienes planeado matar a los bebés hebreos.- Expresó la princesa con tono de preocupación.
- Te dije que es un asunto en el cual no tienes que preocuparte, Henutmire. El rey cambió su expresión en el rostro.
- ¿Aún castigas mas a ese pobre pueblo hebreo? ¡No nos han hecho nada! No entiendo tu pensamiento contra ellos.
- No es lo que hicieron, es lo que podrían llegar a hacer. Ellos son una constante amenaza al reino. No me puedo permitir que esa inmunda gente siga creciendo en población. Lo más conveniente para el reino y aun más importante, para el orden cósmico, es que esos miserables no se conviertan en un problema.
- Pero padre...
- Es una decisión real, Henutmire.- No voy a perder mi tiempo discutiendo contigo. Ahora puedes retirarte.
La princesa se voltearia con cierta actitud enojada saliendo por la puerta.
- Mi soberano, si me permite me retiro.
- Ve Disebek, y recuerda que no quiero ni aun solo bebé hebreo con vida.
- Como usted diga mi señor. - El general se inclinó y se retiro.
- Henutmire tiene razón esposo, ¿ese pueblo no ha sufrido demasiado ya?
- Se exactamente lo que estoy haciendo, soy el faraón, soy un dios en la tierra ¿osas discutirme, Tuya?
- No es eso, solo digo...
- ¡Silencio! Esto es un asunto terminado. Ahora, cambiando de tema, ¿como se encuentra mi sucesor al trono?
- Ramsés de a poco esta aprendiendo a caminar, es un niño con mucha energía.
- Digno sucesor. Dijo el rey posando una sonrisa.
(Pasillo real)
La princesa y el general se encontraban hablando mientras caminan.
- No lo entiendo Disebek, mi padre tiene una obsesión por ese pobre pueblo, yo no lo entiendo.
- Henutmire, tu padre a veces tienen que tomar estas decisiones que para nosotros es incomprensible.
- Nunca lo comprenderé.
- Cambiando de tema ¿como te encuentras?. - Dijo mientras frotaba el vientre de la reina.
- Cada día siento que nuestro bebe crece a un ritmo acelerado.
- Eso me pone muy contento.
El general y la princesa se retiraron abrazados los dos. Mientras que escondida en una de las paredes reales Yunet escuchaba.
- Sería una pena que ese bebé no naciera. Exclamó mientras en su mano poseía una frasco vacío.
- Disebek, tu jamás tendras un hijo que no sea mio. Dijo mientras salía del pasillo.
*Tres días después*
Se escuchaban gritos desgarradores en el cuarto de la princesa.
El rey Seti, el general Disebek, La reina tuya y Yunet estaba reunidos mientras la princesa esta posada en su cama mientras Paser intentaba ayudarla a dar a luz.
Los gritos pararon hasta que que dominó un silencio total a causa de la princesa que se había desmayado.
- ¿Y bien Paser? ¿ Que ocurre?. - El rey tenía puesto su atención en la situación.
- El bebe... No sobrevivió.- Exclamo con una enorme tristeza.
Un silencio infernal tomo control del cuarto.
- Oh no. - Exclamo el general con lágrimas en los ojos.
- Henutmire estará destrozada cuando lo sepa.- La reina dijo mientras dejaba escapar unas lágrimas.
- Hija mía, lo siento mucho. - El rey tomó la mano de la princesa.
Henutmire con un gran esfuerzo abriría sus ojos.
- ¿P-padre? ¿Dónde esta mi hijo?. - La princesa dijo con preocupación al sentir la tristeza en el cuarto.
- Su bebé no sobrevivió señora, lo siento.- El Paser dijo con un tono de tristeza.
- ¡NO, NO PUEDE SER! ¡DÍGANME QUE NO ES CIERTO POR LOS DIOSES! .- Exclamó la princesa con los ojos totalmente repletos de lagrimas.
- Lo siento mi amor, lo siento mucho.- El general abrazo a la princesa.
El rey sin previó aviso salió de la habitación.
- Ve con el soberano, Disebek. Nosotros estaremos aqui con Henutmire.- Dijo la reina tomando la mano de su hija.
Disebek se levantó y partió siguiendo al rey.
[Rio Nilo]
El gran faraón se encontraba con una mirada perdida en el rió.
- Mi soberano.- Disebek haria acto de presencia.
- Sabés Disebek, he escuchado y visto el llanto junto con las lagrimas de miles de personas a lo largo de mi reinado, y ninguno nunca me han afectado tanto como me afectó ver a Henutmire en ese mismo estado. -Dijo sin apartar su viste del rio.
- Comparto ese mismo sentimiento mi señor.
- Mi hija esta destrozada, y yo estoy aquí sintiendome tan inútil al no saber ayudarla.
- No se culpe mi señor. - El general posó su mano sobre el hombro del rey.
- Desearía que los dioses me den una ayuda en esta situación.
- Mi rey, observe eso.- Disebek apuntó a las orillas del rio.
El rey junto con su general se acercaron al objeto.
- ¿Es una cesta?.- Pregunto el rey de Egipto.
- Asi es mi señor, y contiene a un bebé recien nacido.- Dijo el general abriendo la cesta.
- Por los dioses... Dejame verlo.- El rey lo cargo en sus brazos.
El faraón contempló al bebe mientras a su mente llegaban imágenes de Henutmire.
- ¿Mi soberano?
- Disebek, este bebé será el hijo tuyo, y de Henutmire.- El rey mostró una sonrisa pocas veces vista.
- ¿Cómo?
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Una historia diferente: Moisés y Nefertari
RomanceEn una historia donde los eventos de la novela son diferentes, Moisés es encontrado por el Rey Seti en el Rio Nilo. El faraón desarrolla cierto cariño hacia el hebreo, cambiando los sucesos ocurridos. (Moisés x Nefertari)