Una historia diferente: Moisés y Nefertari

Capítulo 16: "Larga vida al Rey Moisés"

Hoy todo Egipto se encontraba en la ceremonia de sepultura del Rey Seti, luego de embalsamarlo como la tradición lo indica, el cuerpo fue llevado en su ataúd especialmente diseñado para él.

Ante las calles del alto Egipto, el ataúd era llevado por varios guardias y acompañados por los sumo sacerdotes de todas partes de Egipto, todos ellos en camino a la tumba que fue diseñado para el momento de la muerte del faraón.

Acompañando se encontraban la familia real, siendo cargados por varios guardias la esposa del difunto, la reina Tuya en conjunto de su hijo, Ramsés, iban con unas caras totalmente desoladas por el momento, siguiéndoles el paso Moisés y la princesa Henutmire igualmente siendo transportados por guardias reales.

Aún más atrás, amigos cercanos de los anteriormente mencionados venían a paso lento y caminando con la tristeza del momento de luto, Nefertari, Paser, Karoma , Maya, Simut, Yunet, Nayla, Hur, Uri, todos acompañando en este delicado momento.

Ante las miradas del pueblo Egipcio y Hebreo, Moisés cada vez sentía la incertidumbre y miedo que el faraón haya muerto, el peso del reino del alto y bajo Egipto a partir de ahora caía sobre él, y no estaba seguro de poder estár a la altura de las circunstancias.

La princesa dándose cuenta de la mirada de su hijo tomó su mano, y con la voz más tranquila dijo.- No tienes por qué estar nervioso, hijo. Sé que los dioses te favorecerán, harás honor al recuerdo de tu abuelo.

- Gracias, Mamá.- Dijo Moisés mientras largó un suspiro.- Supongo que las cosas se me tornarán un poco complicadas.

- No digas eso Moisés, era un gran candidato a rey, y sé que gobernaras al pueblo de la manera más bondadosa posible.

Moisés solamente sonrió sinceramente mientras desvía su mirada al ataúd de Seti.

- "¿Por qué yo, abuelo?.- Pensó mientras se cuestionaba su elección al trono.

Vários días después

(Habitación de Moisés)

El jóven faraón se encontraba alistando para su coronación, con ayuda de su madre que consiguió las telas más finas de todo Egipto, Moisés se vistió con una túnica de color dorado que resaltaba su figura como nuevo rey, acompañando su vestimenta una capa de un color azul oscuro que imponía una gran elegancia, y por último, grandes goyas al rededor del cuello y dedos para darle ese toque final.

- Luces como un gran rey.- Dijo emocionada la princesa Henutmire.- No puedo creer que mi hijo hoy sea nombrado rey de Egipto.

Moisés solamente sonrió con un poco de vergüenza.- Ya mamá, no es la gran cosa.

- ¿Pero cómo qué no?.- Exclamó la madre del faraón.- Mi muchacho se convierte en el soberano del pueblo, estoy muy orgullosa de tí.- Exclamó Henutmire con los ojos brillantes de alegría.- Te amo, hijo.- La princesa lo abrazó con lágrimas en los ojos.

- Yo también te amo mamá.- Le respondió Moisés mientras le correspondía el cariñoso abrazo.

- ¿Interrumpo algo?.- Desde la puerta Ramsés entro con una sonrisa.

- No hermano, pasa por favor.- Dijo el nuevo faraón con una sonrisa.

- Ay no me digas, Henutmire emocionada por su pequeño niño.- Se burló Ramsés entre risas.

- Ya sabes cómo es mamá, siempre tan amorosa.- Dijo Moisés regalando una sonrisa a su madre.

- Bueno, sólo venía a verte hermano.- Dijo posando la mano en el hombro de Moisés.- Y si que te ves bien.- Ramsés miró la vestimenta del joven.- Mírate, rey de Egipto, quién lo diría.