Intolerancia a cerebros podridos 2/4

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En el momento en que fueron teletransportados dentro de la ciudad, pasaron dos cosas.

La primera es que Saturno proyectaba en cualquier pantalla el número de equipos con sus miembros y el tiempo que tenían para estar refugiados dentro de los edificios.

La segunda, en el cielo había una cuenta atrás de 24 horas.

El equipo de Alex fue extremadamente cauteloso, su formación era básica, los dos ancianos detrás, los niños en medio y los adultos en el frente. El anciano que no paraba de quejarse estaba callado y los turistas que criticaban cualquier cosa que veían sus ojos de pijos... siguen criticando en susurros todo lo que veían sus bellos ojos de rico prepotente.

Pasaron por un supermercado donde guardaron en la mochila de Jordi algunas raciones y linternas para la noche, se habían encontrado algunos equipos y Alex pensaba que quizás vería a Judy, pero solo se encontraba con las miradas cansadas de desconocidos que reaccionan asustados ante cualquier ruido, Alex y Jordi también se asustaban por cualquier cosa.

-Relájate, relájate, relájate maldición.- Repetía Alex.
-Ya lo sé, no hace falta que me lo digas.- Gruñó Jordi guardando sandwiches ya hechos.
-Me lo estaba diciendo a mi misma.- Alex susurró, pasando botellas de agua para que las guardara.

-Vámonos de aquí, será mejor si no gastamos demasiado tiempo.- Les advirtió su abuela viendo como Saturno les restaba tiempo para estar refugiados dentro de edificios, junto al niño pijo salieron afuera, donde los adultos montaban guardia junto a otros grupos. Todos tensos y ansiosos para que aparecieran los perseguidores.

-¿Falta algo más?- preguntó el hombre turista.
-Podemos agredir a los atacantes, busquemos armas.- dijo la mujer turista.
-Aquí es ilegal la venta de armas.- dijo el niño pijo.
-Hay muchas cosas que son armas.- Dijo la abuela sacando machetes de cocina ¿había machetes en el súper?.
-Vamos a por motosierras- dijo alegre Jordi.
-O bates de baseball.- Alex señaló una tienda de deportes, todas las bicis habían desaparecido, pero había una canasta llena de bates de metal y madera.

No fueron el único equipo en pensar esas cosas, dentro de la tienda había personas que empezaban una colección de objetos. Para que no sospecharan que la mochila espacial de Jordi, Alex puso algunas cosas dentro de la suya propia.

Caminaban despacio y en calles grandes, no necesitaban ser emboscados en los callejones gracias. Gracias a los drones que marcaban los límites de la ciudad no podían escapar de ella, estaban encerrados.


"Ding Dong, los perseguidores serán liberados en 10 minutos."


En algunas pantallas se muestra la figura de Saturno que estaba en el lago del parque.

-¿Saldrán de Saturno?- dijo el abuelo pesado.
-Mejor alejémonos del parque.- Dijo la tía de Jordi empezando a tirar de la abuela. Alex y Jordi le dieron la mano a Jade para tranquilizarlo y empezaron a correr lejos de Saturno.
-Habrá más distancia de Saturno si vamos hacia el mar- Dijo su padre, muchos grupos empezaron a correr, esta vez un poco más calmados que la última vez que Saturno les propuso una carrera.


"Ding Dong, los perseguidores serán liberados en 5 minutos."


Alex miró la gran pantalla del centro de la ciudad, Las paredes de Saturno empezaron a crear puertas negras cerradas, todos los adultos sujetaron un bate en sus manos con los nudillos completamente blancos.


"Ding Dong, los perseguidores serán liberados ahora."
"Empieza el juego ¡Corre y golpea, que no te atrapen!.
Les deseamos suerte."


Se escuchó un gruñido feroz, todas las personas se taparon las orejas, los cristales de algunas tiendas y ventanas se rompieron, tanto su padre como la tía de Jordi los cubrieron con sus cuerpos evitando los cristales que caían encima de ellos.
Las pantallas proyectaron las imágenes de las puertas de Saturno abriéndose, de ellas salieron centenares de Zombis, sacados de las películas más estereotipadas.

-¿Zombis?- preguntó Alex.
-Zombis.- Aseguró Jordi, Sara seguramente debía estar mordiéndose las uñas.
-Corramos- dijo el abuelo casi escupiéndoles, la pareja de turistas tomaron al niño en sus brazos y se adelantaron un poco más que ellos. ¿qué pasaba con la formación?

Saturno se está hundiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora