Cuando Alex se despertó se dijo que había sido solo una pesadilla.
Sus ojos estaban completamente abiertos, sus oídos escuchaban todos los ronquidos de las personas durmiendo, podía notar la delgada manta cubriéndola, podía notarlo todo, pero nada llegaba a su mente.
Sabía que tenía a Jade durmiendo a su derecha, pero no identificaba donde estaba su derecha, sabía que era de noche, pero no entendía qué era ser de noche. La confusión atacó a su cerebro privándolo de cualquier información de su alrededor, tenía miedo.
Y lo recordó, el calor de un meteorito abrasador rozando sus cabezas, los gritos de Sara, los brazos de Jordi apoyándola mientras temblaban.
Con movimientos totalmente torpes y erráticos se quitó la manta y arrastró lejos de la gente, se sentía demasiado ansiosa, ansiosa por saber si la noche de estrellas que le había quitado media vida había sido realidad o solo un sueño que esperaba que se quedara en el fondo de su mente como una pesadilla.
Al igual que ese momento en que derribó al zombi de gran barriga, no había nada más en su mente que salir de esa tienda y ver el mundo que creía desaparecido. Tropezó y cayó de cara al suelo, pero nada de eso se registraba en ella, había algo en su mente que le gritaba que avanzara, mirara con sus ojos el mundo, grabara en su retina su ciudad, que saliera de esa tienda y le quitara a su corazón la agonía de la desgracia que había sido una pesadilla, que tercamente se repitiera que era una pesadilla.
Nada había sido real se repetía, sin embargo, la realidad que negaba era más terca que ella, salió de la tienda para ver y entender que la negación no altera la realidad, por mucho que ella se repitiera que era solo una pesadilla, la pesadilla era real, no estaba escondida en el armario o bajo su cama, la pesadilla estaba ahí, con su ciudad destruida y la gente con ojos llenos de cansancio.
Ahí estaba la pesadilla, ahí estaba Saturno, flotando en las aguas tranquilas de un parque que había permanecido inmancillable, la figura oscura que antes reflejaba románticamente las estrellas en sus paredes le resultaba horrenda.
Saturno, las estrellas y la realidad eran horrendas.
-Alex- aun tirada en el suelo y sin expresión Alex miró a su espalda, ahí estaba su familia, ahí estaba Jade, Alex levantó los brazos sin saber que estaba pasando, pero ahí estaba Jade, Jade estaba corriendo hacia ella, llorando ruidosamente como el niño que era en su pecho. Jade estaba bien.
Su padre la abrazó por la espalda, sentía su pecho golpear su espalda, escuchaba sus palabras sin entenderlas, sentía el amor.
Ahí estaba su abuela, acariciando sus mechones y rezándole a cualquier dios inútil que se le ocurriera.
Aun sin poder controlar bien su cuerpo intentó abrazar más fuerte ese calor, enterrarlo en su pecho, oliendo el polvo y sudor de los demás, Alex estaba bien ahora.
***
-Mientras dormíais intentamos encontrar la causa de tal inconsciencia, parecía un estado de coma temporal. También parecen presentar una ligera anemia, además de atrofia muscular y debilidad- dijo algún médico, Alex lo miró aún aturdida en su especie de cama hecha de mantas.
-Algunos ligamentos estaba a punto de romperse, pero después de esta noche estos aspectos físicos desaparecieron completamente.- Tanto el alcalde como un gran grupo de médicos estaban reunidos hablando con las únicas cinco personas que habían despertado, ella y cuatro desconocidos, muchos de los de su edad aún estaban empezando a despertar, pero ni siquiera sabían cómo se llamaban, eran iguales a las primeras horas que había experimentado Alex después de despertarse.
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Saturno se está hundiendo
Ficción GeneralEl mañana llega para borrar la noche al amanecer, el mezquino Sol aleja las estrellas y hace que un cielo azul vacío aplaste la Luna, no queriendo vivir para verlo la Luna cierra los ojos, al igual que Alex no quería vivir para ver su mundo desapare...