El irresistible nuevo problema

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- ¿Y? – Alex me mira desde el otro sofá de la sala con una bolsa de hielo en el rostro magullado. - ¿Me vas a decir que hiciste?

Nunca había estado tan estresada. Ni siquiera para una prueba. Mis manos sostienen mi cabeza en las rodillas y mi frente arde de preocupación.

Me muerdo el labio inferior mientras digo:

- Lo abofetee.

- ¡¿Qué?! – mi hermano salta del sofá y me mira asombrado. - ¿Lo abofeteaste? – asiento aun con mi labio inferior entre mis dientes. - ¿Tú? ¿Tú lo abofeteaste? – parecía no poder creerlo. Ruedo los ojos frustrada y me dejo caer hacía atrás. - ¿Abofeteaste a Tyler Mikael alias el rey de toda la escuela? ¿Ese Tyler?

- ¡Sí! ¿Por qué es tan difícil que lo creas?

- Porque, bueno, hermana. Siempre has sido... bueno, tú. – lo fulmino con la mirada.

- ¿A que te refieres?

Se perfectamente a que se refería. Siempre mis hermanos me han creído la hija perfecta que nunca a hecho algo malo o ilegal y... bueno, tienen razón, pero por supuesto que puedo golpear a un chico malo en su cara cuando se comporta como un maldito gilipollas y golpea a mi hermano.

Allie siempre me había dicho que tenía que soltarme un poco y salir del ''castillo''. Ella es mi mejor amiga desde siempre. Nos conocimos en el Jardín de niños y no nos hemos separado desde entonces. Es esa amistad eterna que se une más con el tiempo y tenía razón. Tengo que disfrutar la vida al máximo, conocer a chicos, enamorarme, emborracharme, sacar una mala calificación. Eso era vivir la vida para ella.

¿Quién sabe?

Quizás ahora era mi oportunidad de no ser siempre la chica perfecta.

- ¿Tierra llamando a Jenny? ¿Estás ahí? – vuelvo a la realidad. Alex me mira curioso como si intentara deducir lo que estaba pensando.

- Si. Lo siento. – me levanto y aliso mi Jersey y arreglo mi banda de cabello.

Definitivamente jamás podrás ser una chica normal.

Cállate conciencia.

- Tengo que estudiar para un examen. Nos vemos en la cena. – después de decir eso salgo de la sala y escucho el sonido del televisor.

Claro que iba a ponerse a jugar videojuegos. Justo en ese instante lo recuerdo. Corro hacía la sala de estar y me asomo por el marco de la puerta.

- Ni se te ocurra decirle algo a Peter. – espeto. Alex quita la mirada del televisor y la pone sobre mí. - No necesitamos más problemas. – vuelvo a hablar y él asiente.

Nos quedamos unos segundos mirándonos hasta que Alex dice:

- ¿Puedo seguir con mi partida? No quiero que me maten. – ruedo los ojos y salgo, y esta vez no me detengo.

-

Paso toda la tarde estudiando y repasando la materia. Siempre me ha gustado mucho las teorías sobre la física y Peter me suele molestar cada vez que se me escapa un dato curioso en la cena.

Mamá llegó justo al mismo tiempo que papá. Había estado de compras todo el día con sus amigas y papá había estado trabajando. La verdad nunca paraba y pensar en eso me daba lastima, no sólo por él, sino que también por Peter y por mí. Yo no quiero trabajar todo los días de mi vida. También quiero libertad y eso debe de sonar muy tonto.

Demasiado, Jenny.

Ja Ja.

-

A la hora de comer, estamos todos sentados en un silencio incomodo después de que llegara Alex como si nada con su rostro magullado.

Siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora