Capitulo 00: Estrellas.

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A Izuku le gustaba el espacio, el infinito, tenía curiosidad de saber que había más allá de las estrellas que podía ver en la noche, conocer el cosmos.

Cuando era pequeño le gustaba salir de excursión con su padre, eran recuerdos borrosos, pero aún así podía recordar a la perfección el cielo nocturno. Tan grande, tan brillante, incluso más que las luces de una ciudad.

Recuerda haber extendido su mano hacia arriba, deseando tocar una estrella.

Lamentablemente para el, ese sueño sería igual de imposible que tocar una estrella de verdad. Su padre se la vivía en el extranjero, su madre beta cuidaba de él con mucha dedicación, y siempre se lo agradecería.

Cuando tuvo doce se presentó, su segundo género, un Omega, eso fue un detonante para su familia, su padre lo negó, él no quería un Omega como hijo, quería un alfa o por lo menos un beta, no solo una puta que servía para abrir las piernas, o eso dijo él.

Él había culpado a su madre diciendo que tenía genes débiles, también dijo que encontraría a otra persona que le diera lo que quería de verdad.

Izuku solo pudo escuchar esa discusión desde su cuarto, mirando fijamente la pared, un dibujos del cielo estrellado. Con cientos de estrellas grandes y pequeñas, pero también, deseando estar allá, y no en ese lugar, no en ese momento.

El pecoso nunca volvió a ver a su padre, él había cortado todo lazo que tenía con ellos, dejó a su madre a la deriva, sin nada, tuvieron que mudarse a un sitio más barato y pequeño.

Su madre tuvo que empezar a trabajar, con su poco estudio solo encontró empleos en cosas con mala paga. Con eso sobrevivían, cuando tuvo veinte y estaba empezando la universidad, su madre falleció en un accidente automovilístico.

Aparentemente el autobús en el que estaba su madre fue interceptado por un camión lleno de carga pesada, muchos fueron los que perdieron la vida, entre ellos su madre querida.

Izuku no tenía a nadie, no tenía amigos, no tenía un padre, y ahora se había quedado sin su madre. ¿Qué sentido tenía seguir con una lucha interminable?

Pero aún así, teniendo unas inmensas ganas de renunciar, siguió viviendo. Trató de trabajar y pagar sus estudios, pero la vida le seguía impidiendo que fuera feliz.

“Los omegas no pueden estudiar para ser astronautas”

Izuku odiaba muchas cosas del mundo, que las personas tuvieran estereotipos o que las subestimaran. Eso era algo que más odiaba con su ser. Aún así, Izuku trato de encontrar una brecha, por más que fuera pequeña, quería ser parte de algún observador de estrellas.

No supo cómo terminó siendo conserje de una planta, no sabía exactamente para qué se dedicaba la instalación en la que se encontraba limpiando, pero sabía que ellos estudiaban cualquier cosa que pudiera llegar del espacio.

Era lo más cerca que estaba de su sueño, ¿Verdad?

¿A quién quería engañar?

Ya tenía casi treinta, y lo más cerca que podía estar de las cosas espaciales era mirar cómo los científicos trataban y experimentaban con cosas que no sabía para qué eran.

Conocía muchas cosas del espacio, pero toda esa información solo las sabía por libros, nunca puso en práctica nada de lo que estudiaba.

Por lo menos los demás eran algo amables con el, si por amables se refería a ser ignorado todo el tiempo, como si no existiera. Quizás era mejor así, no tenía ningún tipo de problemas.

Tal vez debería rendirse, nunca nadie quiso darle una oportunidad para demostrar lo que podía hacer, no tenía los privilegios para tratar de mostrar algo.

Era solo una persona con una cuchara de plástico tratando de hacer un hueco en una pared de acero. Era imposible.

Quizás debería renunciar a ese trabajo y buscar uno mejor pagado, donde de verdad fuera valioso y le notaran.

¿Pero que otra cosa le gustaba?, No mucho, no tenía muchas ambiciones.

Izuku suspiro por milésima vez en el día, arrastrando su carrito lleno de agua con el trapero dentro, una escoba y otras cosas más. Debía limpiar una “sala especial”, donde según le habían dicho “ocurrió un incidente”.

Solo esperaba que no fuera algo parecido al alquitrán como la última vez de un “incidente”.
Entró en el lugar despacio, mirando como habían muchos tubos rotos en el suelo, y sustancias que no conocía.

—Esto me llevará horas…- murmuró sabiendo que debía tener extremo cuidado al tocar algo, ya fueran los vidrios o los líquidos en el suelo.

Algunos podrían ser hasta ácido, quién sabe, a veces le sorprendía lo indiferentes que eran las personas de esa instalación, nunca le advertían sobre cosas peligrosas o le daban las herramientas necesarias para trabajar.

Tan concentrado estaba, que no notó la gran sobre que estaba detrás suyo, Izuku sacó su escoba y empezó a barrer con cuidado los vidrios, olfateó el aire un par de veces al detectar una especie de aroma a caramelo quemado.

Pero antes de que pudiera buscar el origen de tal aroma, algo lo enrrolló por las caderas y lo arrastró hacia la pared atrás suyo, el pecoso asustado soltó un grito ahogado.

Se quejó cuando su espalda y cabeza se pegaron contra la pared de concreto. Iba hablar, o gritar, lo primero que saliera de su boca, pero al ver una gran persona al frente suyo sintió como su cuerpo se heló por completo dejándolo mudo.

Ojalá y fuera una persona, o si quisiera entrará en la categoría de una persona. No conocía a nadie dentro de ese lugar que su piel fuera anaranjada amarillenta, además, parecía escamoso, como un reptil. Alto, muy alto, rondaba los dos metros y medio.

Podía notar un cabello amarillo cenizo en la cabeza del lagarto, también unos pequeños cuernos de color rojo a los lado de su frente, eran tan rojos como sus propios ojos, su pupila rasgada, que le daba un aspecto más animal.

Notó también que lo que lo tenía sujeto contra la pared y enrollado era una especie de cola escamosa y larga, que iba hacia la espalda del rubio. Bajando un poco su vista se percató que estaba completamente lleno de escamas hasta sus pies.

En lugar de pies, parecía tener unas garras afiladas y largas, ni hablar las de sus manos.

Izuku no sabía que decir, no sabía siquiera si el lagarto lo podría entender. El pecoso contuvo su respiración cuando vio al rubio agachar su cabeza hacia el, mirándolo con una especie de curiosidad, pudo notar unas cuantas escamas en sus mejillas y cerca de sus ojos afilados.

—Y-yo…- Izuku quería hablar, pero una especie de gruñido que salió del desconocido lo hizo callar de inmediato.

Una de las manos grandes, con grandes garras, se acercó a su rostro e Izuku cerró los ojos con fuerza, era su final, de eso estaba seguro.

Pero en lugar de bajarle el cuello como Izuku había supuesto, el rubio parecía tocar su rostro y cuello, con más delicadeza de la que creyó, pero aún así podía sentir las garras presionar contra su piel.

Sintió como el aliento del lagarto pegaba cada vez más cerca en su cuello, pronto sintió como se dirigió a la glándula de su aroma, soltó un pequeño chillido cuando sintió como una gran lengua rasposa pasó sobre ella.

—Hembra.- si antes la sangre de Izuku se había vuelto helada, ahora era de hielo. Sabía que estaba más que en problemas cuando vió al rubio apartarse ligeramente y mirarlo con una especie de sonrisa salvaje con sus dientes grandes y filosos a la vista.

—Ay no.- Izuku moriría, nadie iba ir para ayudar a salvarlo y nadie lloraría su muerte.

(...)

Pregunta, ¿Sabían que todos los reptiles ponen solo huevos? 7w7

Zaorycast. ✨✨

De las estrellas. (Katsudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora