Capitulo 2: Veneno.

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Izuku no sabía que estaba pasando, sintió la cola del lagarto suavizarse de su agarre, pero fue tomado fácilmente por las manos gigantes y llevado a una camilla que había en ese sitio.

Se sentía pequeño, muy pequeño ante tal presencia, además, era como un alfa, olía a alfa, era muy intimidante por ese lado también.

—E-espera, ¿Qu-qué está haciendo?- Izuku no sabía si el lagarto lo podía entender, pero por lo menos podría intentar, el rubio parecía emocionado, su aroma llenó de júbilo.

No era nada bueno, sabía que estaba en peligro, ¿Que tal si era comido?, No quería ser la cena de nadie en ese momento.

Izuku chilló de miedo cuando los botones de su camisa azulada fueron arrancadas fácilmente por esa filosas garras. Por debajo de su uniforme tenía una franelilla blanca, era de tela fina y casi transparente.

—¡Espera por favor!- Izuku exclamó sintiendo su cuerpo temblar lleno de terror, trató de escapar, patearlo, hacer algo para salir de allí, pero le fue imposible.

—Quieto pequeño humano, será mejor que no hagas nada estúpido.- el pecoso se congeló al escuchar como el rubio le hablaba, su voz rasposa y algo tenebrosa le había enviado más de un escalofrío al cuerpo.

No sólo le entendía, si no que también sabía exactamente lo que estaba haciendo. El Omega sintió como sus pantalones sufrían el mismo destino que su camisa, siendo destruidos por las garras del más alto, ahora solo cargaba su franela y ropa interior puestas.

—No entendiendo porqué los humanos tienen tantas cosas puestas sobre su cuerpo, me parece algo interesante e innecesario.- una garra negruzca tiró lentamente del elástico de su ropa interior, pronto escuchó como la tela de éste se desgarraba y el frío pegó en su piel más sensible.— ah, pero que cosita más curiosa.

Izuku sentía su rostro arder, sus ojos llenos de lágrimas de vergüenza y miedo. Nunca había estado desnudo frente a nadie, y ahora, era observado por algo que ni siquiera era humano, solo como un filete listo para comer.

—Shhh, no llores cosita. Prometo que haré que guste también.- Izuku abrió los ojos lentamente para ver al rubio, pudo notar como éste había retraído sus garras y sus manos solo tenían unas uñas algo cortas.

Sintió como una de esas manos grandes acunaba su rostro y quitaba con sus dedos las lágrimas que caían de sus ojos. Aún así no podía evitar sentir miedo, ¡¿Cómo podía no tener miedo en un momento como ese!?

Iba a ser usado por ese lagarto gigante, ¿Su primera vez sería con alguien escamoso?, A veces no creía la suerte que tenía, siempre fue un imán para las desgracias, pero no sabía que tanta.

—No quería usar mi veneno porque no sabré como vas a reaccionar a él, pero veo que es necesario hacerlo, además veremos si eres cien por ciento compatible.- Izuku no sabía de qué estaba hablando el rubio, pero pronto lo averiguó lo vio sonreír y de sus colmillos goteaba un líquido amarillento.

Iba a morir, había dicho veneno, eso significaba que lo iba matar para comerlo más preparado. Cerró los ojos cuando lo sintió agacharse, su cabeza fue echada hacia un lado y el aliento cálido del rubio pegó en su cuello.

Era su final, su destino, y ya lo había aceptado. Debió imaginarse que no llegaría a sus treinta vivo, de todas formas nunca tuvo algo de suerte en su vida y nunca pudo cumplir sus sueños, no tenía nada por lo que pelear para vivir.

Gimió de dolor cuando sintió como los dientes filosos del rubio se enterraban en su cuello, sobre su glándula del aroma. También sintió como algo caliente recorría su cuerpo desde su cuello, era algo muy caliente y abrasador que lo recorrió por su torrente sanguíneo.

De las estrellas. (Katsudeku./Omegaverse.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora