Denki sabía que haber dejado su hogar de esa manera tan precipitada y vivir solo en un lugar desconocido no iba a ser fácil.
Buscó en una tienda de segunda mano algo de ropa, encontrar un trabajo no le era fácil y dormir en un sitio cómodo era aún más difícil.Aparte de eso tenía que cuidarse de cualquier cosa, siendo un Omega y que no estuviera en un lugar seguro, lo hacía muy vulnerable. Solo tenía un par de días en la calle y se sentía morir, pero debía de hacer algo pronto, encontrar un trabajo rápido y un lugar en donde quedarse.
Sin embargo, sus planes fueron interrumpidos una noche, había encontrado un lugar lejos de la lluvia bajo un puente, aunque no era seguro para invasores que siempre buscaban aprovecharse de los más débiles, era tarde cuando escuchó pasos y risas provenir de personas desconocidas.
—¿Ven? Que les dije, vive aquí. —murmuró uno de los desconocidos y Denki entró en pánico, eran dos alfas y tres betas.
Nada bueno iba a salir de esa situación, nada, estaba más que en clara desventaja y no podría defenderse aunque quisiera, estaba seguro que si le daba un puñetazo a alguien, él era quien iba a terminar con la mano rota. El pensamiento solo hizo que tuviera más miedo, su aroma saliendo de él como una nube amarga extendiéndose rápidamente.
—¿Tienes miedo, eh, puta? Si chupas nuestras pollas bien, quizás podríamos considerar no ser tan rudos con tu trasero. —ellos se rieron, y Denki quiso correr, debía de hacerlo.
Se dio la vuelta para alejarse, sin embargo, un alfa salió de la nada al frente suyo y lo tomó del cabello. Soltó un chillido de dolor al sentir como su cuero cabelludo era jalado, fue arrastrado y llevado al frente en donde estaban los otros tipos.
De seguro que se había metido en territorio de alguna pandilla, aún así, Denki sabía que no importaba lo que les dijera, ellos no lo iban a dejar en paz hasta hacer y deshacer con él, ellos solo utilizarían su cuerpo hasta morir. Tenía miedo, al caer al suelo se protegió el rostro con sus brazos,por suerte tenía puesto una sudadera y eso lo libró de algunos raspones.
—Vamos, ¿No piensas decir nada? Es lindo escucharlos cuando ruegan para que nos detengamos. —el líder de esa banda se rió con cinismo, el Omega miró a los lados notando que estaba rodeado, estaba perdido.
—Están enfermos, ¡Malditos enfermos, mueranse! —les gritó sin dar su brazo a torcer, no le importaba lo que le fuera a pasar, de todas formas ellos no le iban a tener piedad de ninguna forma.
El alfa se puso serio, y los demás se acercaron hacia él, sabía que los molestó. Denki solo se resignó a su final y esperó por los golpes, aunque, la cosa fue que nunca llegaron. Una sombra se movió entre la oscuridad de manera habilidosa, jaló a los alfas y los estrelló contra el suelo o la pared.
Los betas sufrieron el mismo destino, Denki no pudo percibir quién era, pues solo era una mancha borrosa entre la oscuridad. Miró a todas partes con su rostro pálido y algunas lágrimas en sus mejillas, ni siquiera se había dado cuenta de cuando empezó a llorar, y no le importaba.
—No es muy varonil atacar a una hembra de esa manera y es menos varonil herirla, ese tipo de cosas en mi planeta se castiga con mutilar nuestros cuernos —de repente una voz sonó a las espalda del rubio, quien se giró rápidamente para ver quién era—, pero no estamos en mi planeta, y por lo que he visto la mayoría de los machos son así, siento lástima por ésta especie, a este paso no van a durar tres siglos.
El Omega abrió los ojos con asombro y miedo, algo, no alguien, algo gigante y de color rojo que parecía estar llenos de escamas como un lagarto, estaba parado allí mismo, a menos de tres metros. Aparte de alto y su color llamativo, podía ver una cabellera negra junto a una mirada rojiza. Dientes filosos y un par de cuernos, esa cosa rara le estaba sonriendo, no de una manera escalofriante.
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De las estrellas. (Katsudeku./Omegaverse.)
FanfictionLas estrellas, tan cerca, pero a la vez tan lejos. Izuku siempre admiró el cielo y las estrellas, soñando con llegar a tocar una, sin embargo el mundo siempre le había hecho saber que su sueño estaba más lejanos que las mismas estrellas del cielo. ...