El día que escribí su nombre en Hollywood.
Deo no estaba en su habitación, me sentí agradecida porque habría hecho el proceso aún más difícil.
Abrí el armario y saqué la pequeña maleta celeste, la puse sobre la cama y guardé cuidadosamente la ropa de Adara.
Me mantenía serena, ya había llorado demasiado esa noche, no me quedaban lágrimas que derramar. Ya no.
Miles se encontraba recostado en la puerta de la habitación, mirando a un punto en concreto, no había hablado desde que salimos del hospital, solo me había seguido al cuarto y ahora me observaba recoger el dormitorio.
Saqué su diario de mi bolso, lo había dejado sobre mi mesita de noche el día anterior, tras volver del hotel.
-Quería que te lo quedaras para acabarlo.- Susurró Miles al ver que lo dejaba en la maleta.
-Creo que no soy yo quién debería hacer eso.- Afirmé serena.
-Nat, a Deo lo amaba, pero tú la hacías sentir viva. Igual que lo que Adara hacía por Vania, por eso es tu turno. Termina lo que comenzaron ellas.- Lo abrí temblando, solo quedaban unas pocas páginas sin escribir.
Sospecho que Adara sabía lo que iba a pasar, por eso sacó unas batas de mi armario y le dio una a Miles y ella se puso la otra, jurando que era como si fueran viejos. Por eso le envió un mensaje a Idylla y llamó a Cristel, por eso abrazó a Nora y a Alyssa, por eso dejó que Yalena llorara todo lo que necesitara, por eso me besó como si fuera la última vez, porque lo era y ella lo conocía. Se sentó en la cocina y escribió algo, me pidió que se lo diera a Deo y yo se lo entregué a Miles, por si no lo veía en lo que me quedaba en Las Vegas.
Es curioso que Adara hubiera ido hasta Las Vegas por Vania y que yo estaba segura que no podría pisarlas de nuevo por la misma Dara, esa era la ruptura que nunca podría solucionar el tiempo. Quizá iría a California, a Nueva York, planeaba también viajar a Grecia, quizá ver a alguno de sus amigos cuando las cosas estuvieran más calmadas.
De repente alguien tocó la puerta con ímpetu, Miles se levantó y la abrió, dejando pasar a una Cristel con el pelo desordenado, casi estirándose de él.
-¿Y Deo?- Preguntó jadeando.
-No lo he visto desde ayer. ¿Qué pasa?
-He llamado a Diane, necesitaba escucharlo de ella.- Fue de un lado para otro, nerviosa.- No se lo contó Deo, fue Idylla.
Miles y yo nos echamos una miradita confundida.
-¿Qué?- Solté en un murmullo.
-No tiene sentido.- Coincidió él.
-A Idylla no le gustaba Miles, le gustaba Deo.- Comenzó Cristel.- Y todos sabemos que a él le gustaba Adara, por mucho que ella se negaba. Quería darle una razón a Deo para que la olvidara.
-¿Y cómo lo sabía Deo? ¿Por qué ocultó que fue Idylla?- Preguntó el moreno.
-Idylla se lo contó en el hospital.- Uní los hilos.- Por eso ella se fue de repente, Deo le dijo que se fuera.
-Y a Adara le dolió más lo que hizo Deo que lo que hizo Idylla, estaba intentando que le odiara a él porque sabía que Idylla no soportaría las palabras de Adi.- Continuó Cris.- Y Adara quería a Idylla, la consideraba su hermana. Nunca habría soportado que hubiera sido ella. En cambio, a él siempre lo vio un poco más cabrón.
-Pero se le olvidó que a Dara le hirió más Deo porque era él.- Dije.
-Deo no sabía que Adara lo quería hasta ese punto.- Susurró Miles.
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Su nombre en Hollywood.
RomanceAdara tomaba decisiones extremas cuando la situación la superaba. Ir a Las Vegas con el amor de su adolescencia y su grupo de amigos de los 16 era una de ellas. ¿O no lo era?