12 días antes de escribir su nombre en Hollywood.
-Nos estamos haciendo daño, Adara. Lo hago por ti, no soportarías más esto.
-¿Lo haces por mi? ¿Me has engañado porque te preocupas por mi?
-No lo planeé así, Adara, yo soy feliz con ella. Solo espero que tú consigas tener eso con alguien.
Cuando entré en la universidad yo ya no vivía con Deo, me había buscado un piso cerca de mi campus, pero aún así nos seguíamos viendo de vez en cuando, aunque con mucha menos frecuencia. Normalmente era yo la que cogía el tren para ir hasta su facultad, así que solía concurrir una pequeña cafetería cerca de la estación, mientras esperaba al tren.
La mayoría de tardes en las que yo pasaba un tiempo allí siempre me atendía el mismo chico, llegamos a hacernos muy amigos, se aprendió mi café favorito y mi forma preferida de tomarlo, yo aprendí absolutamente cada detalle de sus libros predilectos, su sueño era tener su propia librería, con todos los que amaba.
Yo me burlaba de su acento francés y él de cómo acababa manchada por todos lados cada vez que tomaba el café.
Su rostro mostraba facciones duras, pero siempre tenía una expresión agradable, sus ojos color miel transmitían calidez y su ligera barba le hacía ver más maduro y experimentado. Poco a poco comencé a perder el tren por quedarme hablando con él, mientras el jefe nos regañaba divertido, hasta que dejé de ir por completo a ver a Deo y sustituí mi vivienda por la de Guillian.
Era acogedora y me hacía sentirme menos sola. Nuestra relación tenía todos los indicios de, al menos, comenzar de una manera positiva. No obstante, ninguno de nosotros estaba preparado para una relación y eso se vio reflejado en nuestras acciones. Yo aún tenía pesadillas, lloraba y a veces me daban ataques de ansiedad, él no lo soportaba, lo sabía, aún así fingía hacerlo. Yo sentía la necesidad de sorprenderlo, de ser un retrato que él pintara a su gusto, él me enseñó que no era sano, que estaba equivocada. Creo que nunca llegamos a amarnos, empezamos queriéndonos como amigos y acabamos tolerándonos.
Por eso se fue con Orelle, ella era preciosa, estaba dispuesta a ayudarle a cumplir su sueño y lo quería con todas las partes de su cuerpo, incluso aquellas que eran minúsculas. Le dio todo lo que yo, por culpa de la jaula mental en la que me encontraba, no pude, nunca llegué a darle lo suficiente porque yo no lo era. Guillian rompió mi corazón, más incluso que Deo, pero no me hizo perderme a mí misma, más bien, creo que me ayudó a encontrarme, me ayudó a despertar y enseñarme a dar el primer paso, a tomar la iniciativa, porque no éramos eternos, no lo somos.
Y aunque eso yo ya lo sabía, era totalmente consciente de que era imposible garantizar un mañana, no salí de mi zona de confort, no hice todas aquellas cosas que juré hacer, desperdiciaba mi vida sin aventurarme en algo, sin cumplir un sueño. Somos egoístas, desagradecidos e ingenuos.
Te estoy esperando fuera.
No había pasado una buena noche, me encontraba un poco mal, pero finalmente conseguí dormir. Me levanté al día siguiente por la tarde, exactamente cuando Natasha me envió el mensaje. Dudé un poco antes de contestar, había desperdiciado toda la mañana y esperaba pasar un poco de tiempo junto a mis compañeros de viaje. Aunque, Deo no estaba en la habitación y agradecí que me hubiera dejado descansar.
¿Para...?
Llevarte al mejor sitio de Las Vegas.
Vacilé, pero finalmente le respondí que esperara unos diez minutos. Me apresuré en la ducha y me puse ropa casual, asumía y esperaba que no fuéramos de fiesta, aún era muy temprano para eso.
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Su nombre en Hollywood.
Storie d'amoreAdara tomaba decisiones extremas cuando la situación la superaba. Ir a Las Vegas con el amor de su adolescencia y su grupo de amigos de los 16 era una de ellas. ¿O no lo era?