-¡Arriba dormilona! es hora de ir a la escuela- Miguel entra gritando a mi habitación, abriendo las cortinas.
-Shhh- le respondo arrojándole una almohada a la cara- Ya estoy despierta, no hay necesidad de tanto ruido.
-Mamá hizo el desayuno, así que te apuras antes de que se enfríe.
-Ya voy, ya voy- me levanto de la cama y me dirijo al closet mientras Miguel sale de la habitación.
Hoy quiero ir simple a la escuela, nada demasiado formal como acostumbro normalmente. Unos simples jeans oscuros, una blusa blanca, un collar llamativo y mis converse blancos. Normalmente acostumbro peinar mi pelo en un chongo muy alto, pero hoy decido llevarlo suelto, así que rápidamente me paso la plancha por el cabello y listo.
Hago mi cama súper rápido mientras me pongo los tenis y salgo corriendo escaleras abajo hacia el comedor, donde me esperan mamá y Miguel. Papá murió tres años atrás en un accidente automovilístico, aun lo estamos superando, pero todo va bien. Miguel y yo nos queremos demasiado, somos muy unidos y creo que eso nos ayuda un poco en la situación que estamos pasando.
-Hola mamá ¿Cómo amaneciste?- le pregunto mientras me acerco y le doy un beso en la mejilla.
-Bien gracias- ella también me da un beso en la mejilla- Apúrate porque si no, no llegan a la escuela.
-Ya voy, ya voy, no se desesperen.
Miguel y yo desayunamos rápido, nos despedimos de mamá y nos vamos a la escuela. Como Miguel ya tiene 18, ya puede manejar legalmente, por lo tanto es el nuevo chofer oficial de la casa, aunque él no lo acepte.
Llegamos a la escuela justo a tiempo, la verdad es que como está tan cerca de casa no hay necesidad de levantarnos tan temprano para poder llegar, por eso siempre llegamos a la hora exacta de entrada.
Salgo corriendo del carro para que no me cierren la puerta, pero en eso choco contra alguien y casi me caigo de no haber sido porque él me detuvo.
-¡Perdón! ¡Perdón! No veía por dónde iba- levanto la cabeza para ver de quien se trata.
Y adivinen quien era. Tadeo, justo yo tenía que ser tan tonta para chocar contra él. Pero cómo no, solo a mí me pasan esas cosas.
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La Historia de Zoffia
RomansHola, soy Zoffia, tengo 16 años y vivo en Madrid, España. Mi mayor problema: Estoy secretamente enamorada hasta el cerebro de un niño que ni siquiera se dignaría a dirigirme la mirada. Pero eso va a cambiar, es más, tiene que cambiar muy pronto, por...