Hoy me desperté temprano, le gané por algunos minutos al despertador, no tengo ganas de levantarme, pero tengo muchas ganas de ir a la escuela, lo sé, hay veces que ni yo me entiendo.
Me levanto de la cama y abro las ventanas, me encanta sentir los rayos del sol en la mañana y el aire fresco entrar en mi habitación mientras me arreglo. Me vestí rápidamente y me ondulé un poco el pelo, mamá siempre me dice que si sigo aplicando tanto calor a mi cabello voy a terminar pelona, pero ya saben, tiendo a no hacerle mucho caso aunque sepa que lo que dice es verdad y sé que algún día me arrepentiré, pero por ahora vivo el día a día, el mañana ya vendrá.
Tengo esa manía todas las mañanas de checar que tengo todo listo en mi mochila y que nada se me olvide, no me gustaría que sobrevivir todo un día en la escuela sin plumas o lápices, tener clase de matemáticas sin calculadora o soportar el regaño de una maestra porque olvidé su libro en casa, pero de todas formas siempre siento que olvido algo, nunca salgo de mi casa segura. Y claramente hoy no fue la excepción, tenía esa cosa en la cabeza diciéndome que estaba olvidando algo, pero decidí no darle tanta importancia, todavía era muy temprano y de seguro en el desayuno me acordaba que era.
La casa estaba muy silenciosa y un poco oscura, de verdad se notaba que le había ganado al despertador, ya que nadie se había despertado todavía.
La cocina estaba sola y limpia, tal como a mí me gusta. Saber que puedo cocinar tranquila y a gusto me encanta, así que decidí que hoy me tocaba hacer el desayuno para todos. Abro las puertas de la alacena para ver qué puedo hacer de desayuno, en el refrigerador hay muchísimas frutas frescas, por lo que decido hacer un smoothie y en la alacena había masa para preparar hot cakes, por lo tanto creo que hoy habrá smoothie y hot cakes para desayunar, que rico.
Tomo mi celular y pongo un poco de música en un volumen bajo, no quiero despertar a todo el vecindario y me pongo a cantar y a bailar mientras cocino.
Unos cuantos minutos después se escuchan los despertadores, el de mamá primero y unos segundos después el de Miguel, eso quiere decir que tengo poco tiempo antes de que bajen para terminar el desayuno y poner la mesa. Mamá es la primera en bajar, ya está vestida y arreglada y parece que tuviera horas de haberse despertado.
-Buenos días mamá ¿Qué tal dormiste?
-Buenos días Zoffia, muy bien gracias, parece que alguien se levantó muy servicial el día de hoy- dice en tono burlón mientras se acerca a darme un beso en la mejilla.
-Claro madre, me desperté hace una hora solamente para hacerte desayuno, pero parece que la enana me quiere robar el crédito- dice Miguel mientras baja las esclareas con el cabello mojado y los zapatos en la mano.
- JA -JA –JA, mira que risa me da- le sacó la lengua al mismo tiempo que termino de arreglar la mesa.
-Vamos a ver qué tan rico te quedó el desayuno, hermana- Miguel se sienta en la mesa y agarra el tenedor y el cuchillo a modo de gordo hambriento.
-Parece que nunca te alimento, Miguel, qué va a decir de mí la sociedad- dice mamá riéndose y se sienta en la mesa.
-¿Qué quieren de tomar leche, jugo o smoothie?- les preguntó señalándoles cada cosa.
-Smoothie- responden los dos al unísono. Me dirijo hacia la mesa con los tres vasos con smoothie en la mano y me siento al lado de Miguel.
-Antes de comer, a bendecir lo alimentos- dice mamá, pegándole en la mano cariñosamente a Miguel que estaba a punto de tomar un hot cake con la mano.
Después de la oración empezamos a comer todos juntos, parece que les gustó el desayuno porque no quedó ni un solo hot cake. El desayuno transcurrió alegremente entre bromas y risas, en algún momento la conversación se volvió un poco seria pero se terminaba rápido y volvían las risas.
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La Historia de Zoffia
Roman d'amourHola, soy Zoffia, tengo 16 años y vivo en Madrid, España. Mi mayor problema: Estoy secretamente enamorada hasta el cerebro de un niño que ni siquiera se dignaría a dirigirme la mirada. Pero eso va a cambiar, es más, tiene que cambiar muy pronto, por...