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Era como flotar en la bella nada, y a la vez tan doloroso como si la luz blanca en sus párpados fuera artificial, la falta de aire en su pecho y sentir la garganta rasposa

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Era como flotar en la bella nada, y a la vez tan doloroso como si la luz blanca en sus párpados fuera artificial, la falta de aire en su pecho y sentir la garganta rasposa. Una tortura.

Sentía su cuerpo levitar, quizás un ente se llevaba su alma y por fin sabría la respuesta a lo que sucedía.

De golpe sus doloridos ojos se abrieron ante la sensación de caer y se dió cuenta que seguía en la cama de la mansión. Shinobu aún descansaba a su lado acostada sobre su vientre, tan quieta que tuvo que acercarse y tratar de escuchar su corazón o si su débil respiración seguían ahí encontrando respuesta ganadora a la ruleta rusa que se formó entre sus pensamientos antes.

La sensación de dolor de cabeza y sed lo atacaron de inmediato, la luz del día solo hacían peores las cosas así que se levantó a cerrar las cortinas dando un salto cuando encontró otra de esas malditas mariposas muerta caer al piso justo al momento que Shinobu daba un quejido de dolor y casi parecía a la vez un respiro de alivio.

La observó unos segundos antes de empezar a caminar en busca de agua frotándose la cabeza con los ojos apenas abiertos.

Esta vez no hubo nada, ni recuerdos ni sueños raros y aún seguía allí sin entender que estaba pasando.

La luz del pasillo fue una tortura pero estaba agradecido de que la luz fuera más tenue en la cocina mientras tomaba una botella de agua grande y helada del refrigerador con un par de copas antes de subir a su habitación. Una vez dentro bebió el agua como si el Sáhara se escondiera en su garganta sobrando apenas algo para la expilar del insecto.

—¿Shinobu sigues viva? ¿Estas respirando? — preguntó al ver que seguía en ese estado empezando a asustarse.

—¿Kochou? — volvió a llamarla con voz ronca.

Pero después de unos segundos nada, no había respuesta, el frío en su espalda volvía a recorrer en el dejándolo en blanco tal y como la primera vez, mientras estiraba la mano buscando que está no temblace o más bien, dejará de hacerlo.

— Ahg, no lo sé, tú dime. Déjame dormir Giyuu anoche trabaje duro. — soltó sarcásticamente y en burla bajo una capa de amarga amabilidad.

Ahí estaba de nuevo, la Shinobu que él conocía.

El alma le volvió al cuerpo cuando ella rió tratando de cubrir su enojo aún contra la almohada sin ganas.

—Ahora duerme o sal pero déjame dormir un poco más. — exigió la actriz y lo cierto es que ella bebió más que él y apenas recordaba como llegaron a casa, no quería imaginar cómo estaba ella.

— Como quieras.

La cubrió de manera algo torpe con la sabana antes de levantarse con desgano pero una sonrisita tonta en los labios,  necesitaba su bitácora donde traía algunos apuntes y un boli de tinta oscura para anotar los detalles importantes.

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⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

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